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» Voxpopuli
Fecha: 05/06/2025 08:53
“La tasa del 29,5% refleja que seguimos con un riesgo país alto. Todavía no convencemos a los inversores de que Argentina es confiable para un nivel de riesgo más bajo”, disparó en su informe semanal. Para Di Stefano, el éxito en términos de colocación no oculta el problema estructural: “La tasa ya rinde 29,9% anual, contra una inflación esperada del 15% para el próximo año. Eso da una tasa real del 13% anual, muy por encima de la que ofrece un bono CER como el TX26, que paga inflación más 9%”. La lectura del analista es clara: el mercado exige tasas elevadas porque sigue percibiendo una alta probabilidad de devaluación, crisis o incumplimientos. “El gobierno buscó reforzar reservas para cumplir con el FMI, pero lo hizo a un costo elevado que expone la desconfianza internacional”, señaló. En cuanto al tipo de cambio, Di Stefano planteó que el dólar oficial «parece haber encontrado un techo en los $1.200», aunque también se resiste a romper el piso de los $1.100. “Está en una especie de limbo, lejos del piso de la banda de intervención del BCRA”, explicó. Según su análisis, mientras el dólar se mantenga dentro de la banda de flotación —hoy estimada entre $980 y $1.428—, el Banco Central no intervendrá. Esto implica que la base monetaria no se expande ni se contrae, y permanece en torno a los $21,4 billones. El gurú también hizo cálculos sobre una eventual dolarización: “Si el dólar se va a $1.428, se necesitan u$s15.000 millones para dolarizar. Si baja a $990, la economía se monetiza y se reducirían las tasas de interés”. Para los próximos meses, el analista recomienda mantener una cartera diversificada que incluya plazos fijos en dólares, mirar con atención el mercado internacional y mantener en cartera los Boncap duales que vencen en 2026, ya que “se ajustan por inflación o tasa fija, lo que ocurra más alto”. Pese a que el Gobierno logró captar dólares frescos, el alto costo financiero encendió una luz de advertencia. Según Di Stefano, el mercado aún no cree plenamente en el rumbo económico del oficialismo. Mientras tanto, los plazos fijos en dólares ganan protagonismo, el dólar navega sin rumbo y los bonos siguen sin levantar cabeza. Un diagnóstico que, lejos del triunfalismo, deja un “sabor amargo”.
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