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» Diario Cordoba
Fecha: 08/06/2025 03:12
Durante muchos años la política de conservación de la naturaleza se centró principalmente en especies que se desarrollaban sobre zonas húmedas o terrenos forestales. En cierta medida se olvidó de los sistemas agrícolas. Esos esfuerzos fueron recompensados con creces y las poblaciones de la mayoría de las especies se recuperaron o están en vías de hacerlo satisfactoriamente. Mientras tanto, los sistemas tradicionales de los cultivos agrícolas iban modificándose de la mano de los pesticidas y los herbicidas. En el caso del olivar se instaló la idea de que, mientras más limpio, mejor, y se observaban campos con una única especie, el olivo, y el resto de la superficie desprovista de cualquier atisbo de vegetación. Son campos con ausencia de vida, sin plantas, sin insectos, sin aves y en ocasiones poblaciones bajas de conejos parecen plagas bíblicas porque lo único que tienen a mano para alimentarse son los propios olivos. Durante la época de lluvias, toneladas de tierra se pierden siguiendo el curso del agua que la transporta, colmata los embalses y cortan muchas carreteras. En las tierras agrícolas aparecen cárcavas que intensifican el proceso llevándose consigo incluso hileras de olivos. Durante mucho tiempo se instaló la idea de que, mientras más limpio, mejor Ya en los años ochenta, algunos investigadores y tras concienzudos estudios científicos comenzaron a llamar la atención de que esa pérdida de suelo era inasumible y sobre la conveniencia de desarrollar cubiertas vegetales. Sus alertas caían en saco roto. Recuerdo más de una conversación sobre su desesperación al no ser escuchados ni por la propia administración agrícola. Pero la paciencia todo lo alcanza, la incorporación de más investigadores que fueron desarrollando nuevos estudios fue calando poco a poco y algunos agricultores comenzaron a sumarse y determinadas acciones de la PAC promocionaron la práctica de las cubiertas vegetales en el olivar. Con el tiempo, las cubiertas vegetales en el cultivo del olivar han ganado terreno como una estrategia agroecológica. Estudios científicos vienen señalando desde hace décadas que reducen la erosión del suelo, llegando a disminuirla hasta un 95% si la comparamos con los olivares labrados. Ofrece una protección contra el impacto de las gotas de lluvia y una mayor infiltración, proporcionando un incremento de la materia orgánica y de sumidero de carbono, mejora de la estructura y fertilidad de suelo. Deben elegirse con prudencia para que exista una sincronía entre plagas y enemigos naturales Al encontrarnos en un lugar donde la disponibilidad de agua es bastante limitada, las cubiertas conservan mejor la humedad al reducir la evaporación. Como se puede deducir, al disminuir la escorrentía y aumentar la retención de agua y nutrientes en el suelo, se reduce la contaminación de las aguas por arrastre de fertilizantes y fitosanitarios. La vegetación ligada a las cubiertas vegetales ofrece nuevos hábitats disponibles para insectos beneficiosos para la polinización y como enemigos naturales de plagas. De esta forma, se favorece el control biológico y una menor necesidad de utilizar pesticidas y herbicidas. Las áreas de vegetación herbácea y leñosa cerca del olivo, así como las pequeñas parcelas de vegetación leñosa dentro del olivar, también disminuyen la abundancia de plagas en el cultivo. Las cubiertas vegetales, conocidas por aumentar la abundancia de algunos depredadores y parasitoides, deben elegirse con prudencia para que exista una sincronía entre plagas y enemigos naturales. Existen estudios que identifican ejemplos de los tipos de diversidad adecuados para su uso en el control biológico de conservación en el sistema de producción de olivo. Las cubiertas vegetales ofrecen nuevos hábitats para insectos beneficiosos para la polinización Hay que gestionarlas adecuadamente para que no afecten negativamente a la producción del olivar, sobre todo el de secano, para evitar riesgo de incendios o alberguen algún tipo de plaga. Existe suficiente experiencia científica y técnica para concluir que esta practica es posible y más sostenible que la que se viene haciendo en algunos olivares, en los que solo hace falta encementarlos. Generalmente, la gestión de estas cubiertas se realiza mediante herbicidas o desbrozadoras. La primera técnica no es recomendable por su afección a la biodiversidad, a los beneficios asociados a ella y provocar menos contaminación. Diversas fuentes coinciden en que la primavera, especialmente entre marzo y abril, es el periodo óptimo para realizar el desbroce de las cubiertas vegetales para evitar la competencia por el agua y los nutrientes antes de la llegada del verano, pero también hay que permitir que las plantas de la cubierta completen su ciclo reproductivo para favorece la producción de semillas y, por tanto, la regeneración natural de la cubierta. En esas fechas, muchas especies que crían en el suelo pueden ver malograda su nidificación por el paso de las desbrozadoras. Esta linea de investigación está algo olvidada por la ciencia y no abundan los estudios, aunque existen algunas iniciativas promovidas por el sector cinegético. El reto es conseguir esa compatibilización, y es necesario seguir acumulando conocimiento científico en relación a esta premisa para asegurar una plena integración de este cultivo con la sostenibilidad. Suscríbete para seguir leyendo
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