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  • Trucos para evadir fotomultas: entre la picardía criolla y una infracción grave

    » Primerochaco

    Fecha: 13/06/2025 23:13

    Aunque muchos conductores recurren a trucos caseros para “engañar” a las cámaras de tránsito, alterar o tapar la patente es una falta grave según la Ley Nacional de Tránsito. El especialista Pablo Aikel explica cómo funcionan realmente las fotomultas y por qué estos métodos, además de ilegales, resultan ineficaces. Desde que las fotomultas se implementaron como herramienta para sancionar infracciones de tránsito, no tardaron en aparecer inventos caseros y «trucos» para intentar eludirlas. Algunos conductores cuelgan CDs, embarran las chapas o colocan plásticos sobre las patentes con la esperanza de engañar a las cámaras. Pero más allá del ingenio popular —muchas veces inspirado en escenas cinematográficas—, se trata de faltas graves sancionadas por la ley. “Circular sin patente o con la patente adulterada está tipificado en el artículo 77 de la Ley Nacional de Tránsito (N°24.449) como una infracción grave”, advierte el especialista en seguridad vial Pablo Aiken, quien remarca que el uso de estos artilugios puede derivar en multas severas o incluso en la inhabilitación para conducir. Entre los recursos más comunes que se observan en la calle, Aiken menciona: Embarrar la chapa para tapar números. Colgar trapos o cadenas para tapar letras. Usar adhesivos, film plástico o placas traslúcidas. Doblar intencionalmente la chapa o descolgar la luz que la ilumina. “Algunos lo hacen con la excusa de que los radares están mal calibrados o mal señalizados, pero eso no justifica violar la ley”, explicó el experto. Cómo funcionan realmente las fotomultas A diferencia de lo que muchos creen, las cámaras no se activan por azar. Según Aiken, el sistema se basa en espiras metálicas instaladas bajo el asfalto, que detectan el paso de vehículos mediante sensibilidad magnética. Cuando un vehículo pasa a velocidad superior a la permitida, la cámara se dispara automáticamente. “No importa si vas a 60 o a 300 km/h. Hoy los equipos están preparados para registrar incluso a los autos de alta gama en plena aceleración”, aclara Aiken. Además, la calidad de las imágenes permite distinguir claramente si una chapa fue adulterada con cinta o barro. El GPS no siempre es tu mejor aliado Otro de los mitos habituales es confiar ciegamente en la velocidad que marca el GPS. “Aunque parezca más preciso, el GPS tiene latencia por la señal satelital, y eso puede generar errores de hasta 5 km/h”, explicó el especialista. Por eso, sugiere prestar atención al velocímetro del vehículo —tanto digital como analógico— para evitar multas por exceso de velocidad. ¿Y si me llega una multa que no me corresponde? Aiken reconoció que hay situaciones en las que los conductores reciben multas sin haber estado en el lugar. “Pueden darse casos de patentes mellizas o adulteraciones ajenas, por lo que es fundamental hacer el descargo con documentación que pruebe que no estuviste allí: un ticket de peaje, una boleta de estacionamiento o incluso el registro de una app de movilidad”. En la página de la Dirección Nacional de Vialidad, se puede consultar el listado de radares homologados, así como acceder a modelos de descargo para multas que no correspondan. Aiken también recordó que muchos radares no están debidamente habilitados, especialmente en municipios que colocan equipos sin autorización legal. ¿Prescriben las multas? Según el especialista, la prescripción de una multa depende de la jurisdicción que la emite. Algunas se vencen a los 2 o 5 años, pero muchas siguen activas indefinidamente. “Lo más común es enterarse al hacer una transferencia o pedir un libre deuda. Ahí saltan hasta las infracciones más viejas”. Por eso, la recomendación es no dejar acumular multas ni asumir que el tiempo las borra mágicamente. En la era digital, los registros cruzados entre municipios, provincias y Nación hacen que todo quede registrado. Conclusión: Tapar la patente para evitar una fotomulta puede parecer una picardía inocente, pero en realidad es una infracción grave, perseguida por ley y cada vez más difícil de ejecutar con éxito. Más vale respetar las normas y estar informado sobre cómo funciona el sistema, antes que poner en riesgo la legalidad del vehículo… y del conductor.

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