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» Elterritorio
Fecha: 12/06/2025 19:53
La obra, resignificada por el grupo Sicarios, pone a Daniela López Giménez en escena, en la piel de una mujer que cocina y recuerda su dramática historia familiar jueves 12 de junio de 2025 | 17:31hs. Tomates, cebolla, una cocinera, una ama de casa prepara su salsa y antes de que el tuco rompa en hervor, los recuerdos irrumpen y la memoria se vuelve necesaria. Mientras el cuerpo repite recetas heredadas, esas que se transmitieron entre mujeres de generación en generación, la voz y las sensaciones comienzan a repudiar otros patrones mal heredados. En menos de media hora, La loca de la familia logra abrir grietas en la aparente calma de lo doméstico con la urgencia de decir lo que mucho tiempo fue callado. Con doble función, se reestrena esta pieza del grupo Sicarios Teatro magistralmente actuada por Daniela López Giménez, este fin de semana. Se verá este viernes a las 21 y a las 22 en la Murga de la Estación. Además, el miércoles 18 tendrá una función especial en Salvaje Bar, como puntapié de una novedosa propuesta. Dirigida por Juan Kohner, desde Entre Ríos, con la asistencia y técnica de Maximiliano Scheibe y Victor Vildoza, la obra propone una mirada sobre la violencia intrafamiliar, el dolor heredado y los silencios de una cultura que evita ver el daño del patriarcado. El texto original es de la dramaturga chaqueña Gladys Gomez y el proyecto nació en el marco de una edición del festival teatral “De la idea a la puesta”, que se originó hace más de dos décadas con el fin de promocionar y visibilizar la dramaturgia regional. La grupalidad se estrenó con Sicarios, con los varones en escena y Daniela desde la asistencia tras bambalinas y en esta pieza, se invierten los roles, y López Giménez se luce bajo los spotlights en el unipersonal. “La propuesta surgió de las ganas de trabajar de manera grupal. Elegimos esta obra porque nos interpeló, nos removió, y al mismo tiempo nos permitió armar una estructura de trabajo horizontal”, comenzó explicando Daniela, excelsa actriz, quizás la más destacada del teatro independiente misionero hoy. “Fue un proceso intenso, largo, muy comprometido, con mucho ensayo, con mucha prueba. Con muchas ganas también de entender desde dónde decir este texto hoy, acá”, marcó la actriz, entendiendo el contexto de pérdida de derechos e igualdad en la esfera político-social. ‘Con el rítmico repiqueteo del cuchillo sobre la tabla, desanda en soliloquio los recuerdos de su infancia... la imagen de su abuela, las historias de su madre y su madrastra vuelven al presente de manera trágicareza la sinopsis. 'La historia se desenvuelve entonces a partir del monólogo y las acciones de Carmen, que recuerda cómo con 5 años, se preguntaba por qué a su mamá llamaban la loca. “Será porque tenía el pelo muy largo? Será porque cantaba en la ducha?”, rememora y entona rápidamente Recuerdos de Ipacaraí. “Toca una temática muy sensible hoy en día, la violencia doméstica, más aún con estas nuevas medidas del gobierno, de desfinanciar o directamente hacer desaparecer ciertos ministerios, como el de la Mujer, el INADI… La idea también es esa, no? Poder seguir contando historias que traigan estas problemáticas. Que nos recuerden que esto pasa, que pasa en cualquier pueblo, en cualquier familia. ¿Qué hacemos con eso? ¿Qué hacemos con el dolor?”, refiere López Giménez. “En esta obra, eso está muy ligado a los objetos. Hay mucho que se cuenta a través de los objetos, lo que también hace más ameno el relato, que no sea tan terrible, tan dramático”, agregó. Además, Carmen, el personaje principal que encarna Daniela y que va deshojando la historia como una cebolla, cocina en vivo, por lo que los aromas también transportan al espectador y envuelven la atmósfera. Otra de las particularidades es el manejo de las luces como triger para marcar los flashback y la importancia de los silencios como separadores entre el presente y los recuerdos. Con una propuesta minimalista pero profunda y cuidada, en la que cada objeto presente tiene un motivo claro, La Loca de la familia subraya las fracturas de lo cotidiano. La pieza se presenta entonces como un espejo para reconocerse, incomodar, conmoverse y buscar revertir estas historias. Una propuesta escénica que no esquiva lo emocional, que apuesta al trabajo colectivo y que invita a pensar los vínculos de una manera cruda, sin romantizarlos. “Más allá de que la justicia actúe, algo queda roto. No es un final feliz. La pregunta es cómo hacemos para que esto no pase. No es solo pedir justicia, sino prevenir. La obra también muestra cómo se continúa todo de generación en generación, cómo los hermanos, por ejemplo, repiten cosas del padre, mientras la protagonista se aparta, ve otra realidad, investiga. Tiene esa posibilidad de irse, de tomar distancia y así romper con esa cadena”, marcó Daniela LoGe. Hierve la sangre como el tuco, ¿la venganza se sirve fría?. Aunque la justicia pueda obrar eficientemente, no es suficiente aliciente para el dolor de una pérdida, por eso La loca de la familia no se calla, hinca donde duele porque solo desde la reflexión, la educación, el alzar la voz y repetir estas crónicas, pueden quebrar patrones ancestrales de violencia instalada.
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