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Chajari » Chajari al dia
Fecha: 13/06/2025 17:04
El jueves de esta semana se recordó el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. La primera conmemoración de esta fecha tuvo lugar el 12 de junio del año 2002, y fue patrocinada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el firme objetivo de llamar la atención a toda la comunidad sobre el problema que representa el trabajo de millones de niños, niñas y adolescentes en el mundo. Cada año, la OIT elabora consignas para abrir el debate sobre un aspecto específico de esta problemática. El trabajo infantil es un delito, pero el mundo no parece darse por aludido. Los números son estremecedores según datos del Fondo para la Infancia de Naciones Unidas: se estima que 138 millones de niños son empleados en el mundo, unos 54 millones realizaban trabajos peligrosos que podían poner en peligro su salud, su seguridad y su desarrollo. Argentina La Argentina no escapa a este panorama desalentador. Aunque en el país el trabajo infantil está prohibido por ley, persiste una deuda estructural con la infancia. Las actividades que muchos niños, niñas y adolescentes realizan –ya sea en el ámbito doméstico, rural o urbano– interfieren con su salud física y emocional, obstaculizan su escolaridad, restringen el acceso al juego y reducen sus posibilidades de proyectar un futuro con autonomía. Según la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (ENANA) realizada por el INdEC entre 2016 y 2017, el 10 por ciento de los menores de entre 5 y 15 años participa en al menos una actividad productiva. La cifra se eleva al 20 por ciento en zonas rurales. Entre los adolescentes de 16 y 17 años, los porcentajes ascienden al 31,9 por ciento a nivel nacional y al 43,5 por ciento en contextos rurales. Aunque estos datos ya tienen varios años, siguen siendo la principal fuente oficial disponible. Trabajo Infantil Por trabajo infantil se entiende a toda actividad económica y estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas, niños y adolescentes que se encuentran por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, no han finalizado la escolaridad obligatoria, o no han cumplido 18 años en caso de tratarse de trabajo peligroso. Como suele ocurrir con cualquier proceso social, es imposible analizar este fenómeno aislado de otros factores que inciden sobre él. De hecho, los motivos por los cuales los chicos se insertan en el mercado laboral suelen ser múltiples: necesidades básicas insatisfechas, aspectos culturales, dificultad de acceso a servicios y bienes, y muchos otros. Cada vez que un niño o adolescente se ve obligado a trabajar, sus posibilidades de desarrollarse integralmente y alcanzar su máximo potencial se ven afectadas. Este fenómeno representa una vulneración severa de los derechos de niños, niñas y adolescentes que en muchos casos permite suponer otras vulneraciones tales como el abandono escolar, la falta de cuidados en la salud, la imposibilidad de jugar y descansar adecuadamente. En la Argentina, que un niño o niña trabaje, de manera remunerada o no, implica una infracción a la norma. Insistimos en que lo fundamental para el futuro de los chicos es el conocimiento. Más aún, esto es fundamental para el país. Si los menores trabajan y no estudian, sus posibilidades de desarrollo se ven muy reducidas.
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