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» El litoral Corrientes
Fecha: 08/06/2025 11:11
n Alberto Borrini, un estudioso de la Publicidad, socio de la Revista “Mercado”, quien le diera cabida a la crítica de la publicidad en su esencia, conforme productos, expresó al logro revolucionario de Wolkswagen: Piensa en chico”. Conforme la idea que le tirara el creativo Bill Berbach a su “copy writer” o redactor publicitario, Julian Koening, quien redactó la campaña del pequeño “Escarabajo”, rompiendo el mercado de usos y costumbres, al alcance de bolsillos bajos. No solo se trató de un hecho comercial netamente, sino que sirvió de acicate para emprender la dura lucha que con trabajo y estudio es posible cambiar en positivo un país, poder lograrlo todos los sueños merced a la perseverancia. El “chico” era la cuota pequeña para asumir la lucha del bienestar, no devanándose los sesos cómo “robar un banco” para poder pagarlo, sino haciendo como hasta ahora, siendo pertinaz en sus tareas laborales con mirada en perspectiva, por un mañana mejor y más equitativo. El consumidor acostumbrado a coches despampanantes, largos, ostentosos, vio como el recién llegado ganaba los mercados de ventas, pero para felicidad de muchos, haciendo que el hombre común, el hombre de calle, procedente de esa clase trabajadora y estudiosa pueda alcanzar niveles superiores, accediendo a la meta soñada. Era un aviso a toda página, breve de detalles pero contundente en la respuesta visual. En su parte superior el automóvil “Escarabajo” como única ilustración; debajo la frase: “Piensa en chico”. Al pie, el logo de Wolkswagen. El aviso era todo espacio, con muchos claros pero con el “anzuelo”, de situar que la clase que luchaba por alcanzar la media de una sociedad que en 1959, podría hacer realidad: por ser muy familiar, más pequeño, más económico, ideal. El “chico” no sólo fue el lanzamiento automovilístico más resonante, sino que alteraba para bien el bienestar de los de abajo, provocando un movimiento como premio merecido a sus sueños más queridos. Sin embargo los países con sus aberraciones internas logran o no compararse con el chico que hizo posible el ascenso a la clase media de la sociedad americana. Si tuviéramos que comprobar una similitud con la Argentina de ahora, la cosa no es así, sería lo contrario, que la falla está en lo chico justamente, en la micro economía en dirección contraria de la conquista de la baja de inflación, mientras que los comestibles, los remedios y los servicios, el montón de dinero que suman cuando cobramos pero en un santiamén en discordia con lo sucede en la macro, se nos va volando y siempre la mishiadura rondando con una sombra de depresión que angustia y desespera. Conforme a las tablas, encuestas, posicionamiento de artículos y servicios, uno se empequeñece, y come sólo cifras vacías que nos tiran a diario, alejadas realmente del problema donde se abroquela gente, nosotros, el ser humano, no estadísticas. El lanzamiento del “chico”, fue la celebración de la autodeterminación de las clases menos favorecidas, y permitió que ellas disfruten de todo el tándem que generalmente estos felices acontecimientos se traen bajo el brazo. En suma es un comparativo como las empanadas de Darín, para decir que Argentina está extremadamente cara. Más vale la crítica respetuosa, para que la objetividad no tenga dudas. Ventas copiosas, estándar de vida decorosa, una enmienda merecida de tanto tiempo jugar en el “Campeonato de Ascenso”, el premio justo que trabajo y estudio son capaces de brindar, y también políticos con ganas de hacer y preservar el deseo de una sociedad, rindiendo culto a las miles de palabras que se arengó en discursos no vanos. Rindiéndole culto a la palabra empeñada, haciéndola cumplir por obra y gracia de la honestidad, “no hablando al cohete”, sino tomándolo en serio, dejando los gritos para los hechos, volviendo a las reglas respetuosas del buen trato, la comprensión y coherencia, que no se trata del triunfo de uno, sino de todos. El 25 de mayo parecía condecir con aquello de: “El sol del 25 viene asomando”, me dije por fin los argentinos decidimos ser hermanos bajo el mismo techo, la emoción me embargó, creía estar ante un milagro que suceden cuando la buena fe, la predisposición deponen actitudes para convertirnos TODOS EN UNO. Pero no, siempre debemos demostrar que tomamos el colectivo equivocado. Supuestamente con nuestras actitudes machistas, barras brava, haciendo trizas todo cuanto tocamos, hacemos y decimos. Moraleja: Disparidad entre chicos. Uno, sobre 4 ruedas, que dio certezas a una sociedad que la cosa socialmente iba a mejorar, hasta lograrlo. La otra. La nuestra, la disparidad entre la macro que baja la inflación y la micro, que parece sostener para arriba, el valor recargado de las cosas, justamente de nosotros, de la gente de a pie. La de todos los días. En suma, el pueblo. En suma es un comparativo como las empanadas de Darín, para decir que Argentina está extremadamente cara. Más vale la crítica respetuosa para corregir tantas fallas, que la objetividad no tenga dudas.
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