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  • Un año sin Enrique Fabiani: la hija denuncia que nadie lo está buscando en la fecha del aniversario de su desaparición

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 04/06/2025 11:40

    Un hombre sereno y de bajo perfil. Activo tanto física como socialmente, disfrutaba de salir en bicicleta o a caminar, y cada viernes asistía a clases de folclore junto a su esposa. Los domingos acudía a misa, donde se desempeñaba como ministro de la Eucaristía, llevando la comunión a los ancianos. En su hogar, tenía un pequeño taller siempre en funcionamiento. Así era la vida de Enrique Fabiani hace un año. Sin embargo, el 4 de junio de 2024 se produjo un giro inesperado y lleno de incertidumbre: el hombre de 74 años desapareció en un campo cercano a Alcaraz (departamento Villaguay), adonde había ido a cazar con amigos. “Semanalmente lo llevábamos a terapia cognitiva; en la parte frontal de su cerebro tenía un deterioro que le impedía retener nueva información. Sin embargo, no estaba diagnosticado con alzhéimer ni presentaba problemas de salud, ni antecedentes de haberse perdido”, comentó una de sus hijas, puntualizando que el estado de salud de Enrique era bueno. Por supuesto, al principio no podían descartar que, en un momento de desorientación, pudiera haber sufrido un desvanecimiento. Sin embargo, el hecho de que la búsqueda no haya producido resultados positivos, junto a otros indicios, lleva a la familia a concebir otras hipótesis. Melisa Fabiani jamás habría imaginado que transcurrirían 12 meses sin saber qué había sucedido con su padre, sin pistas definidas ni respuestas. No obstante, mantiene la esperanza y, en este triste aniversario, habló con El Entre Ríos. “Creo que a sus 74 años, y con las dificultades de un monte, no caminó muchos kilómetros. Además, un cazador experimentado, si no halla un camino, se queda en el lugar. Mi papá encontró un camino que lo dirigía a una casa, y no debemos olvidar que los perros perdieron el rastro allí”, explicó. Previo a eso, Enrique se había encontrado con unos maquinistas, con quienes mantuvo una larga charla. “La conversación duró varios minutos; hice la reconstrucción con ellos. Ellos le preguntaron si necesitaba ayuda, pero él respondió que no, que iba a continuar caminando. Lo vieron dirigirse hacia la parte más oscura del monte y se marcharon”, relató. “Por las pruebas que tenemos, mi papá llegó al monte y siguió el camino hasta llegar a las luces de la casa. De hecho, contamos con el testimonio del propietario, Julio Lodi, quien confirmó que llegó y no dijo nada, a diferencia de lo que hizo con los maquinistas”, expresó. “¿Qué le ocurrió a mi papá que no lo dejaron hablar, cuando era una persona que entablaba conversación? Julio Lodi afirma que no habló y que decidió echarlo. Mencionó que mi papá solo dijo ‘disculpe, señor’ y se marchó sin explicar nada, ni siquiera diciendo ‘buenas noches’”, se cuestionó su hija en este momento. Reconoció que “Lodi tenía toda la razón al echarlo. Mi hermano le pidió que, si lo lastimó, nos lo dijera, porque mi papá estaba armado y en una propiedad privada; además, un error lo puede cometer cualquiera. Un mes después lo allanaron y encontraron armas, cuando se había afirmado que no poseía ninguna”. “Atrapados en esta desaparición” “Hasta hoy, sigo recibiendo llamadas de cazadores y personas de Alcaraz. Recientemente, uno de ellos me comunicó que estaba en el lugar buscando a mi papá, asegurando que no dejaron de buscarlo, pero que no está en el monte, que no entró allí”, resaltó Melisa. No puede explicarse por qué, desde aquel 4 de junio, nadie ha encontrado un rastro “en un monte que no es impenetrable, sino un sitio donde la gente trabaja y caza”. Aseguró que hoy en día, más allá de su entorno y algunos vecinos bien intencionados, “a mi papá nadie lo está buscando. En agosto se paró oficialmente la búsqueda”. Desde entonces, “algunas operaciones se han realizado en lugares propuestos por la familia”. En medio de esta confusión, destacó la labor del fiscal Mauro Quirolo: “Siempre ha sido muy humano con nosotros”. Angustiada por “los tiempos de la Justicia”, solicitó que quien posea cualquier información supere el miedo y lo comparta comunicándose directamente con ella (3404 41-9181). “Estamos atrapados en esta desaparición”, es la frase que resume el sentimiento de la familia a un año de no tener noticias de Enrique. Sin embargo, confía en que la verdad saldrá a la luz. “No vamos a cejar. Sé que esta historia encontrará su desenlace”.

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