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» Diario Cordoba
Fecha: 12/06/2025 20:08
Como todo el mundo está hablando de esperpentos políticos y fontanerías, he pensado dedicar mi artículo al insigne arquitecto cosmopolita D. Rafael de la Hoz Arderius, que, por su aportación a Córdoba, sí merece todos mis respetos, y que pocos cordobeses conocen y valoran, utilizando su persona y trabajo para generar polémica en vez de orgullo localista. A principios de los años 50, fue elegido D. Rafael de La Hoz por la Universidad Madrileña para buscar un lugar en el mundo en el que se mostrara claramente el culto a la proporción áurea, popularizada por Leonardo Da Vinci como el ideal de belleza. Esta proporción tiene un valor numérico equivalente a 1,6180033… y es el resultado que se obtiene si se divide una cuerda en dos: una larga y otra corta. Si hemos dado un corte áureo ocurre que dividiendo lo que medía la cuerda antes de partir entre la resultante larga, obtendremos un resultado de 1,61; e igual si dividimos lo que mide la cuerda larga entre la medida de la corta. Geométricamente responde a un polígono de diez lados y diez vértices. Rafael de la Hoz, madrileño de nacimiento, comenzó su búsqueda en Córdoba porque siendo el Elementos de Euclides el primer manual matemático que contenía estudios de la citada proporción, habiendo estado perdido muchos siglos, no le cupo duda alguna que su extravío era por haber caído en manos árabes y que, traducido por ellos, había permanecido en la Gran Biblioteca de la ciudad cordobesa, bajo los reinados de Abderramán III y Alhakén II. Ocurrió que, en esa búsqueda del número mágico en la arquitectura cordobesa, el arquitecto encontró, de forma reiterativa, un módulo de proporción totalmente distinto al que buscaba, un módulo que respondía geométricamente a un octógono y no al decágono regular que traza la proporción áurea. Ante el fracaso de su búsqueda creyó estar errado y desistió del empeño. Muchos años después, Rafael de la Hoz fue designado por la Diputación para dirigir un proyecto selectivo de estudiantes que optaban a una beca para cursar arquitectura. En ese examen introdujo una pregunta para demostrar la belleza absoluta de la proporción áurea. Mientras los alumnos de otras ciudades pintaron un rectángulo áureo, los cordobeses dibujaron un rectángulo menos esbelto, en el que su lado mayor dividido por el menor daba 1,30 y no 1,61: el que el arquitecto hacía años había encontrado en las edificaciones de Córdoba. Fue de la Hoz quien descubrió que en nuestra ciudad el canon de belleza es distinto y único: octogonal, más humano y menos vitruviano. Que las cordobesas no necesitamos tacones ni estilismos superfluos para alcanzar la perfección. *Abogada experta en Derecho del Trabajo y Seguridad Social Suscríbete para seguir leyendo
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