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» Amanecer
Fecha: 11/06/2025 02:10
La mujer relató años de violencia física y psicológica por parte de su expareja. Tras una brutal agresión en 2024, el agresor fue detenido, pero hoy se encuentra nuevamente en libertad en la misma localidad, lo que reavivó el temor y la violencia. Valeria, trabajadora policial, decidió romper el silencio y visibilizar el calvario que vive desde hace años como víctima de violencia de género. Teme por su vida y la de su hijo de 8 años, luego de reiteradas agresiones por parte de su expareja, con quien mantuvo una relación de una década, marcada por la violencia en los últimos tres años. “Nos separamos en malos términos. La relación ya venía mal, siempre con discusiones. Él me empujaba, me agredía, y era su propia hija la que a veces intervenía para defenderme”, relata Valeria con angustia. Tras la separación, ocurrida en agosto de 2024, los episodios de violencia se agravaron. “El 17 de agosto volvió a mi casa, me dijo que sin mí no era nada, y me golpeó con un palo cuatro veces. Me dejó tirada en el piso. Mi hijo de 8 años intentó intervenir, y estaba por pegarle también, pero un joven se metió y logró evitarlo. Le rogué a ese chico que se lo llevara, y lo hizo hasta la casa de mis padres. Los vecinos salieron y llamaron a la policía”, cuenta. Ese mismo día, Valeria terminó con múltiples lesiones. “Me quebró la mano y me golpeó brutalmente por todo el cuerpo con un palo. Solo se detuvo cuando llegó el móvil policial”, recuerda. El agresor fue detenido y luego condenado por los hechos, pero su defensa pidió prisión domiciliaria alegando que padece diabetes. “Pedí que no lo liberen, que no lo dejen en esta localidad porque no tiene quien lo cuide y me da miedo. Aun así, decidieron darle el arresto domiciliario en casa de sus padres, a pocas cuadras de donde vivo con mi hijo”, denuncia Valeria. Desde entonces, la violencia no cesó. Aunque no hubo más agresiones físicas directas hacia ella, los ataques continuaron: “En los últimos días volvió la violencia, esta vez contra mi vehículo. Mi auto apareció destrozado: vidrios rotos, techo abollado. Fue con muchísima brutalidad. No puedo asegurar que fue él, pero estamos esperando las imágenes de las cámaras de seguridad. Da la casualidad que justo ahora que vive acá, vuelve la violencia”. Valeria, con miedo constante, enfatiza la gravedad de la situación: “Trabajo en la policía, y mi auto estaba estacionado enfrente de la Unidad. Quien hace algo así no tiene límites. Él siempre fue violento, ha amenazado vecinos, corrido a vecinas, no respeta a la policía. Incluso cuando lo detuvieron me amenazó: me dijo que cuando salga, iba a volver y me iba a matar”. “Esto está bajo investigación, esperando el juicio. Pero mientras tanto, vivo aterrada. Mi hijo y yo estamos con tratamientos psicológicos. Necesitamos ayuda urgente, que esto se termine de una vez”, concluye Valeria, en un grito desesperado por justicia y protección. Si vos o alguien que conocés sufre violencia de género, llamá al 144. Es gratuito y está disponible las 24 horas.
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