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Parana » Informe Digital
Fecha: 05/06/2025 23:51
Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, se centra la atención en las crecientes amenazas que enfrenta el ecosistema marino a causa de la pesca furtiva. Esta conmemoración global tiene como objetivo fomentar acciones para proteger los recursos oceánicos y garantizar su sostenibilidad. En Argentina, la Prefectura Naval Argentina llevó a cabo diversas actividades orientadas a fortalecer la lucha contra estas prácticas ilegales. De acuerdo con un comunicado oficial de la Prefectura, publicado en el sitio web del gobierno, la institución recibió en el Edificio Guardacostas al Subsecretario de Recursos Acuáticos y Pesca nacional, Juan Antonio López Cazorla, para conversar sobre nuevas estrategias de vigilancia y el control de las zonas bajo jurisdicción argentina. Durante la reunión, López Cazorla intercambió ideas con el Director General de Seguridad y Director de Tráfico Marítimo, Fluvial y Lacustre, Carlos Villarreal, así como con otros miembros del equipo encargado de la supervisión pesquera. En este encuentro, se discutieron temas cruciales como la implementación de tecnologías innovadoras y la capacitación del personal que participa en operaciones de monitoreo y seguridad marítima. La jornada enfatizó la necesidad de maximizar los recursos disponibles para prevenir la pesca ilegal y asegurar así la sostenibilidad de las especies marinas que habitan en las aguas argentinas. La problemática de la pesca ilegal en el país A pesar de los esfuerzos realizados, la pesca ilegal sigue siendo un gran reto para el país, especialmente a lo largo de la costa atlántica. Numerosas embarcaciones, principalmente de origen extranjero, cruzan el límite de la milla 200 para pescar en aguas que pertenecen a la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del país. Más allá de la milla 200 se encuentran las “aguas internacionales”, donde ningún país tiene derechos exclusivos sobre los recursos naturales. En este contexto marítimo, la pesca no se encuentra regulada por ninguna jurisdicción específica. Sin embargo, los buques suelen jugar con este límite y lo rompen, lo que da pie a la intervención de las autoridades. Este fenómeno ha alertado a las autoridades, que buscan soluciones más efectivas para asegurar el cumplimiento de las leyes marítimas. Para hacer frente a estas incursiones ilegales, Argentina utiliza un sistema de monitoreo avanzado, resultado de una colaboración con la Universidad Internacional de Florida (FIU). Este mecanismo, desarrollado por el Instituto de Políticas Públicas “Jack D. Gordon”, permite identificar y rastrear en tiempo real la ubicación y las actividades de cada embarcación que navega en las aguas circundantes. Según informaron a Infobae, este software de monitoreo utilizado por el gobierno procesa información en tiempo real con la asistencia de Inteligencia Artificial. Utiliza datos del Sistema de Identificación Automática, lo que permite realizar una vigilancia más eficiente y detallada a través de diversas fuentes. Durante una conferencia organizada por la FIU, el Ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, expresó su preocupación por el “flagelo” de la pesca ilegal y destacó la necesidad de adecuar y reforzar las normativas internacionales para proteger los recursos marítimos. Esta problemática no solo afecta a Argentina, sino que también impacta a otros países costeros como Perú y Ecuador, que enfrentan desafíos similares con embarcaciones extranjeras que invaden sus ZEE. Las autoridades argentinas consideran que una estrategia coordinada con estos países podría fortalecer la defensa de los mares y detener efectivamente a los infractores. Un aspecto crítico del impacto económico de estas actividades se refleja en la pesca del calamar Illex argentinus, una especie clave en el Atlántico Sudoccidental. La doctora Marcela Ivanovic, del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), indicó a Infobae que Argentina ha experimentado fluctuaciones significativas en la captura de este cefalópodo, con registros que oscilan entre 100.000 toneladas en 2016 y 900.000 toneladas en 2015, lo que lo convirtió en el cefalópodo más capturado del mundo en ese año.
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