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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/06/2025 17:09
Ivan Noble recordo a su padre Iván Noble decidió abrir las entrañas de su memoria y de su corazón al publicar El doctor Álvarez contra los All Blacks. El libro camina entre la novela contemporánea, la biografía y la elegía, pero es, sobre todo, un acto de amor al padre, una exploración sincera de la vida familiar y ese lazo invisible que a veces ahoga y otras reconforta, pero siempre permanece. El cantante comenzó a escribirlo durante la enfermedad de su papá, cuando cada día implicaba convivir con la posibilidad de la despedida. De esos días brotó una historia atravesada por la melancolía, pero también por la curiosidad y el humor. En una charla exclusiva con Infobae en Vivo, Noble recordó con una precisión punzante: “Un día antes de que yo cumpla 50 años –a veces la vida es irónica en los símbolos–, cuando me preparaba para afrontar la segunda mitad de mi siglo, mi viejo cae en el baño desmayado, después de un cuadro de convulsiones y lo encuentra mi vieja. Hasta ese día era un hombre absolutamente sano, estaba mucho mejor que yo, absolutamente vital y gimnástico”. El golpe fue doble. No solo lo inesperado del episodio, sino la brutalidad del diagnóstico: “A los 73 años se le declara un glioblastoma, un tumor cerebral maligno, agresivo e irreversible”. Los próximos meses se tiñeron de un gris persistente. Noble convirtió esos días en palabras y el libro fue primero “la crónica de la enfermedad, de casi dos años de periplo muy penoso, pero emotivo, que tuve de ventana de la despedida de mi viejo”. Iván Noble junto con su padre (Instagram) Todavía hoy, el intérprete siente que escribir se convirtió en un instinto de supervivencia, y admite: “Yo sabía que iba a hacer un libro, no sabía cuándo, mi ambición era ser un escritor, y después de la muerte, cuando empecé a escribirlo, hubo momentos donde pensé que no tenía ningún sentido editarlo, que era una catarsis personal. Pero tengo un amigo, se lo mostré, y me dijo que para que no sea tan lúgubre, no hablara solo de la muerte, sino también de su vida”. Esa advertencia terminó de orientar el rumbo del texto. Cuando su padre murió, dice Noble, “lo primero que pensé fue en mi vieja” y de ese modo, ambos encontraron una forma de seguir: “De alguna manera fuimos sobrevivientes de eso, y a mí me salió hacer un libro”. El relato fue también una forma de explorar la memoria emocional: “La caja negra de nuestra vida, sobre todo emocional, es la relación con nuestros viejos. Los hijos varones con los padres, hay una cosa en que se define mucho en la vida de uno… ¿hasta dónde conocés la vida del tipo del que venís? Y hay un misterio que yo no sé si este libro me ayudó a develar, pero tampoco creo que uno tenga que ser transparente, todos tenemos sitios o lugares muy nuestros, y andá a saber si los que nos conocen terminan de saberlo”. Iván Noble y la visita al Luna Park con su padre Así, la historia devino paisaje íntimo. Noble puso en palabras cada desconcierto, cada carcajada en medio de la penumbra, cada recuerdo luminoso que el tiempo no logra borrar. Y desde esa fragilidad, ofreció su libro como un refugio para quienes todavía buscan entender, o simplemente abrazar, el misterio inagotable de la relación con sus padres. Con la voz temblando y la mirada encendida por los recuerdos, se atrevió a internarse aún más en el territorio de la memoria. Se preguntó en voz alta, como quien desarma su propia herencia: “Si uno tiene ganas de hacer genealogía, después de los 50 uno se pregunta cuánto de lo que sos tiene que ver con lo que te enseñaron y cuánto te moviste de ahí, cuánto funcionaste en espejo y cuánto quebraste y saliste corriendo de ahí”. En esas preguntas sobre el origen y el destino, asomó la certeza de que, por más huida, por más rebelión, hay marcas que quedan para siempre en la piel. Noble confió, con pudor y sin evitar la emoción, que llegó a escribir una canción para su papá. “La canté una sola vez en vivo, no la pude terminar y no volví a cantarla más, no puedo cantarla más porque no puedo terminarla”, reveló, al dejar entrever el abismo que hay entre el arte y el dolor, entre las palabras cantadas y lo que se quiebra por dentro. La portada del nuevo libro de Iván Noble Entre las escenas de infancia que navegan en el libro, una brilla especialmente: aquella tarde en que padre e hijo fueron juntos al Luna Park a ver Titanes en el Ring. Con una sonrisa que es alivio y nostalgia al mismo tiempo, evocó el combate soñado: “Era La Momia Blanca contra La Momia Negra”, dijo, y enseguida tradujo la magnitud del recuerdo: “Es como si hoy fuera ver Superman contra Batman”. Hubo una extraña circularidad en ese mismo escenario. Décadas más tarde, cuando Caballeros de la Quema llenó el Luna Park, el cantante, entre luces, gritos y la electricidad del show, buscó sin descanso el lugar exacto donde había visto el espectáculo de Martín Karadagián. “Cuando estaba en medio del escenario, entre el show y la adrenalina, buscaba a ver si recordaba el lugar donde estaba sentado”, compartió. Al ser consultado si en ese intento de memoria había encontrado también a su padre, después de un silencio, en el que flotaban todas las ausencias, admitió con ternura: “Lo encuentro seguido”. Ese encuentro, invisible pero constante, se cuela en los días y en las canciones, en un Luna Park colmado o en una melodía que nunca logra terminarse. Porque, aunque la vida avance, el lazo permanece: hecho de recuerdos, canciones inconclusas y la certeza de que, a veces, el amor más hondo se sigue buscando en la penumbra del recuerdo. La entrevista completa a Iván Noble
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