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» Corrienteshoy
Fecha: 08/06/2025 01:50
El anestesista español que salva vidas en la 'casa de los horrores' de Gaza: «La mayoría son niños, mujeres y jóvenes» «Siempre múltiples, siempre grupos, familias enteras… Muchas veces son los propios padres quienes depositan a sus hijos heridos en las camillas para heridos críticos, o los hermanos, o los tíos. Y ves a estos hombres... echarse al suelo, llorar, retorcerse en el suelo gritando y llorando». A Raúl Incertis le duele descansar cuando sus compañeros no paran de atender heridos, pero después de dos meses de trabajo extremo en Gaza, sabe que debe parar, desconectar un rato cada día para no desfallecer. Este anestesista valenciano de 42 años tenía una cuenta personal pendiente con la Franja, donde le sorprendió el ataque de Hamás del 7 de octubre . Entonces formaba parte del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) y fue evacuado pasadas 3 semanas. A comienzos de abril dejó su hospital comarcal en Requena para regresar a Gaza como miembro del equipo de la ONG canadiense Glia. «Vivo en el hospital Al Nasser, en Jan Younis, en la misma planta de los quirófanos, y esto más que un hospital es un velatorio con llanto, una casa de los horrores llena de familias rotas» –explica con voz fatigada–, «llanto y más llanto en un lugar donde todo los que recibimos son heridas de metralla o de aplastamientos por los edificios. Certifico que la mayoría son niños, mujeres y muchachos jóvenes».Incertis realmente certifica porque su ONG forma parte de los equipos médicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tiene la misión de ser observador internacional. Cada día rellena un formulario que envía a la OMS en el que refleja uno a uno los casos que han atendido y es un material que el organismo internacional remite a la Corte Internacional de Justicia, que investiga a Israel por genocidio . «Es un trabajo forense, recuerdo ahora los apuntes de medicina forense de la carrera y es describir las lesiones sin hacer ningún juicio de valor», explica.Noticia Relacionada estandar Si Angustia de los gazatíes en el exilio: «El mundo ha tardado en reaccionar» José Ignacio de la TorreLas familias que llegan al hospital son a veces las de sus propios compañeros, como la de la pediatra Alaa Al Najjar , que hace una semana perdió a nueve de sus diez hijos . Al anestesista valenciano le tocó atender al único de los pequeños que logró sobrevivir al bombardeo de Israel. «Se llama Adam, tiene 11 años y llegó a urgencias junto a su padre, también malherido. Mientras les estábamos atendiendo, nos enteramos que era el único hermano que había sobrevivido. Y no es un caso aislado. Todos mis compañeros han perdido familiares de primer y segundo grado por culpa de los bombardeos, todos. Adam llegó con heridas de metralla en todo el cuerpo, un traumatismo craneoencefálico y el brazo izquierdo roto y muy mutilado, pero sobrevivirá. El padre pinta peor».Mientras conversa, se asoma a una de las ventanas que da a un descampado donde algunos operarios trabajan para levantar un segundo hospital de campaña. El centro médico es un complejo de varios edificios, uno de ellos es la morgue, donde todos los días hay cuerpos amortajados. Cuando descansa, aprovecha para tomar el aire, pasear por el complejo, que ha sido bombardeado en dos ocasiones, y tomar un café rápido en un puesto cercano. Otra forma de desconectar es la lectura, se sumerge en las páginas de 'Autoridad e individuo', de un Bertrand Russell que incluso le saca alguna sonrisa, pero dura poco. Muy poco. La 'casa de los horrores' no para recibir heridos. «Los médicos son los mejores que he visto en mi vida. Cuando llega el paciente a Urgencias, en 10 minutos o menos, se le ha intubado si ha hecho falta, se le han colocado tubos de tórax para drenar las hemorragias, cogido vías y empezado a pasar fluidos a chorro. Enseguida se le lleva al TAC o se le sube directamente al quirófano a operar».Aseel, de 3 años, es atendida en urgencias después de un bombardeo israelí en Jan Yunis el 25 de mayo de 2025 Raúl IncertisComo anestesista, Incertis hay días en los que no tiene morfina y ha de racionar mucho el empleo de fentanilo y ketamina. Si cargan una ampolla de medicación en una jeringuilla y usan media ampolla con un paciente, no tiran la jeringuilla a la basura, sino que la reutilizan con otro paciente para ahorrar el fármaco, lo que incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades. También reutilizan tubos endotraqueales, cánulas orofaríngeas, tubos de drenaje… Todo se limpia y se vuelve a usar. Sigue mirando por la ventana. Calcula que los soldados israelíes están a unos cinco o seis kilómetros de distancia. Viven con la zozobra constante de no saber si volverán a asaltar el hospital para secuestrar a personal médico. Hace un año se llevaron a 70 profesionales sanitarios y 41 permanecen en manos del enemigo. Quienes regresaron le muestran las cicatrices de las torturas, le cuentan los interrogatorios y las palizas… Puede volver a suceder en cualquier momento. «Todos están desnutridos»De vez en cuando, para alejar el zumbido de los drones, Incertis se deja llevar por la música palestina de 'Le Trio Juobran'. El menú diario en estos días de bloqueo casi total se compone de una especie sopa de arroz con lentejas, de vez en cuando hay hummus y alguna lata de atún. «Todos los pacientes que vemos están desnutridos . Todos los que veo están por debajo del peso, la gente está en los huesos. Veo niños de cinco años que parece que tengan tres. Esto es un problema porque las heridas cicatrizan mucho más lento y peor. Además, están mucho más expuestas a infecciones porque el paciente no tiene proteínas para generar lo que viene a ser el tejido cicatricial. Aquí la malnutrición fundamentalmente es proteica». La conexión a Internet le mantiene conectado con el exterior, donde piensa que no se hacen una idea de la dimensión real de lo que sucede. «Lo que está pasando aquí no tiene nombre, faltan en los medios imágenes más explícitas para que el mundo vea a niños y mujeres calcinadas y con heridas terribles de metralla. Los periodistas palestinos las difunden, pero no llegan a nuestros medios, creo que si la gente las viera en España servirían para darse cuenta de lo que pasa. Esto no tiene nombre», opina Incertis. El anestesista se siente por momentos agotado mentalmente, pero en cuanto entra en quirófano recupera la energía para seguir luchando por salvar vidas cada día. Fuente: https://www.abc.es/internacional/familias-rotas-llanto-muerte-casa-horrores-gaza-20250607155342-nt.html
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