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  • “A veces la enfermedad viene a despertarte”- Stella Cueva, sobreviviente de cáncer

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 03/06/2025 15:52

    Stella Cueva es sobreviviente de cáncer de mama. Pero esa etiqueta no alcanza para describir lo que realmente encarna: una mujer resiliente, con voz firme, que eligió enfrentarse a la enfermedad sin callarse, sin romantizar el dolor y sobre todo, sin esconderse. En esta entrega N° 122 de Entrevistados, Stella nos abre su historia desde la crudeza y la gratitud, con el objetivo de acompañar, informar y abrazar con la palabra a quienes hoy atraviesan lo que ella ya superó. ¿Cómo arranca tu historia con el cáncer? “Yo soy una persona muy controladora de mi salud. Me hago chequeos regularmente, siempre me cuidé, comí sano, hice gimnasio toda la vida. Pero me tocó igual. Fue a fines de diciembre, una fecha complicada porque los médicos están de vacaciones, y ahí empezó todo. Yo no lo podía creer. Me dijeron que tenía cáncer, así de golpe, y en ese momento ni pude pronunciar la palabra. Fue un shock. Me acuerdo que lloré toda una semana. Pensaba: ‘¿Cómo puede ser? Si me cuido tanto, si soy sana’. Pero bueno… pasó”. ¿Cómo fue el proceso médico? “Fue rápido. A fines de diciembre de 2022 me diagnosticaron, en enero del 2023 ya me estaban haciendo todos los estudios y en mayo me operaron. Me hicieron una mastectomía completa: me sacaron toda la mama y los ganglios. Después vinieron las 16 quimios, las 25 sesiones de rayos. Todo el paquete. Fue duro, pero lo llevé bien. No necesité medicación adicional más que paracetamol y unas gotas para el estómago. El cuerpo me respondió. Siempre me decían los médicos: ‘Tuviste suerte de llegar fuerte, sana, porque eso te ayudó a sobrellevarlo mejor’”. ¿Qué sentiste emocionalmente durante todo ese recorrido? “Mirá, al principio te caés. Lloré muchísimo. Pero después me dije: ‘Bueno, basta. A poner el cuerpo’. Lo que más me impactó no fue solo la enfermedad, sino también las personas. Tuve decepciones grandes con gente que pensé que iba a estar y no estuvo. Pero también descubrí nuevas personas, algunas que apenas conocía y me acompañaron de forma impresionante. Eso quiero decirlo: hay personas que no están preparadas para acompañar, y eso también hay que aprender a entenderlo”. ¿Cambió tu forma de ver la vida? “Totalmente. Yo era muy acelerada, vivía haciendo cosas para los demás, postergándome. El cáncer me obligó a frenar y a mirarme. A pensar qué quería yo, no los demás. Y decidí que quería vivir. No desde el miedo, sino desde la conciencia. Ahora disfruto cada día. Sí, el miedo está, sobre todo cuando se acercan los controles o cuando me entero que alguna compañera recayó. Pero aprendí que eso no me puede detener. Porque tengo vida. Y eso es lo más importante”. ¿Cómo fue la experiencia en el sistema de salud? “Fui muy bien atendida. Me operé en el hospital Masvernat, por elección propia. Quería hacerlo ahí. El equipo fue increíble: los cirujanos, los oncólogos, todos. Las quimios las hice en el sanatorio, los rayos en Villa Adela. No tengo una queja. Me sentí muy acompañada por el personal de salud. Las enfermeras de oncología, por ejemplo, son unas personas maravillosas. También conocí a muchas otras mujeres en el proceso, nos dábamos fuerza. Esa red de compañeras es algo que me marcó para siempre”. ¿Y hoy cómo es tu vida después del tratamiento? “Hoy sigo en controles cada seis meses. Sigo cuidándome. No voy a lugares muy cerrados o con mucha gente para evitar enfermarme. Hago gimnasia, caminatas, kinesiología, todo lo que me ayuda a estar bien. Tuve la suerte de que me sacaron todo a tiempo y eso reduce mucho las posibilidades de que vuelva. Pero el cáncer no es algo que se ‘cure’ y ya. Es algo que puede volver, entonces siempre hay que estar atenta. Yo aprendí a convivir con eso. Y lo vivo con gratitud. No me dejo dominar por el miedo”. ¿Qué le dirías a alguien que recién recibe el diagnóstico? “Que no tenga miedo. Que se ocupe. Que no se entregue. El cáncer no es sinónimo de muerte. No es una sentencia. Es una enfermedad que, si se trata a tiempo, se puede superar. Pero hay que moverse. Hay que hacer todo lo que te indiquen, ir a los controles, hacer los tratamientos. Y sobre todo: hablar. No callarse. La palabra te salva. Si te encerrás, si te guardás lo que sentís, te enfermás más. Yo hablé con todo el mundo. Conocí gente en el camino que me decía: ‘Gracias por hablar’, y eso me dio más fuerza”. ¿Y a las mujeres que dudan de hacerse controles? “Que se controlen. Por favor. El autoexamen salva vidas. Las mamografías también. Y esto va también para los hombres, porque aunque no se diga tanto, también hay hombres con cáncer de mama. En el grupo que participo hay un compañero varón que tuvo. No es una enfermedad exclusiva de mujeres. Así que a todos: no esperen. No se posterguen”. ¿Qué enseñanza te dejó todo esto? “Que la vida es hoy. Que no hay que preocuparse tanto por lo material. Que lo importante es tener salud, abrazar a tus seres queridos, mirar un atardecer, disfrutar del aire. Que a veces la enfermedad viene a despertarte. A mí me cambió. Y si hoy puedo acompañar a alguien más a atravesar lo que yo pasé, entonces todo tuvo sentido. Yo apuesto a la vida, el cáncer a mí no me venció: aprendí a mirarme, a elegir la vida y a no callarme más. Elijo cada día”. Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscanos como: Despertar Entrerriano.

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