10/06/2025 22:08
10/06/2025 22:07
10/06/2025 22:06
10/06/2025 22:06
10/06/2025 22:06
10/06/2025 22:05
10/06/2025 22:04
10/06/2025 22:04
10/06/2025 22:04
10/06/2025 22:03
» Diario Cordoba
Fecha: 10/06/2025 03:34
Vamos ya directos hacia el periodo vacacional, unos meses en los que, quien más quien menos planea un viaje, una escapada en familia y toma un vuelo que probablemente sufrirá un retraso ya asumido de antemano. En 2023 en España se trasladaron en avión 22 millones de personas durante el verano. En esta época viajar en avión resulta una aventura que hay que acometer con el predispuesto conformismo que, de un tiempo a esta parte, se ha apoderado de los usuarios. Cada verano soy víctima de enojosos retrasos y testigo del conformismo con que todos nosotros aceptamos el contratiempo de no salir a la hora contratada. Es comprensible que un vuelo se retrase por cuestiones técnicas -concepto este que engloba tantas interpretaciones que no deja espacio a la protesta-, por inclemencias del tiempo, que modificarán la trayectoria o el horario, por incidentes sociales como las manidas huelgas francesas, con el consabido retraso en el aterrizaje del avión que debemos tomar. No obstante, son muchas las ocasiones en que no hay explicación alguna y, sin embargo, tampoco nadie se atreve a protestar. Tengo la teoría de que en casos como estos disponer de un móvil entre manos nos ayuda a evadirnos y a dispersar nuestra mente el tiempo que haga falta. Y es que el conformismo se ha apoderado de nosotros. Tenemos la tendencia de aceptar las normas, en este caso las adversidades, e incluso las ideas. A veces, por evitar el conflicto aceptamos contratiempos amparándonos en el grupo que, al igual que nosotros, acepta la adversidad de esperar sin apenas decir ‘ni mu’. Solo cuando la situación se convierte en insoportable y salta alguien que decide protestar, se genera la movilización que debería haberse originado mucho antes. Hace unos días tomaba el barco de Barcelona a Ibiza. Salió con más de una hora de retraso. Nadie dijo nada, nadie preguntó nada, nadie se atrevió a protestar. Todos nos hemos vuelto usuarios conformistas y sumisos, a los que parece no importarnos demasiado que nos modifiquen la vida sin más. Eso sí, con un móvil entre manos la cosa es más liviana. *Actor
Ver noticia original