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  • El incierto futuro del lobo ibérico tras su desprotección

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/06/2025 03:48

    La caza del lobo ibérico (Canis lupus signatus) vuelve a ser legal en España tras cuatro años de máxima protección. Así será después de que, durante la tramitación de la nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, el Partido Popular (PP) ‘colara’ varias enmiendas que modifican la protección que disfrutaba la extensa población de lobo que vive al norte del Duero y, por tanto, permite de nuevo su caza con el pretexto reducir la pérdida de cabezas de ganado. Sin embargo, la justificación utilizada para ello carece, según los expertos, de aval científico y su caza puede ser incluso contraproducente para el objetivo perseguido. Ejemplar de lobo ibérico / Pablo Santana/Shutterstock El daño que esta especie provoca en la ganadería, el supuesto desperdicio de alimento asociado a ello e incluso el miedo de la población ante la aparición de estos animales en pueblos cercanos a explotaciones ganaderas –pese a no haberse registrado nunca ataques de lobos a personas–, son los motivos aducidos. Los expertos lo consideran una vuelta atrás en la recuperación que esta especie endémica experimenta desde hace más de tres décadas. Y es que, si bien hoy se contabilizan entre 300 y 350 manadas en toda la Península Ibérica, hubo un tiempo en el que su número era tan reducido que los llevó al borde de la extinción. Los expertos creen que sus poblaciones irán mermando poco a poco, pero no está claro que bajen los ataques al ganado El lobo ibérico se encuentra repartido en dos áreas separadas por el río Duero. De esta forma, los que se encuentran al norte, en provincias de País Vasco, Asturias o Cantabria, tienen manadas más numerosas y cercanas entre sí. Por su parte, al sur del Duero (en Ávila o Salamanca) los pocos especímenes que se encuentran están más aislados y apenas tienen relación los unos con los otros, lo que favorece una menor diversidad genética entre ellos. Persecución histórica El lobo ibérico ha sido, históricamente, una especie perseguida de manera indiscriminada. Considerado una alimaña, su caza para reducir los ataques al ganado se normalizó en todo el país, provocando una reducción poblacional de la especie que llegó a su pico máximo en los años 50. «El lobo podía ser perseguido cualquier día y con cualquier método (lazos, armas de fuego, trampas…)», destaca Luis Suárez, coordinador de conservación de WWF. El lobo llevaba treinta años de recuperación / Jesús Cobaleda/Shutterstock La vida de este animal cambió en la década de 1970 gracias a uno de los mayores defensores de la biodiversidad de España: Félix Rodríguez de la Fuente, que puso de manifiesto la preocupante situación de los lobos en España y la injusticia a la que se le había sometido durante décadas. La presión de ecólogos y ecologistas logró convertir al lobo ibérico en una especie cinegética, lo que acababa con la ‘barra libre’ de su caza. «A partir de ese momento, solo se le podría perseguir cuando se abriera la veda de caza», recuerda Suárez, que asegura que este simple cambio ya generó una notable mejora en la conservación de la especie. En 1992, con la Directiva Hábitats de la Unión Europa, la conservación del lobo ibérico recibió un nuevo impulso. «A partir de entonces, las regiones al sur del Duero tenían que tener una estricta protección de esta especie, ya que dependía del nivel de conservación, y en esta zona había muy pocos especímenes», recalca Suárez. Al norte del Duero, el lobo quedaba también protegido, pero se permitían medidas para controlar la población cuando su situación de conservación fuera favorable. «Sin embargo, nunca lo ha estado», insiste Suárez. La población fue mejorando hasta que en los 2000 cruzó el Duero y se extendió por Ávila, Segovia, Madrid, La Rioja y País Vasco. Para 2014 - último censo disponible - ya se contabilizaban 299 manadas de lobos en toda España. Desde entonces hasta la actualidad, sin embargo, esa expansión se ha frenado y las manadas apenas han crecido un 10%. «Seguimos muy lejos de las cifras históricas», sentencia Suárez. Además, la expansión tampoco fue tanta. «Realmente, los lobos apenas se movieron unos 10 o 15 kilómetros hasta llegar al borde de Madrid», explica Carles Vilà, de la Estacion Biologica de Doñana (EBD-CSIC), que insiste en la idea: «Si lo comparamos con la expansión que experimentó el lobo, por ejemplo, en el norte de Europa, que recorrió entre 1.000 y 2.000 kilómetros desde Polonia hasta Dinamarca, en nuestro país las poblaciones no han cambiado nada desde los 80». «Les ha cambiado el comportamiento» De hecho, los investigadores se han percatado de que las poblaciones ibéricas son muy diferentes a las de otras regiones, pues no tienen tanto afán de exploración. «Creemos que el haber estado sometido a miles de años de presión humana les ha cambiado su comportamiento», sentencia Vilà. Este ‘sedentarismo’ se ve de forma clara en los registros genéticos de las distintas manadas. «En el norte, a pesar de estar tan juntos que podrían considerarse una población continua, en la práctica no funcionan como tal, porque apenas se han mezclado», recalca el investigador. «Cuando discutimos estos resultados, otros investigadores se suelen sorprender, en España se ha producido una fragmentación a escala muy pequeña», indica. En 2021 se incluyó el lobo ibérico en la Lista de Especies Protegidas, lo que le otorgó el mayor nivel de protección que jamás ha tenido En 2021, WWF lideró una campaña para incluir al lobo dentro del Listado del Régimen de Protección en España. La propuesta llegó a buen puerto, imposibilitando así la caza del animal en cualquier situación. La nueva normativa causó un gran revuelo en el norte de España, donde muchas personas se pusieron en pie de guerra contra de esta medida al considerarla incompatible con la práctica ganadera. Sin embargo, la realidad es que la ciencia tampoco avala su caza como método de control. El lobo ibérico está dividido en dos poblaciones, al norte y sur del Duero / Europa Press «Los resultados hasta la fecha parecen sugerir todo lo contrario», sentencia Vilà. Como explica el investigador, cuando se mata a un individuo reproductor, en lugar de disuadir al resto de acceder a ese lugar, provoca que el conjunto ya no funcione como manada, sino de forma individual. «Esto, en última instancia, facilita que adquieran comportamientos depredadores», recalca el investigador, que insiste en que la única manera de revertir los problemas ganaderos utilizando este método sería matar al menos al 80% de la población. «Sería mucho más efectivo utilizar medidas para la protección de las cabezas de ganado», añade Suárez. A largo plazo, estos expertos creen que la nula protección del lobo ibérico irá mermando poco a poco sus poblaciones, y no solo por causa directa de la caza, sino también por sus efectos asociados. «Con tan pocos individuos, la población se fragmentará aún más, la caza forzará a que se reproduzcan más rápido, siendo más jóvenes y estando más emparentados», revela Vilà. Por tanto, abrir la veda de caza no solo no resolverá el problema de la ganadería, sino que «se aceleran los problemas genéticos» de la población de lobo ibérico y, por tanto, la mortalidad. ....................... ENTREVISTA. Alberto Fernández. Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) «La mortalidad del ganado es la misma con lobos que sin ellos» Alberto Fernández / CSIC Alberto Fernández Gil es biólogo y experto en el lobo ibérico. Considera que la afección real del lobo a la ganadería en España es mínima, como demuestran los datos estadísticos. -¿Por qué decimos que el lobo ibérico se encuentra en una situación desfavorable? -Hay un montón de criterios. Criterios de rango de distribución, de tendencia, de tamaño de población, de genética, etc. En cuanto al rango de distribución, hay evidencia de que los lobos solo se distribuyen por una parte concreta, y hay hasta 1.500 kilómetros de hábitat no ocupado. Además, el número de individuos adultos reproductores es menos de mil, seguramente del orden de seiscientos o setecientos. Y luego, desde un punto de vista genético, se ha encontrado que la variabilidad genética de la población ibérica de lobos es muy baja, con los riesgos que eso supone a corto y medio plazo, en cuanto a la vulnerabilidad a patógenos, por ejemplo. -Se defiende la caza del lobo como una forma para controlar las pérdidas en la ganadería. ¿Tiene alguna base esta afirmación? -Pues no, no tiene ninguna. De hecho, todos los trabajos publicados que analizan el efecto de los controles de población en los daños al ganado llegan a la conclusión de que solamente eliminando la totalidad de los lobos de grandes áreas se consigue rebajar los daños. -Alguna persona estará tentada a pensar que es una buena forma de resolverlo. -Está claro que si no hay lobos, no hay daños al ganado asociado a ellos. Pero téngase en cuenta que se estima que la afección de los lobos a la cabaña ganadera en el norte de España representa aproximadamente el 0,5% de las cabezas disponibles en extensivo. Teniendo en cuenta que el ganado en extensivo tiene una mortalidad natural media anual del 5%, eso quiere decir que hay 10 veces más peso de otras causas de mortalidad al ganado que la producida por los lobos. O, lo que es lo mismo, la mortalidad del ganado en extensivo es la misma en zonas en las que hay lobos que donde no los hay. -También se esgrime que la gente tiene miedo a que sea objeto de ataques por un lobo... -Ahí no hay nada ni lógico, ni razonable, ni objetivo, ni científico, ni nada. No hay ningún caso en España en las últimas no sé cuántas decenas de años o en el último siglo. Decir que hay riesgo de eso es como decir que puede caer un meteorito. -¿Cuál sería la opción mejor para proteger el ganado? -Las medidas preventivas son el manejo del ganado, el uso de pastores, el cierre por las noches del ganado menor, el uso de perros mastines, el manejo de los partos de los terneros y de los potros en las épocas en las que son más sensibles. El sector ganadero lo sabe perfectamente porque es parte de su profesión, pero parece que algunos ganaderos no quieren adoptar ese tipo de medidas por razones que yo desconozco.

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