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  • Condenaron a una mujer por entregar a una amiga a un sicario para que sea ejecutada

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/06/2025 04:59

    Condenaron a Rocío Soledad Castro a 14 años de prisión por su participación como entregadora en el asesinato de María Cristina “Kity” Carabajal Un tribunal de Rosario condenó a Rocío Soledad Castro a 14 años de prisión por su participación como entregadora en el asesinato de María Cristina “Kity” Carabajal. El crimen, perpetrado el 6 de diciembre de 2021, estuvo marcado por una trampa: Castro citó a la víctima con la excusa de “revivir una vieja amistad”. La joven de 30 años terminó muerta de un disparo en la cabeza. Todo sucedió frente a sus hermanas en un pasaje del barrio Godoy. La resolución fue comunicada poco después del mediodía del jueves en el Centro de Justicia Penal de Rosario. El tribunal integrado por las juezas Silvia Castelli, Valeria Pedrana y Paula Álvarez coincidió en la responsabilidad de Castro. De acuerdo con la reconstrucción del caso que realizó el fiscal Lisandro Artacho, la ofensiva contra Carabajal se gestó ese mismo día, cuando la ahora condenada optó por comunicarse con la víctima desde un número desconocido. El primer mensaje llegó con una propuesta amigable: tomar mates en su casa. Esa invitación inicial, poco común tras un año de distanciamiento entre ambas, resultó determinante para el plan criminal. “Ellas eran conocidas, no tan amigas, hacía un año que no se veían, y de la nada Rocío le escribe. Le dijo que tenía ganas de visitarla porque hacía mucho que no se veían”, relató una de las hermanas de la víctima ante el tribunal. Durante el transcurso de la tarde, y según informó el portal Rosario3, Rocío mantuvo una serie de comunicaciones con María. Desde las 15.56, los intercambios se intensificaron. Finalmente, a las 19 coordinaron salir en dirección a La Florida para hacer un picnic. Los mensajes enviados minutos antes del homicidio aportan claridad al rol de Castro: a las 19.55 le anunció “Yendo”, acompañado de un emoji de auto. A las 20 la llamó por teléfono y cinco minutos después María respondió “ahí salimos”. La respuesta de Castro cerró la secuencia: “Sí, sí, espérame afuera”, “Ya llego”. María salió del pasaje de su casa, ubicada en pasaje 1.709 al 7800, detrás del complejo penitenciario de 27 de Febrero, convencida de que se reuniría con Rocío. Nunca sospechó que todo era una trampa. Su asesino la esperaba en la calle. Sin emitir palabra, el hombre armado le disparó en el cráneo con un arma calibre 9 milímetros y huyó de forma inmediata en un automóvil. El ataque dejó a las hermanas de María como testigos directos. La víctima murió en el acto. La investigación nunca logró identificar al sicario que ejecutó el disparo, ni a quienes podrían haber actuado como instigadores. Todos los testigos presentes coincidieron en que quien disparó jamás fue reconocido y escapó del lugar sin obstáculos. Si bien la Fiscalía enfatizó la responsabilidad de Castro como facilitadora del asesinato, la incógnita central sigue siendo el móvil. El pasado de María Carabajal incluye relaciones con figuras del mundo narco, como su ex pareja Facundo Ariel “Jirafa” Pérez, detenido desde 2023 por sus vínculos con la banda de Julio Andrés “Peruano” Rodríguez Granthon. “Kity” mantenía una relación conflictiva con Pérez y había presentado denuncias por violencia de género, lo que derivó oportunamente en la detención del hombre. El crimen de María Critina Carabajal fue perpetrado el 6 de diciembre de 2021 (@MinSegSF) En el expediente surgen también nombres vinculados al delito, como Claudio “Morocho” Mansilla, entonces prófugo tras haberse fugado de la cárcel de Piñero, y Brenda “La Cote” Pared, cuñada de Mansilla y vinculada al narcomenudeo. Su relación con Carabajal habría surgido en la Alcaidía de Mujeres. Ninguno de estos elementos pudo ser convertido en una prueba concluyente para fundamentar un móvil o detectar instigadores detrás del asesinato. La investigación reconoce que el rol de Castro resultó clave; sin su accionar, Carabajal no habría quedado expuesta a su asesino. Para el fiscal Artacho, la conducta de Castro no deja lugar a dudas. “Castro no fue una testigo inocente de estos hechos, sino que actuó como partícipe necesaria, aportando información, tiempo y presencia para garantizar que la víctima estuviera expuesta en el momento justo. Su aporte fue indispensable: sin su rol de señuelo, el crimen no habría ocurrido en esas condiciones”, sostuvo Artacho. Además, Castro nunca llegó al encuentro ni volvió a contactarse con Carabajal ni su familia. Ese mismo 6 de diciembre dejó de emplear la línea telefónica desde la que organizó la emboscada.

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