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» Jackemate
Fecha: 10/06/2025 17:32
Comparte este Articulo... Por Dr. Jorge Galíndez (*) La microgravedad y ciertas radiaciones cósmicas, aliados inesperados A mediados de los años ochenta, en plena Guerra Fría, la tensión geopolítica militar entre los Estados Unidos y la URSS era extrema y la posibilidad de la utilización de armas nucleares no era descabellada. Ubiquémonos en una pequeña localidad, Herford, que para ese entonces pertenecía a la llamada República Federal de Alemania (RFA). Allí una banda de sólo tres músicos de synth pop liderado por Marian Gold, Alphaville, presentaba su primer disco que se transformó rápidamente en un éxito mundial y que todavía hoy cuando lo volvemos a escuchar nos sigue emocionando. La canción refleja un anhelo por mantener la juventud y la vitalidad, con un trasfondo de temor a la vejez y al fin de las oportunidades. “Por siempre joven, quiero ser por siempre joven. ¿De verdad quieres vivir para siempre? Sí, por siempre y para siempre” reza el estribillo que escribieron estos jóvenes germanos oriundos de una región que, recordemos, fuera ferozmente bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y que temían, para ese entonces, ser nuevamente blanco de una agresión en este caso, atómica. ¿Are you going to drop the bomb or not? Se preguntan angustiados en las estrofas de la canción. Seguramente no imaginaron que años después, a mediados del siglo XXI la posibilidad de ser siempre jóvenes habría dejado de ser una utopía para transformarse en un tiempo no demasiado lejano, en una realidad. Veamos. La Biología Molecular nos introduce al conocimiento de las claves del envejecimiento celular y como consecuencia abre la posibilidad de evitarlo. Para facilitar el entendimiento de un problema tan complejo debemos conocer en principio que en los extremos de los cromosomas existe una ribonucleoproteína, llamada Telómero, cuyas funciones principales, entre otras no menos importantes, son la estabilidad estructural de los cromosomas, el control de la división celular y la regulación del tiempo de vida de las mismas. Alexei Olovnikov un científico ruso de la década del 70 reconoció por primera vez que los cromosomas no podían replicar completamente sus extremos y sugirió que estos sectores (secuencias) de ADN que no se multiplican, sino que, por el contrario, se desgranan cada vez que una célula se replica llevados, con el pasar del tiempo, a un momento crítico por las sucesivas pérdidas harían detener la división celular con la consiguiente muerte celular. El problema de la terminación de la replicación´ como se dio en llamar a ese momento, no obtuvo una respuesta aceptable hasta que un grupo de científicos del Salk Institute encabezados por la australiana-estadounidense, Elizabeth Blackbourn, luego galardonados con el Premio Nobel, detallaron molecularmente los telómeros y descubrieron además, una enzima, la telomerasa, que describieron como central en la maquinaria celular para la síntesis del telómero, explicando por primera vez en virtud de ese modelo la hasta ese momento desconocida razón. En resumen, la telomerasa mantiene a los telómeros en actividad que, como dijimos, protegen a los cromosomas de la degradación y envejecimiento. Ahora bien, La telomerasa no tiene la misma actividad en todas las células, por ejemplo, es de baja actividad o está ausente en la mayoría de las células somáticas humanas, lo que limita su capacidad de división y contribuye al envejecimiento. Sin embargo, en las células germinales y en las células madre están altamente activas. Y llegamos entonces a la hasta hace poco tiempo, increíble enunciación de que activando la telomerasa se podría retrasar el envejecimiento y como consecuencia prolongar la juventud que fue soñada desde siglos en cuentos fantásticos. Como consecuencia sólo faltaba entender cómo estimular a la telomerasa para así evitar que los telómeros detengan la división celular. La respuesta, y esto es lo novedoso, parece provenir de los confines del universo. Investigadores de la NASA que estudian el impacto en el cuerpo humano de los viajes espaciales de larga duración sospechan que la microgravedad y/o ciertos aspectos de la radiación cósmica alargan los telómetros. Los estudios actuales se centran en desentrañar cuánto de cada cosa influyen en el alargamiento de los mismos ya que en un primer momento se atribuyó a la microgravedad un porcentaje de preponderancia mayor respecto a los distintos aspectos de la radiación cósmica enunciados. Las investigaciones en marcha están dirigidas a tratar de entender este complejo entorno y evaluar los efectos a largo plazo. “La activación controlada de la telomerasa podría considerarse, en cierto modo, un elixir de la vida y transformarse en una posible aliada contra el envejecimiento” dice el reconocido compatriota nacido en Casilda, y doctor en Astronomía Roberto Aquilano, que participa en proyectos científicos espaciales de la NASA. Hace unos días en una entrevista radial que me hicieron, con motivo del lanzamiento de mi nuevo libro ‘Mientras el mundo se transforma’ dije a propósito del tema y casi sin pensar: “Mis nietas nunca envejecerán” y parece que va a ser cierto, serán ¡¡¡Forever Young!!!! (Jackemate.com) (*) Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón
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