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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/06/2025 14:30
(Maximiliano Luna) Era esperable que el Gobierno saliera a festejar el fallo de la Corte que terminó por condenar definitivamente a Cristina Kirchner. El enfoque comunicacional no estuvo centrado en la cuestión de la corrupción, sino en señalar a aquellos que habían sugerido el año pasado un pacto de complicidad entre la administración de Javier Milei con el kirchnerismo en el marco de las discusiones por Ficha Limpia. “Justicia”, fue la única palabra que escribió el Presidente en su cuenta de X. En tanto, Patricia Bullrich fue una de las funcionarias que decidió ir un poco más allá: “Tres instancias, cientos de pruebas y todas las garantías del debido proceso. Hubo justicia, el que las hace las paga”. Un mensaje escueto, aunque direccionado. En el Gobierno consideran que podrían haber sido más enfáticos. “Somos respetuosos nosotros. No nos interesa hacer un show de esto”, afirmaba una altísima fuente de Casa Rosada el martes por la tarde. Los libertarios tienen muchos temas en su catálogo de la batalla cultural, pero el segmento judicial no es precisamente su fuerte. Muchos de ellos optan por evitar ese tema y lo consideran como un territorio prototípico del PRO. “Los temas judiciales son de Macri y su gente”, dicen cerca de un importante asesor de Milei, donde agregaban que el fallo de la Corte Suprema podría haber sido distinto si es que el peronismo kirchnerista le votaba el pliego de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. “Esto con Lijo no pasaba”, afirmaban con sorna desde Balcarce 50. El Presidente ponderó hoy en Israel no haberse entrometido en la decisión de la Corte (Presidencia) La previa del fallo contra Cristina Kirchner estuvo cargado por dobles gestualizaciones. Por lo alto, aludían a las irregularidades que se habían cometido durante las gestiones K y que la expresidenta debía pagar por ello. Por lo bajo, la mirada parecía completamente distinta: afirmaban que era un error meter preso a un expresidente -evocando, en parte, al caso de Carlos Menem- y que en las elecciones bonaerenses era preferible ganarle en las urnas con ella presente. “No somos gorilas. No es nuestra agenda que Cristina esté presa”, afirmaba una funcionaria relevante de la Casa Rosada. Los festejos en las redes existieron como una forma de sentar posición frente a su principal adversario político de cara a los próximos comicios. No podían quedarse afuera. Un sondeo digital de la consultora Ad Hoc marca que la condena a CFK fue el tercer evento político en impacto en redes desde que asumió Milei con un millón de menciones en las primeras 24 horas. Las otras dos fueron la asunción presidencial y cuando surgió el caso Libra. El día de su detención será otro punto de inflexión, aunque aseguran que no buscarán una foto que la “ridiculice”. A su forma de ver, sería una provocación innecesaria ante un marco lo suficientemente tenso que todavía no tiene una lectura clara. Los estrategas que responden a Santiago Caputo continúan analizando el escenario por venir. De manera preliminar, advierten una reacción lógica del peronismo al cerrar sus filas para apoyar a Cristina, pero que esta unidad podría durar poco. O que si se extiende en el tiempo, será de manera precaria y con poca capacidad de generar una síntesis clara para el electorado: tanto a nivel programático como de líderes competitivos. Cristina Kirchner saluda desde el balcón de su casa (RS Fotos) En Rosada varios citaban la publicación del periodista Iván Schargrodsky, que habla de que “en el peronismo se va a sobreactuar unidad durante 72 horas y después van a empezar los juegos del hambre”. Ya este miércoles se dieron las primeras muestras de que la unidad no viene acompañada por una “tábula rasa”. La senadora nacional por Mendoza, Anabel Fernández Sagasti -una de las legisladoras de mayor confianza de CFK-, dijo que, si no se hubieran escindido las elecciones en la Provincia, Cristina no hubiera quedado “sola”. Mensaje teledirigido para el gobernador Axel Kicillof, quien fue el principal arquitecto de esa movida electoral. “Para el peronismo va a ser difícil reorganizarse”, advertía alguien que conoce muy de cerca a Santiago Caputo. Otro ladero suyo abonaba a esto: “Me parece que esto va a durar 48, 72, 96 hs y después al carajo. Esto no viene a unir al peronismo y todavía esto no está claro si nos perjudica o favorece. El gobierno se imaginaba a CFK compitiendo tanto en la tercera como a nivel nacional y esto cambia un poco el panorama”. Es esperable que la figura omnipresente de Cristina Kirchner se acreciente a partir de su prisión domiciliaria. Pero presienten que no hay ningún candidato que pueda capitalizar el 100 por ciento del apoyo que aglomera ella. “Alberto no sirve como ejemplo. Ella tuvo que presentarse para lograr trasladar su intención de voto”, aclaran. Por el momento quedan las manifestaciones en las calles de parte de los simpatizantes y militantes peronistas-kirchneristas. Los dos principales focos de la jornada del martes se dieron en la sede nacional del Partido Justicialista -donde Cristina se enteró de la condena- y en la casa que ella tiene en el barrio porteño de Constitución. En el único lugar donde el Gobierno tenía decidido intervenir con fuerza era en las vías de acceso vehicular del AMBA, donde se habían producido algunos focos particulares. Allí mandaron a las fuerzas federales, pero solo a modo de mostrar presencia. Salvo los repudiables destrozos que se produjeron en el canal de televisión de TN, en el Gobierno afirmaban que las manifestaciones habían sido mucho más pacíficas de lo que se imaginaban. Horas antes de que se conociera el fallo de la Corte, los responsables de la seguridad de las inmediaciones de la Casa Rosada habían apostado un importante despliegue de camiones de Gendarmería Nacional. “Fue a modo preventivo”, afirmaron desde Presidencia. En rigor, prácticamente hubo algunas decenas de personas. Los demás prefirieron ir a donde habían convocado las principales agrupaciones políticas y sociales vinculadas al peronismo. “No hay chances de que emerja un 17 de octubre. Cambiaron las condiciones y son otros tiempos históricos. También vemos al peronismo más desarticulado. Pero no nos interesa provocar y tensar al máximo”, concluye un funcionario libertario.
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