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» Radiosudamericana
Fecha: 08/06/2025 16:45
Domingo 08 de Junio de 2025 - Actualizada a las: 10:51hs. del 08-06-2025 UNA DÉCADA SIN SANDRA SILGUERO En el marco de la semana de conmemoración por los diez años del movimiento Ni Una Menos, Karina Silguero visitó el programa Ventana Social de Canal 5tv. Su historia, marcada por el dolor y la impunidad, es una herida abierta que sigue supurando cada vez que se nombra el nombre de Daniel Borlicher, el asesino de su hermana Sandra. Fue precisamente en mayo de 2015 cuando ese femicidio partió a su familia. Dos meses después, el grito colectivo de Ni Una Menos comenzaba a tomar las calles del país. Karina estuvo allí, con un cartel, temblando y sin entender demasiado qué significaba estar al centro de una tragedia que hasta entonces miraba de lejos. "Me acuerdo de estar parada en la plaza Juan de Vera, sin comprender nada, con mi cartelito. Había pasado apenas dos meses desde que Daniel Borlicher asesinó a mi hermana con más de 100 puñaladas", recordó con la voz entrecortada. Desde entonces, su vida cambió para siempre. Y no solo la suya: Sandra dejó a dos hijos, a unos padres destrozados por el dolor; dolor que con el correr del tiempo, les causó la muerte. Karina lo dice sin rodeos: "Borlicher no solo mató a mi hermana, también mató a mis padres. Murieron de tristeza". Durante una década, Karina encabezó marchas, hizo denuncias, golpeó puertas. Nunca se detuvo. Viajó a Buenos Aires, a Paraguay, a Formosa, a Posadas. Entregó datos, mostró rostros, pidió justicia. Y recién el año pasado —diez años después del crimen—, por primera vez, la Policía Federal fue a su casa para preguntarle por el paradero de Borlicher. Con los mismos datos que ella había dado desde el inicio, llegaron hasta el lugar que Karina siempre señaló. Pero él ya no estaba. "Es como si alguien siempre le avisara. Siempre se escapa", lamenta. Karina ya no marcha tanto como antes. Admite que el desgaste es grande, que el dolor consume, que a veces se siente como una burla tanta lucha sin respuestas. Pero la causa no la abandonó: desde su red social, todos los días comparte el rostro del femicida. La lucha sigue, aunque sea desde otro lugar. No tiene miedo, nunca lo tuvo. Ni siquiera cuando tuvo que vivir cinco años con custodia policial. Lo único que quiere es justicia. Hoy Karina intenta reconstruir algo de vida. Sigue viviendo en la misma casa donde alguna vez compartió techo con sus padres. A su lado, viven los hijos de Sandra. Ya son adultos. Uno de ellos intentó acompañarla en las primeras marchas, pero por razones laborales debió tomar distancia. La otra, su sobrina, fue quien encontró el cuerpo sin vida de Sandra a los 12 años. Una escena que la marcó para siempre y que le dejó heridas profundas. "Por eso fui yo la que levantó la bandera, porque ellos tenían que enfrentar un dolor aún más grande", explica Karina. Acompañó otros casos, caminó junto a otras mujeres, abrazó el dolor de madres y hermanas como ella. Se sumó al colectivo Atravesadxs por el Femicidio y hace poco su hermana, Sandra, volvió a estar presente en la marcha de Ni Una Menos en el Congreso, gracias a esa red solidaria. Su mayor deseo es verlo tras las rejas. No por venganza. Por paz. Por justicia. "Por mi hermana, por mis padres, por sus hijos, por mí y por todas las mujeres", enumera. Está segura de que el día que eso ocurra, su alma y la de su familia podrán descansar. Hasta entonces, seguirá insistiendo. Aunque duela.
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