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Crespo » Paralelo 32
Fecha: 04/06/2025 14:23
Un fenómeno que trasciende modas y se consolida como tendencia estructural en el marketing digital contemporáneo: el de las momfluencers. Lejos de ser una simple moda pasajera, estas mujeres han transformado su experiencia cotidiana de la maternidad en una herramienta de comunicación con impacto real y creciente en el consumo familiar, especialmente entre las nuevas generaciones de madres. Desde plataformas como TikTok e Instagram, las momfluencers documentan el día a día de la crianza de sus hijos —principalmente los de la Generación Alpha, nacidos a partir de 2010— generando contenido auténtico y emocionalmente resonante. Su principal capital no es solo el número de seguidores, sino la confianza que inspiran. A diferencia de la publicidad tradicional, sus recomendaciones nacen de vivencias reales. Comparten recetas caseras, reseñan productos como pañales ecológicos o gadgets de estimulación temprana, y en ese compartir, influyen en las decisiones de compra de miles de hogares. Las cifras dan cuenta de este fenómeno: en TikTok, hashtags como #momsoftiktok y #momtok acumulan más de 37 millones y 7.6 millones de publicaciones, respectivamente. Pero más allá de los números, su poder radica en lo emocional: las momfluencers no muestran una maternidad perfecta, sino posible. Más que íconos aspiracionales, se han convertido en referentes cotidianos, hablando sin filtros de frustraciones, cansancio, alegrías y dudas. “El impacto de estas creadoras radica en su capacidad de conectar desde la experiencia cotidiana, con un lenguaje directo. Han formado comunidades activas y leales, lo que las convierte en aliadas clave para marcas que quieren hablarle con autenticidad a las familias actuales”, señala Eduardo Núñez, Influencer Marketing Director para México y América Latina en another, agencia de comunicación estratégica líder en la región. Y las marcas están atentas. Productos de higiene infantil, alimentos, tecnología educativa, servicios de bienestar familiar e incluso fintechs enfocadas en madres, buscan aliarse con estas creadoras. Pero lo hacen desde una lógica distinta: ya no se construyen campañas en busca de audiencia, sino que se articulan desde las historias personales de las momfluencers, integrando el producto como parte de la experiencia real. En un ecosistema digital saturado de promociones, las momfluencers ofrecen algo inusual: empatía. Para muchas madres, ver a otra atravesar situaciones comunes —como un berrinche o la culpa materna— no es solo entretenimiento, sino una forma de acompañamiento emocional y validación. “Compartir en redes es, para muchas, una forma de resignificar la maternidad. Y estas creadoras han sabido capitalizar esa vivencia sin perder su autenticidad. Además, visibilizan un trabajo de cuidado que sigue siendo, en gran parte, invisibilizado”, agrega Núñez. Sin embargo, la popularidad también trae desafíos. En varios países de América Latina —como México, Perú, Chile, Colombia, Argentina y Panamá— se discuten actualmente marcos regulatorios para proteger a la infancia en el entorno digital. Las normativas apuntan a aumentar la transparencia en contenidos patrocinados, limitar el uso de redes por menores y establecer responsabilidades en torno a la exposición infantil. En este nuevo escenario, el rol de las momfluencers se redefine. Ya no solo como creadoras de contenido, sino como referentes éticas sobre cómo mostrar (o no) la vida familiar en redes sociales. Muchas de ellas marcan la pauta: desde el consentimiento de sus hijos hasta decisiones de qué parte de su vida compartir. Lo cierto es que este movimiento no da señales de agotamiento. Las momfluencers ya no son solo un canal de difusión, sino estrategas de marca, constructoras de comunidad y protagonistas de una nueva economía emocional, donde la maternidad se narra desde lo individual, pero con un impacto colectivo. En tiempos de hiperconectividad, estas mujeres transforman lo íntimo en conversación pública, y la experiencia personal en influencia cultural. Y esa capacidad de generar comunidad —desde la cocina, la sala de estar o el auto camino al colegio— es, sin duda, el verdadero poder de una momfluencer.
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