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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 08/06/2025 13:11
En la vida cotidiana de muchas familias, el ritmo acelerado, la hiperconexión digital y la falta de tiempo han desplazado un hábito fundamental: la conversación en casa. Mientras los dispositivos tecnológicos captan la atención de niños y adolescentes, el diálogo familiar se reduce a mínimos preocupantes. Y esta desconexión digital no solo afecta a las relaciones familiares, también al desarrollo cognitivo de los más jóvenes. En este contexto, las advertencias desde la neurociencia empiezan a cobrar fuerza. Los padres que no conversan con sus hijos no solo debilitan el vínculo emocional, sino que también limitan el desarrollo de su pensamiento. Hay una pérdida de vocabulario y sobre todo de complejidad lingüística. A los jóvenes, por culpa de un mundo donde todo sucede con tanta rapidez y por la avalancha de datos, les cuesta más focalizar la atención en algo. Nuestros abuelos tenían mucha más paciencia que nosotros porque no había televisión, ni móvil, y cuando llegaban a casa lo que hacían era charlar con su familia o sentarse a descansar. Antiguamente, se tenía más tiempo para pensar e, incluso, nosotros tenemos más tiempo para pensar que el que tendrán las generaciones venideras, porque el mundo es cada vez más rápido y está más saturado de datos. El cerebro se va adaptando generación a generación, pero este tipo de vida tan ajetreada está empezando a preocupar a los expertos. Las familias están tan ocupadas que no tienen tiempo para hablar con sus hijos. Hay un estudio que se publicó este año en Australia, donde decía que las familias solo dedican 5 horas a la semana a hablar con sus hijos pequeños. Eso es ridículo. Y también dañino porque es como que se estuviera “apagando” el cerebro de los niños. Pobres de pensamiento Ya se está detectando en el sistema educativo una pérdida de vocabulario y de complejidad lingüística a la hora de estructurar frases subordinadas, con adjetivos, adverbios… y esto provoca un empobrecimiento de pensamiento. Y la complejidad del pensamiento influye en la inteligencia. Entonces es posible que en un futuro veamos una menor puntuación en los test de inteligencia debido a esto. Lo que se ha observado en algunas pruebas y test específicos parece indicar que el coeficiente intelectual (CI) ha ido bajando. Esto es algo que se llama el efecto Flynn inverso. Este efecto hace referencia a un fenómeno observado por el psicólogo James R. Flynn en 1983, quien descubrió que el CI había aumentado de manera constante alrededor de tres puntos por década. Y este incremento se atribuyó a mejoras en la alimentación y en los sistemas educativos. Pero un estudio reciente reveló que esa tendencia se había invertido entre 1980 y 2015, el CI promedio comenzó a descender, a un ritmo de casi siete puntos por década, y se asocia a factores como el aumento del consumo de comida ultraprocesada y una posible degradación del sistema educativo. Por lo tanto, en un mundo cada vez más digitalizado, donde la inmediatez se impone sobre la reflexión, el tiempo dedicado a conversar con los hijos no debería de ser un lujo, sino una prioridad. La ciencia advierte que esa falta de comunicación afecta no solo al vínculo emocional, sino también a la capacidad de pensar con profundidad, de expresarse con precisión y, en última instancia, de desarrollar una inteligencia rica y flexible. Lo que está en juego no es solo el presente de nuestras relaciones familiares, sino el futuro cognitivo de las próximas generaciones. (*) Dr. en Biología y divulgador científico. Autor de “El cerebro adolescente” y “Cereborflexia”, entre otros libros.
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