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  • ¿Pollos de exportación?: qué mercados asiáticos se reabrieron al ingreso de carne aviar de la Argentina

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 09/06/2025 04:59

    Los especialistas del sector advierten que Argentina está cerca del techo en términos de consumo interno (Shutterstock) Argentina atraviesa un punto de inflexión en su industria avícola. Por primera vez desde que existen registros, en 2024 se consumió más carne de pollo que de vaca en el país, con un promedio de 49,3 kilos por habitante, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Este hito refleja un cambio estructural en la dieta de los argentinos y marca también un límite: con un consumo per cápita que ya se encuentra entre los más altos del mundo, el crecimiento futuro del sector dependerá, cada vez más, de los mercados externos. En ese contexto, la reapertura de dos destinos clave —China y Japón— marcó un giro estratégico para las exportaciones de carne aviar. Ambos países habían suspendido las compras a raíz de episodios sanitarios en Argentina, pero entre marzo y abril de este año volvieron a habilitar el ingreso de productos argentinos. Se trata de una señal de confianza hacia los estándares de control y sanidad locales, y un respiro para un sector que busca recuperar volumen exportador tras años de estancamiento productivo. Faena estable, producción en pausa Desde principios de siglo, la industria avícola argentina atravesó un fuerte proceso de expansión. La faena de aves creció un 110% entre 2000 y 2012, impulsada por el acceso a insumos clave como el maíz y la harina de soja, y por un fuerte crecimiento de la demanda local. Pero desde 2013 el sector entró en una meseta. La faena anual se estabilizó en torno a los 740 millones de aves, y la producción se mantuvo cerca de los 2,3 millones de toneladas. (Fuente) El freno en la expansión responde, en parte, a la saturación del mercado interno. En 2024, el consumo aparente de carne aviar fue de 2,1 Mt, sin variación respecto al año anterior. Esto se traduce en un consumo per cápita de 45,2 kilos, muy por encima del promedio mundial. Argentina se ubica como el sexto país con mayor consumo per cápita de pollo del planeta, y ese techo hace que sea difícil imaginar un nuevo salto de demanda dentro del país. En los primeros cinco meses de 2025, la producción mostró un leve repunte del 1,9% respecto al mismo período del año anterior, lo que sugiere una reactivación moderada. Pero, según advierte el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), para sostener una curva ascendente se necesitarán nuevos mercados. Exportaciones: pequeños pasos hacia Asia En 2024, las exportaciones de carne aviar argentina alcanzaron las 185.000 toneladas por un valor de USD 222 millones, lo que representa apenas un 6% de los ingresos por exportaciones del complejo bovino. A pesar de un crecimiento interanual del 15,7%, el volumen exportado quedó un 15,9% por debajo del promedio de los últimos cinco años. La combinación de una producción estancada y un consumo interno robusto dejó poco margen para exportar. Sin embargo, la reanudación de ventas a China —el principal destino de la carne aviar argentina antes del cierre sanitario de 2023— abre una ventana de oportunidad. En abril, se registraron exportaciones al gigante asiático por más de USD 1,1 millones, según datos oficiales. China había llegado a concentrar el 60% de las compras externas en 2022. Japón, por su parte, había suspendido las importaciones en febrero de este año luego de detectar un caso de influenza aviar en aves de traspatio. Tras las gestiones sanitarias y diplomáticas, el país asiático volvió a habilitar el ingreso de carne aviar argentina al reconocer el estatus libre de la enfermedad, conforme a los criterios de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Ambas reaperturas representan un espaldarazo para el sector y una posible palanca para reactivar las exportaciones. En total, durante 2024 se exportaron productos avícolas a 24 países. Los tres principales destinos fueron Vietnam (17% del total), Brasil (14%) y Sudáfrica (11%). Maíz, genética y política En el reciente Congreso Maizar, Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), repasó la evolución del sector desde sus orígenes. “La industria comenzó en 1961/62, cuando se trajeron las primeras líneas híbridas de pollos porque el país tenía maíz. Desde aquí se exportaron reproductores a Brasil, que hoy es el primer productor y segundo exportador de carne aviar del mundo”, recordó. Domenech subrayó que “en Argentina el maíz desarrolló al pollo, y en Brasil el pollo desarrolló al maíz”. A modo de ejemplo, señaló que los pollos brasileños se alimentaron durante años con maíz argentino. Hoy, sin embargo, el 63% del maíz producido localmente se exporta en grano, y sólo 21 millones de toneladas quedan en el mercado interno. De ese total, el sector avícola consume cerca de 6 millones de toneladas. Roberto Domenech, presidente de CEPA, aseguró que el pollo dejó de ser un alimento de lujo para transformarse en un producto de consumo masivo. También destacó los avances tecnológicos del sector: “Con genética y mejoras en la dieta pasamos de pollos que tardaban 120 días en alcanzar 2,25 kilos, a lograr ese peso en apenas 75 días. El pollo dejó de ser un alimento de lujo para transformarse en un producto de consumo masivo”. La industria genera actualmente 75.000 empleos directos, y se compone de 48 frigoríficos y 3.700 granjas, según CEPA. Sin embargo, Domenech sostiene que el potencial es mucho mayor si se fomenta un modelo que considere a la producción aviar como un “proyecto país”. Desde su paso por la Secretaría de Agricultura, aprendió que “para que haya políticas, primero tiene que haber proyectos”. El mundo demanda más pollo Las perspectivas para el comercio internacional de carne aviar son alentadoras. De acuerdo con las proyecciones de la FAO, las importaciones globales de carne aviar crecerán un 10% entre 2025 y 2033, impulsadas principalmente por el aumento del consumo en países de África y Asia. Este incremento esperado supera al que se prevé para las carnes bovina, porcina y ovina. Con un consumo interno consolidado y un mercado regional con escaso dinamismo, el desafío para la industria avícola argentina es posicionarse como proveedor confiable en Asia y África, aprovechando su fortaleza en genética, sanidad animal y disponibilidad de insumos. El caso de China —con su demanda masiva, pero también con requisitos sanitarios estrictos— es ilustrativo: recuperar ese mercado puede ser el primer paso para que el pollo argentino vuelva a crecer, esta vez más allá de las fronteras.

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