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» Diario Cordoba
Fecha: 09/06/2025 04:17
En la provincia de Almería, al sur del río Albas y de los Cerros del Calvario y Majada de las Vacas, se ubica el pueblo pesquero de Carboneras. Trasformado hoy en una población turística más debido a su clima templado y a sus magníficas playas y paisajes, cuenta con un fondeadero muy frecuentado por embarcaciones que practican deportes submarinos, así como por aquellas que acuden en ocasiones a protegerse de los fuertes temporales que soplan desde el este. En su entorno se construyeron antaño hornos de carbón que llegaron a abastecer a otros lugares de la península. La zona tomó su nombre de Cabezo de la Carbonera, a cuyos pies se alza esta villa mediterránea. Entre el 10 y el 13 de junio sus habitantes festejan las celebraciones de moros y cristianos en honor a San Antonio. No se conoce el origen exacto de estas fiestas, aun cuando la población guarda memoria de que ya se celebraban en la centuria del Ochocientos. En Andalucía este tipo de celebraciones tienen lugar en poblaciones muy alejadas entre sí; se organizan en torno a la posesión de la imagen patronal, tal y como sucede con san Antonio en el caso de Carboneras. Articuladas a través de representaciones de carácter dramático, estas fiestas populares se encuadran dentro de las llamadas «históricas». Son celebraciones en las que la presencia musulmana estuvo vigente hasta bien entrada la modernidad. En casi todas sale una procesión con la imagen del patrón. También hay desfiles y parlamentos entre bandos contendientes, simulacros de batallas, desembarcos, tomas del castillo y conversión o muerte de los moros, no faltando en muchas el homenaje al patrón del lugar. Estos componentes se hallan presentes también en las celebraciones que tienen lugar en Carboneras. Éstas se apoyan sobre un texto del siglo XIX, algo modificado a consecuencia de los avatares propios de su transmisión oral. Al coincidir estas fiestas con el día del santo franciscano, cumplen la función ritual de identificación de la propia comunidad. En las grandes batallas que se libran lo que se busca es poseer la imagen, convertida en símbolo destacado con el que se identifica la comunidad. También las tradicionales “relaciones” en honor de san Antonio realzan el carácter religioso de la fiesta, que se convierte en un medio idóneo para desplegar la sociabilidad de los lugareños. Los dos bandos en liza desempeñan un rol importante en la estructuración de la sociedad, siendo una expresión más de su emergente conciencia de identidad. La fiesta genera una gran participación ciudadana. No se distinguen en ella edades, si bien son los más jóvenes quienes más participan en la articulación de actividades y comportamientos dentro de los elementos rituales, festivos y dramáticos. El acto abarca no solo el traslado del santo en procesión hasta su capilla en el castillo de san Andrés, sino todas las demás actividades que se desarrollan a lo largo de los días siguientes. El segundo día, por ejemplo, se ofrece una representación con guerrillas y escaramuzas entre moros y cristianos. Por la tarde el santo vuelve a su parroquia en medio de un estruendo de cohetes y fuegos de artificio. En estos festejos la población participa además en diversos tipos de concursos y bailes populares, divertimentos que culminan con la traca final. Nos encontramos ante una celebración que contribuye de un modo destacado a la vertebración social de esta comunidad de Carboneras. *Catedrático
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