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» Elterritorio
Fecha: 10/06/2025 18:55
Fue detenido Néstor Rebottaro, uno de los principales acusados por el linchamiento del misionero en la localidad de Olivera. La noticia generó alivio y dolor en la familia de la víctima, que volvió a pedir justicia. martes 10 de junio de 2025 | 13:38hs. Sosa era albañil y trabajaba en Buenos Aires, donde ocurrió el crimen. //Foto: Facebook. La Justicia dio un nuevo paso en la investigación por el brutal crimen de Jeremías Sosa, el albañil misionero asesinado tras ser víctima de un linchamiento en la localidad de Olivera, partido de Luján, provincia de Buenos Aires, el pasado 22 de febrero. En las últimas horas fue detenido Néstor Oscar Rebottaro, de 43 años, quien era uno de los principales prófugos en la causa. La detención fue el resultado de un operativo realizado en la Isla La Botija, en el delta del Paraná, con participación de la DDI y Sub DDI de Luján, Prefectura Naval Argentina y la policía de Entre Ríos. Rebottaro se encontraba oculto desde hacía dos meses en una cabaña ubicada en plena reserva natural en el Partido de Zárate. Según fuentes policiales y medios bonaerenses, ya el 9 de mayo los investigadores habían detectado su paradero, pero la orden de allanamiento se concretó recién este martes. Durante el procedimiento, el ahora detenido intentó escapar, pero fue rápidamente reducido y puesto a disposición de la Justicia. Además, se secuestró un teléfono celular iPhone 6S Plus, que podría contener información clave para la investigación. Rebottaro deberá declarar ante la Fiscalía 10 de Mercedes, a cargo de la Dra. María Laura Cordiviola, bajo la imputación de "homicidio agravado por alevosía". La captura de Rebottaro se da en el marco de una causa compleja, que al momento tiene cinco detenidos, pero aún permanecen prófugos Agustina Atrio, Walter Atrio y su hijo Matías Atrio, señalados como parte del núcleo central de la agresión. Con el clan tras las rejas recién la justicia podrá cerrar el círculo de responsabilidades que derivaron en la trágica muerte del joven padre. "El dolor está" La detención tuvo una fuerte repercusión emocional en Carolina Sotelo, pareja de Jeremías Sosa y madre de sus hijos. Apenas conocida la noticia, Carolina hizo un descargo en su cuenta de Facebook. "Hoy recibimos una buena noticia, por así decirlo… pero sin embargo los ojos se llenan de lágrimas. El dolor está. Nos lleva a ese día tan horrible", escribió. "Cayó uno más, que tanto dolor nos hizo y nos hace… una buena que nos hace entristecernos porque, más allá de que tienen que pagar, nuestra tristeza siempre va a estar". En su mensaje, Carolina también pidió justicia divina y recordó la pérdida irreparable que sufre junto a sus hijos. "Nadie nos va a devolver a Nano, al padre de mis hijos. Oramos todos los días, que Dios haga su justicia. ¡Justicia por su hijo!", concluyó su posteo, acompañado por decenas de comentarios de apoyo y reclamos de justicia. Una prófuga apuntó a Rebottaro Uno de los datos más relevantes de la causa lo aportó precisamente una de las prófugas. En una declaración espontánea publicada por El Civismo, Agustina Atrio aseguró que vio a Rebottaro golpear directamente a Jeremías cuando ya estaba en el suelo. "Le levantó la cabeza, creo que del pelo, y le pegó dos trompadas en la cara", afirmó. Este testimonio fue clave para que la Fiscalía avanzara con la imputación. La investigación, comisionada exclusivamente a la DDI Luján por la fiscal Cordiviola, viene desarrollándose con múltiples tareas: seguimiento de familiares, análisis de redes sociales, recolección de testimonios y revisión de imágenes captadas por cámaras de seguridad. La violencia con la que fue atacado Sosa quedó registrada y permitió identificar a varios implicados. Entre el 27 de febrero y el 1 de abril, se habían ejecutado una serie de órdenes de allanamiento, pero no lograron detener a los principales acusados. Solo se logró el secuestro de teléfonos celulares y equipos DVR. La detención de Rebottaro, entonces, representa el primer golpe significativo contra el "núcleo duro" del grupo acusado. Rebottaro es oriundo de Olivera, como varios de los involucrados. Se cree que, tras el ataque, fue asistido por allegados que le permitieron ocultarse en el delta. Allí vivía en condiciones precarias, con suministros que llegaban por vía fluvial. Su escondite se mantuvo con cierto nivel de protección, lo que refuerza la hipótesis de una red de encubrimiento. El caso Sosa provocó enorme conmoción social. Jeremías tenía 34 años y era padre de tres hijos. Había llegado desde su Jardín América natal en busca de un futuro mejor y vivía con su familia en Olivera. Aquel 22 de febrero fue atacado por un grupo de personas que, en su argumento, dijeron que lo confundieron con un ladrón. La violencia del episodio y la lentitud en la respuesta judicial generaron una ola de indignación en redes sociales y pedidos de justicia.
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