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» TN corrientes
Fecha: 13/06/2025 02:50
Fama Emiliano Lezcano, el hombre detrás del bombazo viral que revolucionó al básquet: “Meto triples, pero de más cerca; de aro a aro es imposible” Jueves, 12 de junio de 2025 Es tucumano, tiene 24 años y, además de jugar en Ferro, estudia en la universidad Inteligencia Artificial. Faltaba menos de un segundo para el final del tercer partido de la serie entre Ferro y Boca por los cuartos de final de la Liga Nacional de Básquet. Emiliano Lezcano recibió y lanzó un triple imposible. La pelota viajó casi 28 metros y fue derecho al aro rival. Entró limpita y atravesó la red. Y desató el delirio en Caballito. Él se agarró la cabeza, sin terminar de creer lo que acababa de pasar. En un segundo, el pibe tucumano que la venía remando desde abajo pasó del anonimato al amor eterno de una hinchada. “No festejo, me quedo quieto y ahí vino todo el mundo, me aplastaron y me empecé a asustar porque pensé que me iba a morir”, cuenta Lezcano, el héroe inesperado que, con ese bombazo, selló el 76-73 sobre Boca y el 2-1 en el duelo al mejor de cinco partidos por un lugar en las semifinales -este viernes a las 20.05, en el Etchart, se jugará el cuarto episodio-. Desde que tiene memoria, Emiliano vive con una pelota de básquetbol bajo el brazo. Nació en Tafí Viejo, donde su infancia transcurrió entre el club de enfrente de su casa y el olor a imprenta. “Empecé a jugar a los cinco años", le cuenta a Clarín Emiliano, que hoy, con 24 años, es una de las revelaciones de Ferro en la Liga Nacional. Creció en una familia trabajadora. Su mamá, en una librería, y su papá, con la imprenta, hacían malabares para que a sus cuatro hijos no les faltara nada. "Mis viejos se rompieron el lomo para que podamos tener un par de zapatillas, comer a la noche, por ahí a veces no alcanzaba porque éramos seis y mi mamá y mi papá no comía a la noche para que comamos nosotros, una enseñanza de vida", revela el joven. A los 17 años dejó todo para probar suerte en Córdoba, en el club Ameghino de Villa María. Lejos de su familia, aprendió a convivir con la soledad y a encontrar en el básquet su refugio. "Si yo quería ser jugador, me tenía que ir de Tucumán", dice Lezcano. Más tarde, aterrizó en Caballito. Ahí encontró su oportunidad y hace apenas unas horas se convirtió en héroe: el triple de larguísima distancia lo convirtió en un personaje y lo colocó en el centro de todas las miradas. Pero detrás de ese bombazo hay mucho más que una jugada viral: hay una historia de esfuerzo de un pibe que juega hasta que no le queda una gota de sudor. -¿Siempre jugaste al básquet o realizaste otro deporte? -Sí, siempre. Tengo una hermana más grande y dos hermanos, todos basquetbolistas, pero mi hermana se inclinó más por el cestoball y quería que le fuera a dar una mano a su equipo, así que a veces jugaba el cesto. Después, intenté jugar al fútbol porque todos mis amigos jugaban, pero no era lo mío. -¿Cómo te llega la posibilidad de irte a Córdoba? -Al principio, me llamaron Quimsa de Santiago del Estero y el Club Regatas de Corrientes, pero hice la prueba pero no quedé. Luego, cuando ya no quedaba otra, me llega un mensaje de Ameghino, en Villa María. Tenía 17 años. Si yo quería ser jugador, me tenía que ir de Tucumán. Y por suerte, me fue bien en Córdoba. -¿Sufriste la adaptación? -Al principio fue dura porque soy muy familiero. Me gusta estar en casa con mi mamá, mi papá, mis hermanos, mis amigos, toda mi familia. Siempre de chico había comida los domingos en familia y era una mesa enorme. Fue difícil, porque tuve que madurar rápido, tuve que aprender a lavarme la ropa. Extrañaba mucho, pero una vez que te acostumbrás y ves que es lo que uno quiere, te empieza a dar felicidad. -¿Cuánto tiempo estuviste en Ameghino? -Jugué hasta la temporada 2022-2023. Si no me equivoco hasta los 22 años. -¿Cuándo te viene a buscar Ferro? -Llegamos a las finales de la Liga Argentina por el ascenso contra Zarate Básquet, perdemos en el quinto juego y me ve viene a buscar Ferro. Necesitaba en mi carrera ese salto de calidad a la Liga Nacional. Cuando aparece la posibilidad, estaba nervioso, ansioso porque no conocía la ciudad. Vengo de Tafi Viejo y de Villa María, que son ciudades muy tranquilas. Cuando llegué a Caballito me daba cosa salir a la calle en hora pico porque el movimiento y el estilo de vida que llevan es muy fuerte, muy rápido. Ahora ya estoy acostumbrado. -¿Y con qué club te encontraste? -La magnitud del club es enorme. Hay mucha gente. Entrás al club y la gente te saluda por la historia. Fue diferente, fuerte, creo que no se pierde eso de que fue tres veces campeón de la Liga y el estadio es mítico. La verdad que es increíble. -Tuviste dos etapas en Ferro, ¿qué te llevó a irte a Venezuela? -Me voy porque habíamos quedado afuera de los playoffs y quedaba un tiempito. Entonces me llamaron de un club de Venezuela y fui un mes a jugar. Fui y volví. -Te fuiste a Venezuela el año pasado en plenas elecciones presidenciales, ¿cómo fue esa experiencia? -Nunca había salido del país. Fue mi primer viaje afuera. Divertido pero un poco asustado también por el tema de que justo el año pasado en Venezuela hubo votaciones. Todo estaba muy movido y yo llego allá y vivía en un departamento con tres extranjeros que hablaban solo inglés. Y yo hablo inglés, pero hasta ahí nomás. Así que ahí tuve que hablar con ellos, hacer amigos... Eso estuvo lindo porque aprendí otras culturas, otra vida. -¿Te asustaba caminar por la calle? -Si, los chicos me decían que no debía andar solo. Si bien estaba en una zona, que según me dijeron era linda, la ciudad de Maracay, por las dudas me decían que no anduviera solo. Por suerte andaba con unos yanquis. Vivía con ellos, se adaptaron a mí, porque sabían que yo estaba solo. "Juego hasta que no me quede una gota de sudor" No hace falta que Lezcano sea hincha de Ferro desde la cuna para entender lo que significa ponerse esa camiseta. “Juego hasta que no me quede una gota de sudor”, se presenta. Se define intenso, rápido, defensivo, el tipo de jugador que se entrega sin reservas, sin importar el escudo que lleve en el pecho. Su misión, explica, es simple pero poderosa: que la gente que va a la cancha se vuelva a su casa sabiendo que su equipo dejó todo. -¿Solés practicar el tiro que te salió en la noche del miércoles? -No, por ahí con dos o tres compañeros tiramos boludeces de aro a aro, pero no la metemos nunca. Salió porque tuvo que salir, no sé. Meto triples, pero de más cerca, de aro a aro es imposible. -¿Quiénes son tus referentes en el básquet? -Vi mucho Manu Ginóbili de chico. También a Facundo Campazzo y a Nicolás Laprovíttola, dos ejemplos... Más que nada a ellos porque juegan en mi posición. Después, cuando crecí, conocí a Luca Vildoza. -¿Qué se te cruzó por la mente cuando la pelota entró? -La verdad que no me acuerdo. Veo que la pelota iba derecha y pensé que no iba a llegar al aro. Cuando entra, me agarro la cabeza, miro la tribuna y no lo festejo. No grito, no hago nada, me quedo quieto y ahí vino todo el mundo y me aplastó... Me empecé a asustar porque pensé que me iba a morir. Antes de todo, le pregunto a mis que compañeros si ellos habían visto si valió o no pero una vez que marcó el árbitro que valía el triple, ahí sí empecé a gritar, a saltar, todo... -La gente de Ferro explotó de felicidad en el estadio... -Sí, estaba emocionada. La gente se me acercaba y me decía cosas muy lindas, fuertes, personales. Todo es para ellos, para los hinchas que siempre nos aportan. Me decían le devolviste la felicidad a la gente de Ferro, la gente necesitaba algo así. Creo que esas cosas quedan para siempre. Después, me daban ejemplos de familiares que ya no están, cosas fuertes... Pero no sé... Fue un momento lindo y me parece que toda la gente se lo va a llevar para siempre. -¿Tu familia te llamó? -Sí, mi papá, mamá y mis hermanos. Estaban emocionados, contentos sobre todo pero me dijeron que ya está, la metí y que esas cosas se consiguen con humildad, como siempre fui, con los pies sobre la tierra.... Ahora a descansar y preparar el partido del viernes. Fuera de la cancha, Emiliano estudia Inteligencia Artificial en la Universidad Siglo 21 y le gusta jugar al Fortnite con sus compañeros de equipo. Sueña con recorrer el mundo gracias al básquet. “Me gustaría jugar en Europa, conocer otras culturas, viajar siendo deportista”, dice. Si le dan a elegir, apunta alto: la ACB de España, una de las ligas más competitivas del mundo. Pero por ahora, paso a paso, como le dijo su entrenador después del triple inolvidable: "Vamos ahora, que falta un paso más". Jueves, 12 de junio de 2025
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