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» Radiosudamericana
Fecha: 04/06/2025 01:03
Martes 03 de Junio de 2025 - Actualizada a las: 22:06hs. del 03-06-2025 EL MIÉRCOLES HABRÁ UNA MARCHA NACIONAL Aymará es una joven con discapacidad que logró recibirse como profesora pese a los obstáculos del sistema y Marcela Kriskovich es presidenta de Prestadores de Discapacidad Unidos, ambas visitaron Radio Sudamericana en la previa de una nueva movilización nacional por la emergencia en discapacidad que se concretará este miércoles. “No pedimos privilegios, pedimos vivir con dignidad”, expresaron y negaron rotundamente que se trate de una cuestión política. En la antesala de una nueva movilización nacional por los derechos de las personas con discapacidad, dos mujeres correntinas dieron un potente testimonio en Radio Sudamericana. Marcela Kriskovich, docente de pedagogía diferencial, directora del Centro Educativo Terapéutico Aprender a Crecer y mamá de Iker, un joven con autismo, estuvo en el estudio junto a Aymará Senillani, una joven profesora de educación especial que tiene discapacidad y denunció haber sido excluida del sistema. Ambas reclamaron la declaración de emergencia en discapacidad y denunciaron el vaciamiento del sector por parte del Gobierno nacional. “Discapacidad está en emergencia y no es una percepción, es real. Se están vulnerando derechos fundamentales”, expresó Marcela. También repudió las declaraciones recientes de funcionarios nacionales, que calificaron a los reclamos como “politizados” o “falsos”. “Se cruzaron todos los límites. No se puede poner en duda si un niño es o no autista. No se puede atacar así a una familia”, dijo en relación con la exposición pública del joven activista Ian Moche. La movilización en Corrientes se realizará este miércoles desde las 19:30, en el acceso al puente General Belgrano, bajo la consigna “Una luz por la discapacidad”. Habrá una marcha con velas hasta el Parque Cambacuá. Aymará: la historia de superación que el sistema ignora Aymará tiene 25 años, fue diagnosticada de niña con retraso mental leve y, contra todos los pronósticos, logró recibirse como profesora de educación especial. Sin embargo, la Junta Evaluadora de Discapacidad le negó el CUD (Certificado Único de Discapacidad), dejándola fuera de los tratamientos que aún necesita. “Es horrible, porque al igual que muchos, nosotros también somos personas. Como dice Marcela, la condición no nos define, es solo una característica más. Pero tenemos derecho a estudiar, a trabajar, a hacer nuestros tratamientos para mejorar nuestra calidad de vida, porque ese es el objetivo del tratamiento”, expresó angustiada. Contó que rindió toda la carrera con los mismos requisitos que sus compañeras: exposiciones orales, exámenes escritos, prácticas docentes. “Nunca me cambiaron nada. Rendí como todas. Muchos profesores ni siquiera sabían de mi diagnóstico”, contó. Tardó cinco años en completar una carrera que dura cuatro: “Me costó muchísimo, más al comienzo”, confesó. Recordó el momento de su graduación como un hito emocional: “Fue como ganar la lotería, como tocar el cielo. Una semana estuve sin creerlo. Sentía que aún me faltaba una materia. La felicidad no me entraba en el cuerpo”. Estudió en el Instituto Superior de Capacitación Docente N°1, en el Colegio Nacional de noche, ya que el profesorado no tiene edificio propio. Asistió a escuela primaria y secundaria común, con apoyo al comienzo. Sin embargo, su infancia fue muy difícil. “Fui víctima de bullying, discriminación, maltrato físico y verbal. No solo de mis compañeros, sino también de adultos y docentes. Me lo guardaba todo, no hablaba con nadie. A la noche lloraba sola en el baño. Tuve pesadillas durante años”, relató. “Ahora, de adulta, entiendo que era una niña muy vulnerable, muy fácil de manipular. Eso dejó cicatrices y traumas”. Su adolescencia fue un punto de quiebre. En la secundaria, por primera vez, se sintió incluida: “Me tocó un grupo empático, humano. Les conté mi diagnóstico y nadie me trató distinto. Fue la primera vez que me sentí una más”. Marcela, su ex psicóloga y actual directora del centro donde trabaja, destacó su transformación: “Era muy autoexigente. Practicaba todos los días lectura y escritura. Hoy escribe sin errores, expresa ideas complejas. Se ha formado con nosotros y es una excelente profesional”. Actualmente, Aymará trabaja en el CET "Aprender a Crecer" y realiza acompañamientos a niños con discapacidad. Una madre incluso comentó que su hija, que antes no recordaba el nombre de su terapeuta, hoy solo quiere hacer las tareas con Aymará. "Lo que discapacita es el entorno, no la persona" Marcela también apuntó contra los criterios desactualizados que se utilizan para otorgar el CUD. “Miden la discapacidad con test de coeficiente intelectual, cuando hoy se sabe que lo que discapacita es el entorno. Aymará necesita seguir con psicoterapia, pero sin el certificado debe pagar todo particular”. Por todo esto, ambas piden que el Congreso y el Gobierno escuchen los testimonios reales y humanos detrás de las cifras. “El ajuste no es una planilla de Excel. Tiene nombres, tiene historias, tiene rostros como el de Aymará. Y necesitamos que nos vean y nos escuchen”.
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