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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/06/2025 04:49
Talleres de ropa, venta ambulante y comercios familiares son algunos de los escenarios habituales del trabajo infantil ilegal (AFP) “No te quejes, que yo a tu edad ya trabajaba”, me decía mi papá mientras yo le daba vueltas a los apuntes de historia de segundo año del colegio secundario. Eran otros tiempos. Si miramos para atrás, hace algunas décadas el trabajo infantil o adolescente era una práctica habitual. Mi abuelo comenzó a trabajar a los 12 años en la carbonería familiar y mi papá empezó a trabajar a los 14 años como cadete de un dentista en lo que él denominaba “repartir sonrisas” (entregaba dentaduras postizas). Ambos lo veían como una hazaña, pero el correlato de esas situaciones era desplazar algo tan importante como los estudios. Entre sus experiencias hay historias estudiando en el baño y quedándose dormidos en clase. Hoy sabemos que las únicas prioridades y obligaciones existentes en la infancia tienen que ser las de formarse, jugar, socializar y crecer en libertad. Y el trabajo infantil atenta contra todo eso, vulnerando los derechos de la niñez. Por eso, los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil trabajamos para erradicar ese trabajo en la infancia y protegerlo en la adolescencia. Si bien en la Ciudad de Buenos Aires la tasa de trabajo infantil es baja en comparación a zonas rurales del país, existen casos. Y todos los que formamos parte de la gestión del gobierno porteño trabajamos para tener una Ciudad a la altura del siglo XXI, en donde estas situaciones no existan ni como prácticas, ni como discursos naturalizados. Con que haya un solo chico privado de su infancia por trabajar, ya es un caso que nos interpela y nos exige compromiso. Una mínima parte de ese trabajo infantil ocurre de manera legal y está inscripta en un registro que llevamos adelante desde la Secretaría de Trabajo. Se trata principalmente de chicos que actúan o modelan, y lo hacen con el consentimiento y la autorización de sus familias. Sin embargo, hay otro universo ilegal que se encuentra en talleres de ropa, venta ambulante y comercios familiares. Nosotros realizamos inspecciones regularmente, ya llevamos 125 en lo que va del año. Si constatamos que hay un menor trabajando, ordenamos un cese de la conducta, cuyo incumplimiento puede derivar en la judicialización del caso con su correspondiente sanción económica. Pero hay otra zona, más gris, que también nos preocupa y nos ocupa. Situaciones en las que se entremezcla el trabajo de los chicos con una “ayuda” a sus familias. Aunque no haya un contrato ni una remuneración directa, los derechos de esos niños también son vulnerados, al igual que sucede con el juego online o los llamados e-Sports y su particular exigencia por parte de los equipos especializados. En estos escenarios, la penalización por parte del Estado es más compleja y el esfuerzo debe enfocarse en la concientización. Desde la Secretaría de Trabajo nos ocupamos de la capacitación de tres actores principales para la detección de trabajo infantil: docentes, policías y personal de salud. Los docentes suelen ser los primeros en notar cuando un alumno llega con sueño, agotado o está desconectado. Lo mismo sucede con el personal de salud pública, que puede identificar señales físicas o emocionales que llamen la atención. Estas dos áreas de gobierno, educación y salud, reciben capacitaciones específicas y tienen la responsabilidad de relevar cualquier sospecha de este tipo. Recientemente, definimos también incluir una capacitación especial en la carrera del Instituto Superior de Seguridad Pública, para que los agentes de seguridad posean estas herramientas de detección temprana y logren denunciar eficazmente casos de trabajo infantil en la Ciudad. Esto lo estamos impulsando desde la Secretaría de Trabajo, con el apoyo del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, las Comisiones Provinciales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI) y los ministerios de Justicia y de Seguridad. Este 12 de junio conmemoramos el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Esta fecha fue definida por la Organización Internacional del Trabajo en 2002 para promover iniciativas de concientización desde los gobiernos, los medios y la sociedad civil. En 2005, la Ciudad instituyó su adhesión a este día, que nos invita a reflexionar y accionar para erradicar la problemática de nuestra sociedad. Y este año en particular, la fecha me encuentra no solo como subsecretario de Trabajo, sino también como presidente de COPRETI. Desde ese rol nos reunimos para poner en común propuestas que nos ayuden a aunar esfuerzos y llegar más lejos. El trabajo infantil existe y, como todo lo que conocemos, también adopta nuevas formas con la virtualidad que nos desafían a no mirar para otro lado. La línea 102 de la Ciudad funciona las 24 horas, todos los días del año, recibiendo denuncias de vecinos que nos alertan sobre potenciales casos de trabajo infantil. La participación activa de la ciudadanía en esta problemática es fundamental. Todos los que hoy somos adultos tenemos que seguir concientizando sobre un límite que no se puede correr: la niñez es un tiempo de juego, de plenitud, de libertad: no de trabajo. Sigamos aunando esfuerzos entre Estado y sociedad civil para que ningún chico pierda su infancia.
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