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Parana » Informe Digital
Fecha: 05/06/2025 04:51
En medio de los cambios que atraviesa el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), comenzó la salida de investigadores con vasta experiencia en el organismo. Uno de ellos es Facundo Ferraguti, quien trabajó en la Estación Experimental de Oliveros desde 2006 y decidió dejar su posición tras casi dos décadas de labor, motivado por la falta de avances concretos en proyectos estratégicos y el deterioro de las condiciones laborales en los últimos tiempos. Ferraguti coordinaba la red de ensayos comparativos de híbridos de maíz en el sur santafesino y, desde 2019, promovía la creación de una red nacional. Su salida se suma a las más de 1500 desvinculaciones que ha sufrido el INTA en los últimos meses. La partida de Ferraguti del organismo, que aún se encuentra en una etapa de transición, ha generado un significativo revuelo en el sector agropecuario. Su desvinculación se produce en medio de un proceso de recortes presupuestarios y desmantelamiento de las capacidades del sistema científico público. Cabe recordar que, hace unos días, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, cuestionó tanto la funcionalidad del organismo como la cantidad de personal en su plantilla actual. Facundo Ferraguti trabaja en INTA desde diciembre de 2006 En este contexto, el experto del INTA manifestó a LA NACION que su decisión no responde únicamente a la coyuntura actual de la institución, sino también a la falta de un horizonte claro para desarrollar su trabajo. Señaló que la red nacional que intentó crear durante cinco años nunca recibió el respaldo institucional ni los fondos necesarios para llevarla a cabo. Asimismo, no contó con un salario adicional por sus labores de coordinación, lo que hizo insostenible su compromiso frente a ingresos significativamente inferiores a los del sector privado. “Infructuosamente, no logramos acuerdos para concretar los proyectos, y sumado a que actualmente los salarios y condiciones laborales en el INTA no son óptimos, decidí dar un paso al costado e irme al ámbito privado. El contexto no ayuda y hay colaboradores que también están migrando a la actividad privada como asesores”, afirmó. Aseguró que su salida se debió más a la incredulidad de que, en medio de los cambios en el organismo, se pudiera avanzar en una red nacional para el maíz. “La idea siempre fue salir de la zona núcleo con una subred para la evaluación de maíces, que ya está funcionando de manera bastante efectiva, y expandirnos hacia regiones extrapampeanas: al norte de la Patagonia, en el semiárido de San Luis, el NOA y parte del NEA. En esas áreas, la participación del INTA en la oferta de información sobre híbridos comerciales no es la misma”, argumentó. Facundo Ferraguti buscaba avanzar en una red de maíz Por lo tanto, su intención era no solo integrar las subredes existentes, sino también generar espacios de evaluación donde actualmente no los hay. “El INTA cuenta con personal capacitado —fitopatólogos, entomólogos, fisiólogos— y yo percibía una oportunidad para reunir todo a nivel federal”, agregó. Tras un relevamiento, los expertos identificaron la capacidad de establecer 152 sitios de evaluación, desde Trelew hasta Tartagal, y desde el semillero de San Luis hasta Misiones. “Hoy lo vemos cada vez más complicado. Se están yendo personas, no hay suficientes fondos, y concretar esto es muy difícil. Personalmente, sentí que mi trabajo no era inútil, pero sí que no iba a prosperar. En ese marco, prioricé a mi familia. No quiero que mi vocación se convierta en un obstáculo para lograr una situación económica razonable”, afirmó, y sostuvo que su figura como coordinador no estaba reflejada oficialmente. El caso de Ferraguti no es aislado del contexto que se vive en el INTA. Sin embargo, refleja un fenómeno más amplio: la fuga de talento del sistema científico estatal hacia el sector privado, en un momento en que la investigación agropecuaria, crucial para el país, se encuentra debilitada. “Los fondos para el proyecto no eran suficientes”, precisó. El caso de Ferraguti no es aislado, actualmente se produce un gran drenaje de talento del sistema científico estatal hacia el sector privado La salida de otros expertos, indicó, en la mayoría de los casos responde a razones personales, pero pueden tener un hilo conductor común. “La mayoría de quienes ingresamos al INTA lo hicimos con una fuerte vocación por la agronomía u otras disciplinas. El INTA no abarca solo la agricultura en la zona pampeana; comprende agencias de extensión, estaciones experimentales e institutos que abordan problemáticas diversas: desde el control del Castor en Tierra del Fuego hasta la calidad de la lana de vicuña, la apicultura o estudios en la Antártida”, afirmó. Además, enfatizó que la investigación en Argentina siempre ha estado profundamente marcada por la vocación. “Lo que actualmente está en juego es hasta qué punto esa vocación puede continuar interfiriendo en la vida cotidiana, con nuestras familias y futuros. Nadie pensó que ser investigador sería rentable en términos económicos; es una carrera que implica sacrificios. Pero hoy, para muchas personas, resulta insostenible esperar”, agregó. Señaló que el nivel de los investigadores argentinos es excepcional. Por eso son tan buscados en el exterior: universidades en Estados Unidos, Canadá, empresas en Brasil o Australia reclutan a profesionales nacionales. “El investigador agropecuario argentino siempre encuentra oportunidades laborales. Eso hace aún más relevante que muchos de nosotros optemos por quedarnos en el INTA: quienes permanecen lo hacen por un gran sentido de servicio. Como en todos lados, existen distintos niveles de compromiso, pero la ciencia argentina siempre ha sido reconocida; lo que falta es el apoyo necesario para sostenerla”, concluyó. Facundo Ferraguti se convirtió en un referente técnico en maíz dentro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)
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