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» Diario Cordoba
Fecha: 14/06/2025 03:49
La resistencia era esto. Estar dispuesto a ser el último de la fiesta para seguir bailando. La comparecencia de Pedro Sánchez no ha sido tan histórica, porque se ha mantenido fiel al molde de su estatua y a su propia música de fondo. Es decir: no se somete a una cuestión de confianza, no convoca elecciones y por supuesto no dimite. Ha agravado el gesto y no ha estallado en una risotada, como suele ante la oposición. Tocaba el rictus serio, la cabeza baja. Sabe bien el registro para cada momento y ayer la cartelera era de duelo. Aunque, siempre que no padezcas una posesión por la esencia del líder, más propia de la secta que del partido político, es evidente que Pedro Sánchez interpretaba un papel. Yo de esto no sé nada, estoy tan sorprendido como vosotros, me han decepcionado, ahora lo único que quiero es irme a sollozar privadamente; pero a la Moncloa, porque de ahí no me sacan aunque me quede solo. Y, si me tengo que poner el traje de plañidera, con dos tallas de más -para dar más pena-, me lo pongo. Es lo que parece Pedro Sánchez: el molde vacío de una estatua que llena según convenga. Este jueves la representación se ha elevado a drama de íntimo desencanto. No me esperaba esto, y ahora pido perdón. Sin embargo, antes ha interpretado otros papeles, casi siempre con éxito, y esa ha sido parte de su resistencia: me pongo el traje que haga falta siempre que el que siga dentro sea yo. Y si para eso tengo que hacer y que decir exactamente lo contrario de lo que prometí, luego todo resulta tan sencillo como responder que simplemente he cambiado de opinión. «Señor Rajoy, señor presidente, usted está asediado por la corrupción. Lo está. La corrupción, señorías, es veneno para la democracia. Y lo que prueba nuestra voluntad de extirparla es si somos o no firmes en su combate. Por eso, yo no voy a caer en el ‘y tú más’. Yo diré ‘y yo más’. Yo más contundente, yo más implacable, y yo más ejemplar cuando existan casos de corrupción en el Partido Socialista (...). Ayer en el Senado, señor Rajoy, pidió disculpas. Pero no se equivoque: ni al Congreso ni al Senado se viene a pedir perdón, sino a dar explicaciones, a rendir cuentas y a asumir responsabilidades políticas. Menos disculpas y más explicaciones». Esto se lo dice Pedro Sánchez a Mariano Rajoy el 29 de octubre de 2014. Todos sus seguidores lo saben, pero no se razona en una secta. Resistir es que no te importe ni un carajo desdecirte a ti mismo. Resistir a lo bestia -es decir: sin moral- es tachar rostros del álbum de familia -Ábalos, Koldo, Santos Cerdán, y otros cercanos que también pueden caer- y que sólo te importe estar ahí, continuar como sea, al precio que sea, aunque te quedes solo con tu resistencia. *Escritor Suscríbete para seguir leyendo
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