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Concordia » El Heraldo
Fecha: 14/06/2025 02:00
El programa económico implementado por el gobierno de Javier Milei muestra resultados contundentes en materia macroeconómica: superávit fiscal primario, reducción drástica de la emisión monetaria y una desinflación paulatina. Sin embargo, estas mejoras coexisten con un agravamiento de la situación microeconómica, que impacta de lleno en la vida cotidiana de los argentinos, especialmente de la clase media. Fortalezas Macroeconómicas En términos fiscales y monetarios, la gestión Milei ha logrado revertir un ciclo de déficits crónicos y expansión monetaria descontrolada. El superávit primario es el primero en más de una década, acompañado de una reducción de la asistencia del Banco Central al Tesoro. La inflación, aunque alta en términos interanuales, muestra una clara tendencia a la baja desde el segundo trimestre de 2024. Esto ha devuelto cierto grado de previsibilidad al mercado cambiario, ha favorecido la acumulación de reservas internacionales y ha mejorado la percepción de riesgo país. Sin embargo, la “cara oculta” de este ajuste es el brutal deterioro del consumo y el bienestar de los hogares. El informe revela caídas de hasta un 24% en ventas de shoppings, un desplome del 57% en librería y papelería, y del 37% en perfumería y farmacia. A esto se suma el impacto desproporcionado de tarifas de servicios esenciales: gas (+631%), transporte (+707%), electricidad (+390%) y agua (+350%). Los ingresos reales promedio de la clase media cayeron un 7%. El efecto tijera es contundente: los precios de los servicios esenciales crecieron un 33% más que los de bienes. Esto obligó a las familias a destinar un 59% de su presupuesto a servicios (10 puntos más que en 2023), resignando consumo en alimentos, indumentaria y esparcimiento. La aparente recuperación salarial del último trimestre no compensó esta distorsión; la calidad de vida sigue deteriorándose. La Paradoja Argentina: ¿Vamos bien o estamos peor? La gestión Milei presenta una paradoja evidente: mientras la macroeconomía exhibe señales de ordenamiento y mejora, la microeconomía refleja recesión y deterioro social. La estabilización lograda en las grandes variables no se ha traducido en un alivio para la economía real de las familias, especialmente para la clase media, que enfrenta un ajuste inédito en sus patrones de consumo y bienestar. Un Camino para Resolver la Paradoja El desafío para el gobierno de Javier Milei no es sólo sostener el equilibrio fiscal y la desinflación, sino lograr que estos logros macroeconómicos se derramen efectivamente hacia la economía real. Esto exige: 1) Políticas activas para recomponer el ingreso real de trabajadores y jubilados, 2) Reactivación del crédito al consumo y la inversión productiva, 3) Incentivos fiscales o programas de alivio para la clase media, especialmente en tarifas y servicios básicos, y 4) Un plan integral de crecimiento que supere la fase de ajuste puro y empiece a generar empleo privado genuino. Sin este giro estratégico, el riesgo es consolidar una macroeconomía ordenada pero una sociedad empobrecida y desmovilizada. La solución no puede ser elegir entre equilibrio macro o bienestar micro: ambos deben ser compatibles y complementarios si se quiere un modelo sostenible y socialmente aceptable. Límite temporal del ajuste Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que, hasta el momento, gran parte de la sociedad continúa acompañando este programa económico, soportando un enorme sacrificio cotidiano con la esperanza de que en algún momento la situación mejore de manera tangible. Sin embargo, la paciencia de las personas no es infinita: en Chile (1975), el ajuste duró 5 años antes de que las mejoras microeconómicas calmaran el malestar; en Alemania (1990) tomaron una década, en Brasil (1994) apenas 3 años, y en Grecia (2010) se extendió por 8 años. ¿Cuánto tiempo estarán los argentinos dispuestos a seguir acompañando este proceso? La gran incógnita, por lo tanto, trasciende la mera viabilidad económica del modelo de Milei: se centra en cuánto tiempo la sociedad argentina estará dispuesta a tolerar privaciones sin avances concretos. Si Milei logra sostener la estabilidad fiscal sin deteriorar aun más el consumo interno, los primeros frutos del ajuste podrían materializarse en unos 3 años (un año y medio más), ahora si persiste la recesión y la demanda interna deprimida, el consenso social que hoy sostiene el ajuste podría quebrarse, poniendo en riesgo todo el programa. La historia demuestra que una macroeconomía estable no pueda sostenerse mucho tiempo con una microeconomía en crisis. Por ello, el éxito del modelo dependerá crucialmente de la velocidad para que la micro se ordene. El segundo semestre de 2025 aparece como un punto de inflexión clave donde los resultados deben empezar a reflejarse en la vida cotidiana de la gente.
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