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  • Un experto detalla la política que podría permitir a Argentina generar US$40.000 millones adicionales anuales

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 04/06/2025 00:00

    “Desde hace una década podríamos estar exportando 40.000 millones de dólares más al año”, destacó Germán Weiss, productor agropecuario bonaerense y expresidente de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), durante una entrevista con Carlos Pagni en LN+. Su afirmación no era un mero deseo, sino el resultado de una comparación directa con las políticas agropecuarias implementadas en países como Brasil, Uruguay, Paraguay e incluso Bolivia. No se trata de una cuestión ideológica —aclaró—, no es un asunto de derecha ni de izquierda. “Es cuestión de sentido común. Las retenciones no afectan a un sector, son un problema para el país”. En ese sentido, afirmó: “Deseo despersonificar las retenciones; el problema no es exclusivo de los productores, es un tema que involucra a todo el país. El sector agropecuario exporta 40.000 millones de dólares, y Argentina podría exportar el doble. Lamentablemente, llevamos 25 años de retenciones, instauradas por Eduardo Duhalde en 2002. Comparando con otros países que no han tenido retenciones: en el 2000, Argentina y Nueva Zelanda producían la misma cantidad de leche. Hoy, Nueva Zelanda produce el doble, mientras que Argentina solo ha incrementado un 10% su producción desde entonces, a pesar de que el consumo y la producción de leche en el mundo creció un 50%. Nueva Zelanda supo aprovecharlo, exportando leche por 13.000 millones de dólares, mientras nosotros apenas alcanzamos los 1.500. Esto es una oportunidad perdida, la lechería por sí sola genera 188.000 empleos, en comparación con la industria automotriz, que emplea a 100.000 personas”. Weiss ofreció más ejemplos. “En el 2000, Brasil producía un 10% más de soja que Argentina, que lleva 15 años estancada con una producción entre 40 y 50 millones de toneladas. En la actualidad, Brasil produce y exporta casi cuatro veces más soja que Argentina. Si hubiéramos aplicado políticas agropecuarias similares a las de Uruguay, Brasil bajo Lula, Paraguay o Bolivia bajo Evo Morales, nuestros resultados podrían ser comparables a los de Brasil y no tendríamos problemas de dólares”, añadió. Weiss, quien reside y trabaja en un campo cerca de América, en el partido de Rivadavia, al oeste de Buenos Aires, compartió su experiencia: “Soy una pyme, con todo lo que eso conlleva. Vivo en la zona desde hace más de 40 años. Pasé 10 años en el campo, luego me mudé al pueblo por la educación de los chicos, y regresé al campo durante la pandemia”. En su relato, subrayó cómo el campo argentino ha ido perdiendo terreno frente a sus vecinos. “Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay entendieron que el agro es una herramienta para el desarrollo del país. Nosotros, en cambio, hemos puesto freno”, aseguró. Para Weiss, Argentina se ha encogido por decisión propia: “En vez de expandir el país, lo hemos encogido. Con las retenciones y regulaciones, hemos excluido regiones que necesitan trabajo e inversión”. Recordó que la demanda mundial de alimentos comenzó a crecer a finales del siglo pasado, cuando Asia incrementó su consumo. “El sudeste asiático empezó a comprar más y América a producir más. Estados Unidos, Brasil, Paraguay y Bolivia aprovecharon ese contexto; nosotros no. La soja pasó de valer 150 dólares a 400 o más, pero nuestra respuesta fue aumentar los impuestos”, detalló. Durante la entrevista, enfatizó que las retenciones no son solo un problema del campo: “Son un freno al desarrollo del país. No impactan en un solo sector, afectan a todos. Porque, cuando no se produce, se generan menos empleos, menos inversiones y menos exportaciones”. “Eliminar las retenciones es viable, es una decisión política. Y hay que tener la convicción de que es posible. No hay duda de que el costo-beneficio para el país es altísimo”, aseveró Weiss. Para ejemplificar su postura, citó casos concretos: “Todavía existen retenciones al semen, a los embriones y a la genética. Es absurdo. No generan recaudación y obstaculizan el desarrollo tecnológico de una industria con potencial global”. Añadió que las retenciones a los novillos y otros productos ganaderos encarecen la producción y limitan las exportaciones. Al ser consultado sobre las medidas del actual Gobierno, reconoció ciertos avances, como la eliminación de algunas retenciones a economías regionales, lácteos y ciertos cortes de carne. Sin embargo, insistió en que se requieren cambios estructurales: “Detener la inflación y reducir la brecha cambiaria son pasos útiles, pero si no se modifican las bases impositivas, el campo seguirá limitado”. Para el productor, el campo argentino compite hoy contra productores que reciben apoyo estatal, de una forma u otra: “Por ejemplo, Brasil destina el 0,4% de su PBI a apoyar la producción agropecuaria. Estados Unidos, el 0,5%, mientras que Argentina tiene un 1,9% en contra; somos el único país de América que carece de apoyo”. Afirmó que las retenciones pueden eliminarse de manera definitiva. “Este Gobierno ha demostrado, con el plan de estabilización que implementó, que todo el mundo decía que no se podía hacer, y lo logró, además logró reducir la inflación, cuando nadie lo preveía de esa manera. Quitar las retenciones es posible, es una decisión política. Y es una decisión política de la que hay que estar convencido. No cabe duda de que el costo-beneficio para el país es altísimo”, concluyó. La infraestructura también ocupó un lugar destacado en su análisis. “El costo del flete representa el 12% del valor de la soja que produzco. Si se retrasan las obras públicas, esta situación empeorará. Hay caminos intransitables. El costo logístico nos resta competitividad frente a países que cuentan con mejores redes viales y ferroviarias”, advirtió. En cuanto a la percepción social de los productores, Weiss comparó la situación con Brasil. “Allí, los productores son ricos, pero se consideran pobres. Aquí ocurre lo contrario: somos pymes, pero nos ven como oligarcas y terratenientes. Esa percepción errónea nos perjudica al discutir políticas”. También abordó el déficit de representación política del agro. “En Brasil hay una bancada agropecuaria muy influyente. Aquí, los 200.000 productores estamos dispersos, con realidades muy distintas. Nos cuesta hacer lobby, aunque existen iniciativas como Barbechando que están trabajando de manera positiva”. Weiss explicó que muchos productores, que podrían estar trabajando actualmente, no lo hacen debido a la carga del esquema impositivo. “Las retenciones expulsan a los productores. Hay miles que han dejado de producir porque no podían mantenerse. Eso es empobrecimiento estructural”, lamentó. Reiteró que las oportunidades aún están presentes: “El mundo sigue necesitando alimentos. Si eliminamos las trabas internas, podríamos estar produciendo a niveles similares a los de Brasil. No hay nada que lo impida, salvo nuestras propias decisiones”. Respecto al estado actual del sector, destacó que el campo argentino “es muy dinámico y tecnológico”, aunque enfrenta dos desafíos clave: “El clima, que se vuelve cada vez más impredecible, y la presión impositiva, que es muy elevada”. En este contexto, resaltó herramientas como la siembra directa, la mejora genética y los avances en semillas como elementos cruciales para mitigar los efectos del clima. Consultado sobre la siembra directa, Weiss explicó: “Es una herramienta de conservación fundamental. Antes se labraba el suelo; hoy, sin removerlo, se preserva la estructura y se evita la erosión eólica e hídrica. Ha sido una revolución para la sustentabilidad”.

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