Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • “Aquelarre en el humedal”: un ritual de iniciación, intercambios y asombros que navegan por aguas y tiempos diferentes

    » El Ciudadano

    Fecha: 04/06/2025 17:42

    Miguel Passarini Una historia de misterios que cruza la fantasía, lo desconocido y la cercanía de las islas frente a Rosario con su profuso imaginario fueron en parte materia dramática para la escritura de Aquelarre en el humedal, una nueva propuesta teatral que cuenta con el texto de Marty Vitta y las actuaciones de Lourdes Alvarado, Denise Becerra y Leticia Ojea, bajo la dirección general y con puesta en escena de Marita Vitta, que se conocerá este fin de semana en el Cultural de Abajo, donde seguirá en cartel. “Una joven kayakista es rescatada a orillas del río por mujeres que habitan el humedal. Así comienza un ritual de iniciación, intercambios y asombros ante mundos que navegan por aguas y tiempos diferentes. Entre el miedo al olvido y el resguardo de la memoria, entre la resistencia a lo injusto y el valor de nacer a lo inesperado, amparadas por el humedal y convocadas por el fuego, la Luna alumbrará historias, gestos, músicas, legados”, adelanta la descripción de un material que la devuelve a la dirección a la talentosa actriz Marita Vitta, con un largo recorrido en las escénicas locales en roles diversos, esta vez al frente de un gran equipo artístico y técnico que se completa con la asistencia de dirección de Ángela Fernández Alcántara, objetos de Sonia Aguado, diseño de imagen e iluminación y dirección técnica de Fernando Foulques, con las voces en off de Marty Vitta, Ángela Fernández Alcántara y Marita Vitta, maquillaje de Lourdes Alvarado, vestuario de El Aquelarre, música original “Brujas del humedal” de Lucila Algrain (se escucha la versión de Lucila Algrain en voz, con Piter Jozami en guitarra, y soundtrack de Fernando Foulques), con redes sociales de Ángela Fernández Alcántara y Leticia Ojea y producción general de Apuestas en Escena. Desde la hermandad “La obra surge a partir de un texto de Marty Vitta, escritora, educadora popular, facilitadora de círculos rojos y círculos de mujeres, entre tantas otras cosas. Y entre esas cosas, también es mi hermana. Como siempre decimos, hermanas de sangre y del alma porque compartimos la vida y, en muchas ocasiones como en este caso, compartimos el arte desde distintos roles. Marty había escuchado la canción «Brujas del humedal» de su amiga Lucila Algrain, que es kayakista, amante del río y defensora de los humedales. Lucila con sus «brujitas» amigas se juntaban en la isla y cantaban esta canción, guitarra en mano, sentadas en círculo. Y es así que esa canción, que hoy es parte de la obra, actuó como disparador del texto teatral, que en un momento dice: «… la garza bruja ya echó a volar, yo me recuesto bajo la Luna y el fuego brilla en mi mirar»”, contó a modo de adelanto del estreno Marita Vitta. Y en el mismo sentido, respecto de su vuelta a la dirección, la actriz planteó: “Desde hace un tiempo sentía la necesidad de volver a dirigir teatro. Lo había hecho alguna vez hace como dos décadas pero siempre me ganaron las ganas de actuar, y sentí que ahora sí era el momento. Por eso para mí es como una primera vez, como un debut en la dirección. Pero además, cuando leí el texto sentí que era parte de un universo que yo podía ayudar a contar. Y así empezaron a aparecer imágenes, rituales, gestos, acciones. Y como el texto tenía algunos vacíos, terminamos de completarlo en los ensayos y junto con las actrices, con la presencia de la dramaturga y la asistente de dirección”. “Dirigir me permite trabajar mucho más la atención, descentrarme, ampliar la mirada, llegar a lugares de comunión entre lo imaginado y lo posible, lo soñado y lo concreto, lo deseado y lo que se encuentra inesperadamente. Pero también saber delegar lo que no puedo o no sé hacer, renunciar a cierta «necesidad de control» que todos tenemos y poder confiar en lo colectivo; confiar en las actrices y en el equipo. Y fue fundamental sumar a Fernando Foulques en la asistencia técnica y a Sonia Aguado en la creación de objetos. Sumar a Lucila para que se escuche su voz cantando y a Piter Jozami en los arreglos”, continuó la directora acerca de este proceso. Desde el ritual Atenta a lo que pedía en escena un material que se gestó en gran medida a partir de la mística que suponen la isla y el humedal que habita un mundo diferente pero muy cercano al de la ciudad, con sus lógicas ancestrales en un lugar que, entre muchas otra cosas, es generador de vida y agua dulce, Vitta planteó: “Desde el primer ensayo nos convocó el círculo. Como en los fogones, como en tantos rituales ancestrales, como en los ciclos de la naturaleza, los ciclos femeninos y los ciclos de la Luna. En los círculos hay equidad, horizontalidad, desaparecen las jerarquías, nos podemos mirar todas y todos a los ojos. Y así se posibilita el ritual, la danza, lo que cambia imperceptiblemente, y por el propio hecho de cambiar, abre las puertas a la permanencia como en los vínculos. Allí radica la importancia de los cambios y de los intercambios para su perdurabilidad”. Y sumó: “El teatro se origina en los rituales de relación con la naturaleza, en la siembra y en la cosecha, en el pedido y el agradecimiento, según cada creencia. Las mujeres de este humedal, como tantas mujeres sabias, guardan un estrecho vínculo con el universo que las rodea, saben pedir permiso y tomar sólo lo que les corresponde de esa naturaleza, saben agradecer y honrar. Atentas a los elementos tierra, agua, aire, fuego, desarrollan una particular intuición, van forjando sus conocimientos, son medicina. A veces, acercando sus manos e intencionando, como las manos amorosas de tantas madres, tías y abuelas que reconfortaban nuestros dolores en la infancia y también después de esa etapa de la vida; en la aproximación o haciendo un masajito con la simple y a la vez poderosa intención de aliviar”. La obra expresa ya del título la idea de reunión de brujas a la que remite la palabra aquelarre, que además, a favor o en contra, encierra otras tantas historias a lo largo del devenir de la literatura, el teatro y el cine. “Muchas de estas mujeres fueron catalogadas de brujas, fueron perseguidas, acusadas, quemadas. Pasaron a protagonizar la parte más funesta de los cuentos infantiles. Fueron las villanas, las monstruosas, las siniestras. En realidad, daba temor tanta sabiduría, es el miedo a lo diferente, a lo desconocido, el temor a todo aquello que se ignora, a eso que no se puede abordar o abarcar. Entonces la historia nos ha dado, y nos sigue dando, testimonios de que aquello que no se puede comprender, se excluye o se destruye desde un lugar de poder mal entendido; desde el abuso del poder. Nosotras elegimos llamarlas brujas pero con otra connotación. Como dice Biguá, uno de los personajes de Aquelarre en el humedal: «No soy ninguna bruja de cuentos, no dejen que los engañen. Soy bruja del humedal». Y Biguá presenta otro conflicto: está en peligro de extinción, como todo el humedal. También su memoria le ha comenzado a jugar malas pasadas. Qué ocurrirá cuando su memoria desaparezca es una de las preguntas que deja la obra en el espectador, porque personaje y entorno, en simbiosis, están desapareciendo”. Y ya dentro de la trama de la obra, de eso que desata el conflicto, Vitta planteo: “La llegada de Ivana, una joven kayakista a la que las brujas del humedal rescatan de las orillas, hace que se encuentren dos mundos distintos y separados por las aguas del río Paraná. Allí comienza un ritual de iniciación e intercambio. Este concepto de «nueva bruja» se profundiza en los actuales contextos sociales y políticos. Hay guiños y homenajes a las brujas de las obras de Shakespeare o a las de Antígona Vélez de Leopoldo Marechal. Son atractivas siempre, resignificándolas. Han tomado una dimensión mítica y nos permiten acercarnos al realismo mágico. Con la Luna alumbrando y convocando, como convoca el fuego que nunca deja de arder, es un fuego dador de vida, no el fuego que mata y hace desaparecer como pasó en el humedal. Éste es in fuego que permite transmutar. Pero el humedal agoniza, hay especies en extinción y tantas mujeres siguen agonizando. Por eso la salida colectiva, más que nunca, es necesaria, la transmisión oral de lo ocurrido a las nuevas generaciones como resguardo de la memoria, la resistencia a lo injusto y el llamado a encontrarnos”. Y respecto del aporte que desde la bajada de línea siempre puede hacer el teatro si se lo propone, Vitta expresó finalmente: “El teatro sigue siendo un gesto político en sí mismo. Apuesta al presente y a la presencia de todas las partes en un mismo espacio y en un mismo tiempo. Y sin esas partes no sería posible. Con la ficción como gran aliada, la reunión o lo que llamamos el convivio, como pasa en los círculos de mujeres donde la palabra circula sin ficción, donde nos miramos, nos escuchamos y acompañamos sin juzgar. Como las brujas del humedal que se juntan en la isla y cantan alrededor del fuego, guitarra en mano, curando penas y riendo con ganas, también sin ficción. Y vuelvo a algo que dice Biguá: «No recuerdo cuáles eran las palabras pero sé que están, las siento cada vez que nos sentamos en círculo»”. Para agendar Aquelarre en el humedal se conocerá este fin de semana con funciones previstas para este viernes 6 y sábado 7 de junio, a las 21, en el Cultural de Abajo (Entre Ríos 579), donde volverá a presentarse el viernes 13 y sábado 14 en el mismo horario. El buffet disponible en la sala estará abierto desde las 20, las anticipadas con descuento se reservan a través del 3415969096. Alias: aquelarre.humedal. IG: https://www.instagram.com/aquelarre.obra/

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por