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» LaVozdeMisiones
Fecha: 04/06/2025 02:03
En la tarde de hoy, más de un centenar de mujeres se apostaron frente al Mástil de la avenida Mitre para marchar hacia la plaza 9 de Julio de Posadas en el décimo aniversario del Ni Una Menos en Argentina, a fin de “concientizar y luchar contra la violencia de género” y el “socavamiento de políticas públicas por parte del Gobierno nacional y provincial”. Independientes, docentes universitarias, estudiantes, empleadas nucleadas en la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), referentes del Polo Obrero, entre otras banderas sociales y políticas, dejaron fuertes mensajes aludiendo a la pérdida de fuentes de trabajo, recortes en el sector educativo y programas de salud que fueron eliminados, lo que calificaron como “violencia laboral, económica y psicológica”. “Vamos a seguir luchando por los derechos colectivos de esas compañeras que hoy necesitan el cese de la violencia por parte de las instituciones públicas; un salario digno, condiciones laborales, por eso hoy también marchamos, para decir basta de injusticia, basta de violencia en nuestros hospitales públicos en Misiones”, enfatizó Mónica Gurina mientras la columna de manifestantes se hacía paso frente al Ministerio de Salud. Como cada año, la convocatoria también recordó a quienes fueron víctimas de violencia en su expresión más extrema, como Lucía Maidana, Tati Piñeiro, Soledad Machuca, Claudia Benítez y Jéssica Galeano, por nombrar solo algunas de las 56 víctimas de femicidio que registró Misiones desde la instauración del Ni Una Menos en el país. Pese a que en esta oportunidad hubo menor convocatoria, adjudicada a “la crisis económica” que “dificulta los traslados” y un contexto al que caracterizaron como “cruel y desalentador”, esta vez la marcha abrazó una nueva voz. Se trata de Maylen Silva (20), estudiante de Trabajo Social, quien asistió acompañada por una compañera de carrera. Consultada por La Voz de Misiones, Silva reflexionó sobre los motivos que la impulsaron a sumarse: “Tuve muchas amigas que pasaron por experiencias que me hubiese gustado que puedan expresarlas. Para dar confianza a más chicas a que se animen a hablar y participar, que sepan que no están solas. A las que no se animan a hablar que sepan que hay gente que la está apoyando y defendiendo a pesar de que no tengan un entorno cercano que lo haga. Siento que estás marchas son muy importantes para que vean que estas situaciones se visibilizan”. En cuanto a los logros del movimiento, resaltó: “Creo en lo que se está logrando, falta mucho, pero se está dejando de naturalizar la violencia. Estuvo por mucho tiempo naturalizada la violencia contra las mujeres y desde que arrancó el movimiento la gente comenzó a darse cuenta de que no está bien. Falta mucha justicia, mucha igualdad, muchos derechos por seguir conquistando, pero al menos hay un acompañamiento detrás de estás situaciones”. Finalmente, compartió la apreciación de haber participado del Ni Una Menos por primera vez: “Me dejó la sensación de que nadie está solo, no estamos solas. Para mi Ni Una Menos significa ser libre, no tener miedo y el derecho a vivir”. “Desguace de derechos” y “aumento de discursos de odio” Como cada año, la docente universitaria Elena Maidana fue una de las referentes que acompañó la marcha en todo su recorrido. Frente a Casa de Gobierno se tomó unos minutos para dialogar con La Voz de Misiones y analizar la situación por la que atraviesan las mujeres y disidencias: “Tanto a nivel nacional como a nivel provincial lo que se ve es un desguace profundo. Pensando en el Ni Una Menos, todas aquellas políticas de apoyo a las víctimas, programas como el Acompañar, las líneas para denunciar y hacer nexo; toda esa red que se había armado está prácticamente desguazada”. Y agregó: “El programa ENIA para evitar los embarazos adolescentes fue uno de los primeros que desapareció, todo el personal quedó en la calle. Desapareció el ministerio y junto con él los programas, proyectos, espacios… entonces las consecuencias son nefastas”. Al mismo tiempo, resaltó: “Tampoco hay información, no se produce información. Hasta el año antepasado se hacía un registro de los femicidios y en este momento ya no -salvo La Casa del Encuentro que es del propio movimiento feminista- en general no hay informes, oficiales mucho menos. Entonces, no hay información, no hay apoyo, no hay financiamiento y a eso agregale las acusaciones, los discursos de odio que alimentan y profundizan la crueldad machista”. Al ser consultada sobre las formas y espacios disponibles para frenar el flagelo, mencionó “las mismas redes de apoyo y el trabajo que se hace desde los medios de comunicación alternativos que van generando discursos y acciones para, de algún modo, sostener. Se trata de resistir, persistir. El panorama es desalentador, pero al mismo tiempo es bueno porque tratamos de estar y sostener una lucha que tiene años. No hay otra que seguir sosteniendo la llamita y seguir pasando la llama de generación en generación”.
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