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» El Ciudadano
Fecha: 09/06/2025 21:45
Es fácil imaginar que los gatos adaptaron el ronroneo y los maullidos a modo de ganarse la confianza de los humanos, y así tener acceso a comida ilimitada y a todos los cariños propios de una vida cómoda y tranquila en casa. El gato doméstico es astuto, ¿pero hay manera de explicar esa astucia en términos científicos? Entra la genética. Un equipo de investigadores del Centro de Investigación de Vida Silvestre de la Universidad de Kioto, en Japón, tomó muestras de ADN de 280 gatos mestizos castrados. Sus dueños también recibieron cuestionarios sobre el comportamiento de sus mininos. “Cuando solicitamos voluntarios, nos conmovió recibir respuestas de 265 dueños de gatos de todo Japón en un solo día, y recibimos mensajes amables”, afirmó Yume Okamoto, estudiante de doctorado. “Esto nos recordó el gran interés público en la investigación sobre gatos”. No debería ser sorpresa. Hay cerca de 9.1 millones de gatos domésticos en Japón, cifra que supera la de perros (6.8 millones), más no la de niños menores de 15 años (13.66 millones). Al menos no aún. A partir de las muestras de ADN, los investigadores analizaron el gen del receptor de andrógenos (AR, por su nombre en inglés) y hallaron ocho variantes del gen, agrupadas en alelos cortos y largos. Los gatos machos con alelos cortos mostraron niveles más altos de ronroneo y vocalización, demostrando la conexión del gen AR con la comunicación vocal. También se observó que las hembras exhibían mayor agresividad hacia extraños. Es de notar que estos resultados se consiguieron con gatos adoptados o rescatados de la calle. A diferencia de los gatos mestizos, que tienden a maullar más (como mecanismo de supervivencia) los gatos de raza pura exhiben una notable disminución en la importancia de la comunicación vocal. Al ser criados desde pequeños en un ambiente doméstico, no tienen necesidad de maullar ni de ganarse la confianza de nadie. Estudios previos indican que estos gatos tienen mayor probabilidad de ser portadores del gen AR de tipo largo. Gato “fino” maúlla menos Al comparar estos polimorfismos (variantes naturales en la secuencia de ADN) en gatos domésticos y otras once especies de felinos, los alelos largos resultaron exclusivos de los gatos domésticos, sobre todo los de raza pura, lo que sugiere una posible selección genética ligada a la convivencia con humanos y crianza selectiva. Felinos más grandes, como el leopardo o el gato pescador, tienen la variante corta del gen. Los autores del estudio plantean que el conocimiento del genotipo facilitará reconocer tendencias conductuales, lo que permitiría un cuidado más personalizado. Por ejemplo, permitiría a un dueño reconocer si un gato está ronroneando porque busca cariño, o porque está lastimado o siente algún malestar. «A través de nuestra investigación, esperamos profundizar nuestra comprensión de los gatos y contribuir a construir relaciones más felices entre gatos y humanos», dijo Okamoto, coautora del estudio publicado en la revista académica PLOS One.
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