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» La Capital
Fecha: 03/06/2025 23:10
Cuatro miembros de la barra brava de Newell's comenzaron a ser juzgados este martes por el asesinato de Nelson "Chivo" Saravia, ex jefe del paravalancha leproso, acribillado en su casa en octubre de 2021. Entre los imputados están otros dos referentes de la tribuna, sindicados como instigadores y organizadores del crimen : Guillermo "Chupa" Sosa y Alejandro "Rengo" Ficcadenti; este último también imputado por las amenazas a Ángel Di María que demoraron su regreso al fútbol argentino. Los otros dos imputados son Salvador Alegre y Alexis Dittler, señalados como dos de los autores materiales del ataque. Además uno de ellos fue quien se llevó de la casa de la víctima un celular, mediante el cual los autores del crimen fueron localizados por la señal del GPS del aparato. El contexto del crimen se inscribe en una venganza personal de Sosa por el asesinato de su cuñada, ocurrido horas antes. El fiscal Luis Schiappa Pietra, a cargo de la investigación, ya había solicitado en agosto pasado la condena a prisión perpetua para los cuatro acusados. El tribunal que los juzgará está integrado por Nicolás Vico Gimena, Ismael Manfrin y Pablo Pinto. Más de 20 balazos La investigación determinó cómo ocurrió el crimen de Saravia pasada la medianoche del 23 de octubre de 2021. Salvador Alegre y Alexis Brian Dittler, imputados como autores materiales, llegaron en un Peugeot 308 junto a Alan Sosa, asesinado en julio de 2022, y un cuarto ocupante que no fue identificado. Una vez en la puerta de la casa del Chivo, ubicada en San Nicolás al 3700, fue Alegre quien abrió la puerta de calle a patadas. Esa secuencia fue reconstruida por un testigo de identidad reservada, quien vio llegar el auto del que bajaron tres personas y una quedó en el vehículo. Aseguró que todos tenían chalecos antibalas y uno de ellos un arma en la mano. >> Leer más: En un golpe comando ejecutaron a un ex jefe de la barra de Newell's Una vez dentro se cruzaron con la pareja del Chivo, a quien le preguntaron directamente dónde estaba su marido. Sin respuestas, continuaron caminando hasta que lo hallaron en una habitación junto a su hijo y un sobrino. "Acá está", "Lo encontré", contaron luego los testigos que avisó el sicario antes de disparar. No hubo palabras de por medio para el Chivo, el mensaje fue claro con más de 20 balazos directo a quien había sido jefe de la pesada leprosa entre 2013 y 2016. La hija mayor del Chivo escuchó todo desde su habitación: los golpes en la puerta, los interrogantes de voces desconocidas, los disparos y el grito desesperado de su madre. Al notar que los sicarios se habían llevado el celular de la mujer, tal vez creyendo que era el del Chivo, lograron localizarlo por GPS y detectaron que estaba en la zona de Garibaldi y pasaje Laprade. La previa del crimen Horas después los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, de la unidad de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, solicitaron un allanamiento a la vivienda donde había puntualizado el localizador: Garibaldi 3385, el domicilio de Guillermo "Chupa" Sosa, en ese entonces referente del paravalanchas leproso. En el operativo secuestraron un DVR con cámaras que arrojaron mucha claridad al homicidio que se comenzaba a investigar. >> Leer más: Una filmación casera, prueba para identificar a los homicidas de un barra brava La investigación develó que momentos antes del crimen, ya pasada la medianoche del 23 de octubre de 2021, Sosa recibió en su casa a unas 20 personas con el fin de planificar el asesinato del Chivo. "Bajo las indicaciones de Sosa los presentes se distribuyeron los roles que ocuparían en la comisión del hecho, comprobaron el funcionamiento de las armas y la carga de municiones de las mismas, las tomaron y portaron, listas para su utilización y se vistieron con ropas al efecto que luego descartaron", sostuvo el fiscal Schiappa Pietra en la acusación. Minutos después Alegre, Dittler, Alan Sosa y el cuarto involucrado no identificado salieron para lo de Saravia. Una vez cumplido el objetivo regresaron a la casa de Chupa Sosa y, según la acusación, contaron los detalles de cómo habían matado a Saravia y se cambiaron de ropa. Todo quedó registrado en las cámaras de la casa, donde también los investigadores reconocieron la presencia del Rengo Ficcadenti. Una venganza Todo alrededor del homicidio del Chivo Saravia conduce a la barra brava de Newell's: la víctima y su pasado al mando del paravalancha, los acusados como instigadores y organizadores, y la mano de obra para cometer el crimen que provino de la facción de la hinchada del barrio Municipal. Sin embargo, según los investigadores, el móvil del crimen se acota a asuntos personales de Chupa Sosa. >> Leer más: El crimen de un barra derivó en un operativo contra una franquicia de Los Monos Horas antes de la ejecución del Chivo había sido asesinada Ángela Oviedo, cuñada de Sosa. El 22 de octubre de 2021 dos personas en moto frenaron en un pasillo de Centeno y Rodríguez, barrio Itatí, y acribillaron a balazos a la mujer de 40 años. En principio Saravia no tuvo nada que ver con ese asesinato, pero sí alguna persona cercana a él, por lo cual según fuentes de la investigación Sosa sintió la necesidad de dar un golpe y dejar un mensaje hacia dentro de la barra. Se supo que a Ángela Oviedo la mataron por "hacerse la investigadora privada" y llegar al nombre del autor del crimen de su sobrino Andrés Monte, asesinado en agosto de 2021. Por ese hecho fue condenado en 2024 Mauro Andrés Antonio, otro hombre vinculado a la barra de Newell's. Según la hipótesis del caso, el homicidio fue motivado porque la víctima estaba en pareja con la ex de un preso ligado a Los Monos. Contactos policiales La detención de Chupa Sosa decantó en una investigación a dos policías y a un ex comisario detenido recientemente. Un teléfono del ex barra leproso evidenció el lazo estrecho que tenía con David Luciano Arellano y Marcos Barúa, agentes de la por entonces Agencia de Investigación Criminal (AIC), hoy Policía de Investigaciones (PDI). >> Leer más: Tres meses de prisión preventiva para Juan José Raffo, expolicía ligado a Los Monos Arellano había sido apartado de su cargo en la AIC por sospechas de sus vínculos con el policía exonerado Juan José Raffo, por entonces prófugo hasta su detención en marzo pasado. Tras su caída Raffo fue imputado como miembro de una asociación ilícita liderada por Ariel "Guille" Cantero e integrada por Chupa Sosa y los policías Barúa y Arellano. Arellano fue acusado de filtrar información reservada que conseguía por su trabajo en la Brigada de Homicidios de la AIC. Le trasladaba a Raffo datos sobre determinadas investigaciones, por ejemplo la del crimen del Chivo Saravia, maniobra por la cual Chupa Sosa logró mantenerse prófugo algunos meses. Barúa, en tanto, fue acusado de proporcionar contactos policiales a otros miembros de la banda. Ambos fueron condenados en procedimientos abreviados, acordados en febrero de 2024, a tres años de prisión efectiva.
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