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» Elterritorio
Fecha: 08/06/2025 10:20
En cierto modo, abstenerse es rehuir de la responsabilidad. domingo 08 de junio de 2025 | 6:00hs. Imagen ilustrativa. Hoy es un domingo distinto. Podría ser un domingo más, pero tenemos la fortuna de acudir a las urnas. Sé que suena romántico, edulcorado decir que la democracia es una fiesta, que hacemos oír nuestra voz, que elegimos a quienes nos representarán por los próximos años y serán nuestra voz en la Cámara de Diputados y en los concejos deliberantes. Está claro, porque el ausentismo de los recientes comicios en otras provincias lo demuestra, que el entusiasmo no es tal, es notorio el desencanto en el país con la clase política y no son pocos quienes consideran un ejercicio inútil el poner en el sobre una lista más de las tantas que pululan. No obstante, considero que abstenerse no es la solución. Todos conocemos a alguien que va a votar sin conocer a los candidatos ni sus propuestas. Todos conocemos a alguien que conoce a los candidatos y sus propuestas, pero no va a votar. Podrá decirse que el primero debería quedarse en su casa y el segundo tiene el deber de concurrir. Podría decirse, también, que si el segundo se queda en su casa es por alguna razón. Pueden ser atendibles los argumentos en contrario, pero personalmente considero que votar es necesario. Cumplimos 42 años del regreso de la democracia y está claro que no ha solucionado los problemas heredados de la última dictadura militar (si pretende argumentar que con los gobiernos de facto estábamos mejor, remítase a las estadísticas económicas pre y posgolpe de Estado y después vuelva). Debemos ver, no obstante, cuánta de esa apatía podemos achacarles a los malos gobiernos y cuánto de esos malos gobiernos podemos achacarle a la apatía. Estoy seguro de que los cargos en disputa, el modo en que se distribuyen y, peor aún, la función de quienes asumirán el próximo 10 de diciembre les son desconocidas a muchos, muchísimos de quienes están en condiciones de sufragar hoy. O de quienes lo vienen haciendo en las sucesivas jurisdicciones que ya votaron este año. O de quienes votarán en octubre. O de quienes lo hicieron hace dos años. ¿Culpa de la educación, de la escasa formación cívica, la cual debe brindarse por otros canales, del desdén de las conducciones nacionales, provinciales y municipales? ¿O culpa exclusivamente de la falta de conciencia individual al asumir el compromiso de elegir? Un poco de todo y todo junto, si me preguntan. Las consecuencias las vemos en nuestros bolsillos, en la calidad institucional, en el desinterés de las nuevas generaciones. En cierto modo, abstenerse es rehuir de la responsabilidad. Tampoco se trata de culpar a los votantes por lo que hacen los candidatos elegidos una vez que llegan al poder. Se podrá hablar mucho del clima de antisemitismo que se vivía en la Alemania de Weimar, pero (por favor, no lo digas…) lo que hizo Hitler (ahí está, lo dijo nomás…) en los campos de concentración no creo que haya sido lo que votaron los alemanes. El problema son quienes sí querían que hiciera eso. Y otro problema es a quienes no les importa. Porque en cada elección hay ganadores. Sí, claro -dirá usted-, los que suman más votos. Pero también hay otros ganadores. Los que nunca pierden. Los que no se presentan como candidatos, los que no aparecen en las fotos, los que no tienen partido. Esos que siempre ganan. Pero ganan más cuando usted decide no peinarse para la foto, cazar el documento, apersonarse en la escuela que indica el padrón y elegir a quien mejor considere para los cargos que se ponen en juego. Quizá sus nietos encuentren mejores candidatos. Quizá sus tataranietos puedan vivir la democracia plena que se nos viene negando. Nada de eso sucederá si dejamos que nos la arrebaten. El primer paso para eso será que cada vez votemos menos y dejemos en manos de otros las decisiones. Así, por más que me sienta tentado a suscribir a pie juntillas toda la letra de 'Ni fu ni fa', de Ska-P, creo que votar es necesario
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