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Parana » Informe Digital
Fecha: 04/06/2025 00:02
Al clamor desesperado de “cambio cambio”, los conocidos “arbolitos” de la ciudad porteña, dedicados a la compraventa de divisas en el mercado informal, buscan turistas sin éxito. Como es habitual, se concentran principalmente en la intersección de Florida y Lavalle. La disminución del poder adquisitivo, la baja afluencia de turistas y una estrecha brecha cambiaria tras la salida del cepo han deteriorado el negocio, y la mayoría ya contempla dedicarse a otra actividad. Los comercios de la zona, como bazares, kioscos y tiendas de regalos, están casi vacíos, y algunos están directamente en alquiler. Las casas de cambio, que han sido allanadas repetidamente por el fisco en 2023, siguen la misma tendencia y prefieren no hablar. Al avanzar hacia la Avenida Alem y Sarmiento, la desolación es total: no quedan persianas abiertas. Tradicionalmente, la actividad se sustentaba principalmente en turistas extranjeros, pero ahora parece estar desierta. Este martes no se escuchaba ningún otro idioma; la mayoría eran argentinos apurados, probablemente, dirigiéndose al trabajo. Esa tendencia ha sido reflejada por el Indec durante varios meses. Por ejemplo, el turismo receptivo cayó un 25,4% interanual en los primeros cuatro meses del año, con la llegada a Argentina de 3.287.100 visitantes no residentes. En contraste, el turismo emisivo creció un 67,6% interanual en el mismo periodo. En este lapso, han salido del país 8.402.300 residentes. Se podría pensar que los argentinos que viajan al exterior demandan divisas para sus gastos. Sin embargo, muchos prefieren pagar sus consumos con tarjeta y luego liquidar el resumen con sus propios dólares para evitar el recargo del 30% sobre el oficial. La situación de los arbolitos se ha agravado con la salida del cepo, ya que desde el 14 de abril se pueden adquirir dólares al tipo de cambio oficial a través de homebanking. Esta opción ha sido la más elegida hasta ahora, en un contexto en el que, aunque el blue se encuentra por debajo del oficial ($1.160 vs $1.200), la brecha se mantiene cerca del 3%. Así, hay poco incentivo para recurrir al billete informal. De acuerdo a datos del Banco Central, en abril un millón de personas compraron USD 2.048 millones, mientras que 309.000 vendieron por USD 111 millones. Por su parte, los egresos netos de viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta sumaron USD 863 millones en abril. Desde enero de 2024, se han contabilizado USD 9.301 millones. Estos datos se obtienen de registros “base caja” del BCRA, recopilados por el economista Amílcar Collante. Walter, de 76 años y nacionalidad peruana, trabaja para una casa de cambio en Lavalle y Florida desde 2011. Al no contar con jubilación, realiza esta “changa” para sobrevivir. Sin embargo, reconoce que “está muy difícil, la calle está para morir y hay días en que no se compra ni se vende nada”. Aseguró que el declive se ha intensificado en los últimos tres meses. Paralelamente, la cotización se ha desplomado: en julio de 2024 había llegado a $1.500. “No hay turismo como había antes”, explica, y menciona que sus clientes eran en su mayoría brasileños. A pocos metros se encontraba Domingo, quien llegó de Venezuela hace dos años. Además de tener un empleo formal relacionado con el diseño gráfico, busca obtener un ingreso extra en su tiempo libre mediante la compraventa de dólar blue, ya que llega a fin de mes “con lo justo”. “Bajó la demanda, pero en verano hubo más movimiento de turistas de Brasil, Uruguay y Chile”, relató. Los compradores argentinos son escasos. Recuerda que cuando la divisa valía $500, ganaba hasta un millón de pesos mensuales, mientras que ahora apenas alcanza los $500.000. Emilio, de 48 años, definió la situación como “un desastre desde que asumió Milei la actividad”. Antes tenía clientes de Uruguay, Chile, Paraguay, EE.UU. y Europa. Actualmente, los pocos que se acercan venden montos pequeños, no más de USD 200. Comenzó a ser “arbolito” durante la pandemia, cuando quedó desempleado, y cuenta que ahora, a su edad, nadie lo quiere contratar. Por su parte, Hugo, quien tiene una oficina de cambio desde hace más de 40 años, afirmó que su negocio está “bastante planchado” y que compra más de lo que vende porque “la gente no tiene dinero disponible y cambia para pagar gastos”. Aunque la salida del cepo ha influido, ya venía mal desde hace varios meses. Sostiene que está viendo un panorama sin precedentes en las cuatro décadas que se dedica a esta actividad, un periodo en el que se vivieron momentos de alta inestabilidad cambiaria y alternancias entre regímenes de tipo de cambio fijo, flotante y administrado. Cree que esta meseta continuará y señala que muchos en el sector consideran reinventarse, aunque les resulta difícil. “Por el momento, se está apostando a una mayor publicidad”. A su vez, Tadeo, administrador que trabaja para varias casas de cambio, comentó: “En los últimos seis meses ha disminuido bastante la cantidad de operaciones diarias. Además de que hay menos extranjeros, se utilizan más tarjetas o billeteras virtuales que efectivo”. Agregó que la compraventa de oro, cuyo precio está en máximos históricos, se mueve más que la de dólar. Por su parte, Mauro, operador bursátil y cambiario, indica que “prácticamente no hay personas físicas operando como en otras épocas, y ahora que se pueden depositar hasta $10 millones por mes sin que el banco denuncie la transacción ante ARCA y la Unidad de Información Financiera (UIF), hay un blanqueo masivo de la economía informal que permite a cualquiera acceder al dólar oficial con mucha facilidad. Y eso se empieza a notar”. “Para los cambistas, lo que hizo el gobierno fue un golpe muy fuerte. Habrá que migrar a otros negocios. Se está comentando la idea de ofrecer financiamiento en dólares a clientes”, añadió. Y concluyó: “Con el kirchnerismo se ganaba más con el cambio por la brecha. Más de uno debe extrañarlo”.
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