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» SL24
Fecha: 05/06/2025 10:00
Facebook Twitter LinkedIn WhatsApp A pesar de los vaivenes geopolíticos, el informe señala que el trigo continúa siendo el rey de las exportaciones agrícolas, con un promedio anual de 216 millones de toneladas comercializadas entre 2021 y 2023. En ese terreno, Rusia se consolidó como el mayor exportador mundial, superando a Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Australia. En el caso del maíz, las cifras también son impactantes: se comercializaron unas 193 millones de toneladas por año en el mismo período. Pero a diferencia del trigo, este grano muestra una altísima concentración: solo cuatro países —EE.UU., Brasil, Argentina y Ucrania— explican el 90% de las exportaciones mundiales. El dato llamativo es que Brasil viene pisando fuerte, con un crecimiento del 11% anual desde 2001, muy por encima del 1% de Estados Unidos. La soja, por su parte, sigue siendo la oleaginosa más comerciada del planeta, con 168 millones de toneladas en promedio. Su origen está mayoritariamente en Sudamérica y Estados Unidos, pero su destino tiene nombre propio: China, que según Rabobank es la gran potencia que impulsa la demanda y el procesamiento global. El mercado crece, pero se fragmenta Más allá del crecimiento, el informe advierte sobre una tendencia que ya se empieza a notar: la fragmentación del mercado mundial de granos. Nuevas tensiones geopolíticas, alteraciones en la cadena logística y cambios estructurales en el consumo abren interrogantes hacia el futuro. Los especialistas advierten que la cadena de suministro, que hasta hace unos años parecía consolidada, hoy está sujeta a riesgos crecientes. Guerra, clima, inflación y conflictos comerciales pueden alterar los flujos en cualquier momento, y eso obliga a los países exportadores —como Argentina— a repensar sus estrategias de inserción global. Mirá también Vicentín vuelve a producir: la reactivación en San Lorenzo marca un nuevo comienzo ¿Qué significa esto para Argentina? Para los puertos del Gran Rosario y toda la región del Cordón Industrial, la lectura es clara: el mundo sigue demandando granos y proteínas vegetales, pero el terreno de juego es más complejo y competitivo. Y mientras Brasil afianza su lugar como líder global, la Argentina sigue dependiendo de políticas erráticas y una macroeconomía que no da señales de previsibilidad. En tiempos donde la Hidrovía, la infraestructura portuaria y la estabilidad fiscal deberían ser prioridad, el informe de Rabobank funciona como un llamado de atención: la oportunidad sigue viva, pero no espera para siempre.
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