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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 07/06/2025 21:20
En Concordia, capital nacional de la citricultura, los naranjos alguna vez fueron protagonistas del paisaje urbano. Quienes caminan por la zona céntrica todavía pueden encontrarse con alguno que otro ejemplar florecido en las veredas, testigos silenciosos de una etapa en la que la identidad productiva de la ciudad también se expresaba en su arbolado. ¿Qué quedó de aquella política? Desde Despertar Entrerriano consultamos a Gabriela Mendiburu, encargada de diseño en el área de Parques y Jardines de la Municipalidad de Concordia, para saber qué políticas se aplican hoy en día respecto a la forestación urbana. “Con respecto al plan de arbolado, existe un esquema general, basado en especies nativas, en base al cual se definió qué se va a plantar por cada zona de la ciudad”, explicó Mendiburu. “Ahora se planta más que nada fuera de los bulevares”, detalló. Esto significa que, actualmente, el criterio de plantación se apoya en la selección de especies nativas, priorizando su adaptación al clima y al suelo local, su resistencia a plagas y enfermedades, y su menor necesidad de mantenimiento. De este modo, el arbolado cumple funciones ecológicas —como la mejora del aire, la regulación térmica y la biodiversidad— por sobre funciones simbólicas o identitarias. El centro, con cazuelas a voluntad Según indicó Mendiburu, en el centro de la ciudad no se está forestando activamente, a menos que los vecinos tomen la iniciativa: “En el centro es necesario que los vecinos construyan las cazuelas destinadas a los árboles, que deben tener las dimensiones adecuadas”, aclaró. Esto quiere decir que, en muchas cuadras céntricas, la continuidad del arbolado depende exclusivamente de la voluntad de los frentistas, quienes deben encargarse de preparar los espacios necesarios en las veredas para que la Municipalidad pueda plantar. ¿Y los naranjos? El caso de los naranjos es particular. Durante años, se los utilizó en la vía pública como una forma de expresar el orgullo citrícola local. Su aroma en primavera y sus frutos anaranjados eran casi una postal de Concordia. Hubo una época en la que incluso se planteó su plantación como política urbana desde el Concejo Deliberante, mediante una ordenanza que promovía su presencia en veredas y plazas. Sin embargo, hoy la situación cambió. Según explicó Mendiburu, ya no se plantan cítricos en el espacio público. “Los naranjos se plantaron hace mucho. Ahora se recomienda no utilizarlos debido a que pueden contraer enfermedades de los citrus”, señaló. El cambio no es menor: la decisión de no incorporar cítricos al arbolado urbano está vinculada al riesgo sanitario que esto representa para toda la producción citrícola del departamento. Las enfermedades como el HLB (Huanglongbing, o “dragón amarillo”) se transmiten con facilidad entre ejemplares infectados, y tener naranjos en zonas no controladas representa una amenaza directa a las quintas de la región. Por eso, desde hace años, la Municipalidad optó por abandonar la plantación de cítricos y reemplazarlos por especies nativas, más seguras y sostenibles a largo plazo. Entre la identidad y la ecología La transformación del arbolado urbano de Concordia evidencia un cambio de paradigma. La ciudad que antes usaba a los naranjos como símbolo visible de su identidad productiva ahora opta por un criterio ambiental y sanitario, aunque eso implique dejar atrás un rasgo simbólico distintivo. Lo que alguna vez impulsó la plantación de naranjos quedó desactivada en la práctica. Hoy la forestación se planifica con base técnica, mirando hacia un futuro más sustentable, incluso si eso significa dejar en el recuerdo aquel aroma inconfundible que, durante décadas, perfumó las calles del centro. Fuente: Despertar Entrerriano
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