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  • Menos capacitación corta, más pensamiento crítico

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/06/2025 06:53

    La IA no vino a sacarnos de nuestro lugar de trabajo, sino a movernos de lugar - (imagen ilustrativa Infobae) Con más de tres décadas en la industria del software, me asombra este presente: estamos atravesando una transformación de la que no recuerdo precedentes. El fenómeno que instaló la inteligencia artificial generativa lo está cambiando todo, no solo cómo trabajamos y cómo desarrollamos software, sino también los atributos que buscamos en nuestros colaboradores y cómo debemos formarnos para este trabajo. En la última encuesta de StackOverflow, que entrevistó a más de 65.000 programadores de todo el mundo, ante la pregunta de si utilizan herramientas de IA en su proceso de desarrollo, un 76 % de los encuestados respondió que sí o que planea hacerlo. Considerando la velocidad que eso implica, todo va muy rápido. ¿Qué significa esto? Una de las conclusiones menos esperadas, pero que constatamos día a día, que el camino de junior a senior se volvió más desafiante, y ya no pasa por los carriles habituales que se recorrían hace apenas dos o tres años. La inteligencia artificial, en muchos casos, ya puede reemplazar tareas típicas de un desarrollador web inicial. Entonces, el espacio de aprendizaje se desarticuló. Antes, las tareas simples eran una buena puerta de entrada: alguien con poca experiencia podía empezar con eso, crecer y aprender. Ahora, muchas de esas tareas las resuelve mejor la tecnología. Eso obliga a las organizaciones a repensar cómo integrar y formar a los talentos jóvenes. No alcanza con saber qué botón apretar: hay que entender el “por qué” detrás de cada decisión técnica. El corazón del trabajo en tecnología se está desplazando. No se limita a saber programar, sino que requiere un entendimiento más profundo del problema que se busca resolver. Lo que necesitamos de nuestros programadores ahora es sobre todo la capacidad de imaginar soluciones viables, la habilidad de trabajar en equipo y de integrar la IA como aliada. Los profesionales más valiosos serán los que puedan conectar los puntos entre los desafíos del mundo real y las posibilidades que nos ofrecen las herramientas digitales. El conocimiento técnico sigue siendo necesario, sí, pero ya no alcanza: hoy importa también el pensamiento crítico, la empatía y la capacidad de liderar procesos complejos con una mirada integral. Hay algo que me parece central cuando hablamos del perfil profesional que se necesita hoy. El estereotipo del programador que vive frente a la computadora, aislado, es cada vez menos representativo. Eso es, justamente, lo que la IA viene a desplazar. Lo que empieza a emerger es otra figura que llamamos diseñador de procesos (process designer): alguien que entiende cómo funciona un negocio, una organización, un mercado, y es capaz de traducir eso a un sistema digital que haga todo más eficiente. Es alguien que observa el mundo y lo transforma en software. Ese perfil va a crecer cada vez más, porque combina lo técnico con lo estratégico, lo digital con lo humano. Por eso creo que la educación también tiene que transformarse y seguir transformándose de manera más ágil. Hace unos años, uno podía empezar a trabajar en software con un curso intensivo de unos pocos meses. Pero hoy lo que necesitamos es una formación más generalista, que nos ayude a ver los problemas desde múltiples ángulos. Por eso celebro que estemos revalorizando los procesos de aprendizaje más largos y la formación que se obtiene en el ámbito universitario. Gracias a la IA, tenemos más herramientas, más capacidad de producción de software: asistentes inmediatamente disponibles para los profesionales senior. Pero eso genera cada vez más la desarticulación de los espacios donde se formaban los juniors se vuelve un riesgo real: si no encontramos la forma de ampliar el acceso y la formación, nos vamos a quedar sin profesionales capaces de sostener el crecimiento del sector. Porque dentro de este contexto de tanto cambio, hay algo que no se modifica: la necesidad de talento humano con capacidad de pensar y de cuestionar. El pensamiento computacional, el análisis crítico, la innovación van a seguir siendo insustituibles. Habrá más software, sí. Y el punto es cómo lo vamos a desarrollar, con qué capacidades y valores. La IA no vino a sacarnos de nuestro lugar de trabajo, sino a movernos de lugar para que podamos observar las cosas desde otro ángulo. Este nuevo lugar requiere más pensamiento crítico y más formación consciente, así como también más colaboración. La tecnología avanza, pero el valor va a seguir estando en el talento humano. Nuestra agenda inmediata, como industria basada en el conocimiento, es generar los nuevos tracks formativos adecuados a esta nueva realidad.

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