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  • Cristina Kirchner y la celda dorada: el “blanco” que no suple lo confiscado

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 12/06/2025 14:27

    Afligidos y sufrientes, los vecinos de San Cristóbal, particularmente en la altura de San José al mil cien, jamás imaginaron la pesadilla que comenzaría a asediarlos hace 48 horas. Ya están considerando convocar a Greta Thunberg para denunciar el cambio climático en el barrio: se inundó, en el cruce con Humberto 1°, con multitudes de fervientes seguidores de Cristina Kirchner, vendedores ambulantes, puestos y parrillas asando hamburguesas y chorizos que, según se dice, no son contaminantes, ni lo es el provocador humo que emiten. El temor ante esa avalancha de banderas y cánticos se extiende, por lo menos, a varios años complicando el tránsito, dificultando el ingreso a los edificios y alterando el sentido de pertenencia a un barrio donde reside Cristina, en un segundo piso, una celda dorada en la que, según afirma la Justicia, pasará varios años. En un departamento que, según algunos vecinos mayores, perteneció al Jefe del Ejército, que acogía a espías uniformados, y luego se vendió a un artista plástico que decoró la vivienda como si fuera Casa Foa, hasta que pasó a manos de un director de cine peronista, quien, finalmente, la vendió a la hija de Cristina, Florencia, emparejada en ese entonces con un Vaca Narvaja que desapareció de la escena, aunque juntos tuvieron una nieta de la ex Presidenta llamada Helena. Una historia aproximada, sin duda con más de una imprecisión, para describir el hogar donde la transitoria titular del Partido Peronista planea cumplir su extenso y bullicioso periodo de condena. En familia también, con Helena creciendo, Máximo de visita y Florencia trabajando en una novela debut, según anticipó un colega del futuro rubro, Jorge Asís, quien siempre logra captar detalles interesantes. Para alegría de sus devotos lectores. Aún en libertad, antes de que el segundo piso se convierta en prisión, Cristina debe enfrentar la semana próxima, rodeada de ruidos mediáticos y la presencia del campo popular, una travesía judicial para obtener la prisión domiciliaria. Una odisea tanto para el juez como para el servicio penitenciario, mientras los que dictaron el confinamiento ya se han desentendido del asunto: la Corte Suprema (inclusive uno de los tres, Rosenkrantz, se tomará unos días para relajarse en Tulum con su promoción de Yale). Antes, dejaron escritas unas 25 carillas para replicar las diez desesperadas que había presentado el abogado de la dama, Carlos Beraldi, a quien desestimaron casi por mala praxis, como si Cristina debiera considerar quién la llevó al desenlace del cautiverio. Ni siquiera se requería ese extenso documento, que para algunos críticos fue redactado con cierta urgencia y desprolijidad. A su vez, en la cercanía del cuestionado Beraldi, en relación al documento de la Corte, se objeta —entre otros puntos— que se omitió discutir el tema de fondo y que se transfirió a los fiscales la obvia responsabilidad de acusar, pero eso no implica aceptar a aquellos que podrían tener intereses en la causa. Desde su razonamiento técnico, con ejemplos comprensibles, sostienen que Wanda Nara nunca podría ser fiscal de la China Suárez, ni la Vicepresidenta Victoria Villarruel podría actuar en un expediente que juzgue a los Montoneros. Minucias para el pueblerino Comodoro Py. El acontecimiento del fallo de la Corte, un cataclismo político, podría obligar a Cristina a reflexionar no tanto sobre Beraldi, sino sobre sus operadores en la Justicia durante la Administración de Alberto Fernández, intocables e inoperantes en ese entonces, que parecían dominar y dirigir todo el sistema. Durante 4 años, los De Pedro, Ustarroz y Mena, entre los más conocidos, no supieron aprovechar recursos para evitar que el proceso de Vialidad culminara como lo hizo hace pocas horas. Inexplicable, además, dado que todos los jueces y fiscales que enviaron a prisión a Cristina fueron nombrados bajo su régimen. Como se sabe, la viuda no solo pierde su libertad, también dinero, mucho, igual que sus hijos. La herencia podría verse afectada; quizás el blanco no alcance para compensar lo que le van a confiscar. Entre la multitud de detalles que rodean la decisión de la Corte y las posibles derivaciones futuras, surge una inquietante: el sistema político, más allá de los partidos, se intriga por este trío independiente que se manifiesta sin indulgencias ni demoras sobre dirigentes de primera y segunda línea en presunta infracción. Para después de las elecciones, tal vez más de una agrupación insista en ampliar el número de miembros de la Corte: propondrán representantes propios para evitar fallos unánimes que culminen en presidio. Ya que con solo una disidencia, Cristina no hubiera sido condenada. Ahora, aunque insista en que la cárcel es una condecoración, un reflejo gramsciano que ella entiende como una obligación para el militante, le queda la revolución con la que soñó, esperando que el clamor popular le arranque las rejas, o aguardando que Javier Milei, por razones aún desconocidas, le otorge un indulto que no podrá rechazar. No incluye, claro, la limitación de que está impedida sine die para ejercer cargos públicos. Sin embargo, el presidente parece ajeno a esa posibilidad; más bien, piensa lo contrario, y esta semana parece dispuesto a disfrutar del uno y pico por ciento de inflación que dictaría el índice de vida este jueves. En su largo viaje, se mostró contento por el kipá que le obsequiaron con su nombre escrito en hebreo, que llevó al Muro de los Lamentos, y expresó preocupación por la inestabilidad del gobierno de Benjamin Netanyahu, dado que hasta Donald Trump se ha enfriado en la relación con la administración, oponiéndose a que haya un desenlace bélico con Irán, cosa que el primer ministro no comparte.

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