05/06/2025 09:22
05/06/2025 09:21
05/06/2025 09:21
05/06/2025 09:21
05/06/2025 09:15
05/06/2025 09:15
05/06/2025 09:15
05/06/2025 09:14
05/06/2025 09:13
05/06/2025 09:13
» El Ciudadano
Fecha: 03/06/2025 15:40
Cirujanos de la empresa emergente de interfaces cerebro-computadora (BCI), con sede en Austin, Texas, insertaron con éxito el implante cerebral de la compañía en un paciente y lo retiraron de forma segura al cabo de unos 10 minutos. Se trata de un paso hacia ensayos más prolongados del dispositivo, denominado Connexus. También representa el avance comercial más reciente en un campo cada vez más amplio de empresas, incluida Neuralink, de Elon Musk, que buscan conectar directamente el cerebro humano con las computadoras. Los planes de Paradromics Con el Connexus, Paradromics busca restablecer el habla y la comunicación en personas con lesiones medulares, accidentes cerebrovasculares o esclerosis lateral amiotrófica (ELA). El dispositivo está diseñado para traducir señales neuronales en habla sintetizada, texto y control del cursor. Fundada en 2015, la empresa ha probado su implante en ovejas durante los últimos años, por lo que esta es la primera vez que utiliza el dispositivo en un paciente humano. El procedimiento se llevó a cabo el 14 de mayo en la Universidad de Michigan, en una persona sometida a cirugía cerebral para tratar su epilepsia. El paciente dio su consentimiento para la inserción temporal del dispositivo Connexus en el lóbulo temporal, que procesa la información auditiva y codifica la memoria. Para implantar el dispositivo, los cirujanos utilizaron un instrumento similar a un EpiPen, desarrollado por Paradromics. A continuación, los investigadores comprobaron que el dispositivo era capaz de registrar señales eléctricas del cerebro del paciente. «Cuando alguien se somete a una intervención neuroquirúrgica importante, se presenta una oportunidad única. Se les va a abrir el cráneo y habrá un trozo de cerebro que se extraerá de forma inminente. En estas condiciones, el riesgo marginal de probar un implante cerebral es realmente muy bajo», explica Matt Angle, director general de Paradromics. El implante de Paradromics es más pequeño que una moneda de diez centavos y cuenta con 420 diminutas agujas que se insertan en el tejido cerebral. Estas agujas actúan como electrodos que registran la actividad de neuronas individuales. De forma similar, el implante de Neuralink también se asienta en el tejido cerebral, pero cuenta con más de 1,000 electrodos distribuidos en 64 hilos finos y flexibles. Otras empresas de BCI están adoptando enfoques menos invasivos: por ejemplo, Precision Neuroscience está probando un implante que se coloca en la superficie del cerebro, y Synchron ha desarrollado un dispositivo que se inserta en un vaso sanguíneo y se apoya en el cerebro. Ambos recogen señales de grupos de neuronas, no de neuronas individuales. «La proximidad a las neuronas individuales permite obtener una señal de la máxima calidad», señala Angle. Obtener una señal de alta resolución es crucial para decodificar con precisión la intención del habla de una persona. ¿Cómo funcionan las BCI? Las interfaces cerebro-computadora no «leen» directamente los pensamientos privados. Funcionan interpretando las señales neuronales asociadas con la intención de movimiento. Por ejemplo, una BCI como la que desarrolla Paradromics descodifica los movimientos faciales implicados en el habla. Una persona con parálisis que no pueda mover la boca puede intentar realizar ese movimiento, lo que genera señales neuronales únicas en el cerebro. Estas señales se descodifican y convierten en habla. En 2023, grupos de investigación de la Universidad de Stanford y de la Universidad de California en San Francisco reportaron avances significativos en la decodificación del habla mediante BCI. En dos mujeres con parálisis, los implantes cerebrales fueron capaces de traducir sus intentos de hablar en palabras a velocidades de 62 y 78 palabras por minuto. En comparación, el habla natural ocurre a unas 130 palabras por minuto. Paradromics espera obtener resultados similares. La empresa planea iniciar un ensayo clínico a finales de este año en pacientes con parálisis, a quienes se les implantará el dispositivo de forma prolongada. «Sacar un nuevo dispositivo médico al mercado es realmente difícil, y más aún si se trata de un implante cerebral totalmente integrado como el que están diseñando. Cuando se está en esa fase inicial del proceso normativo, lo que se busca es colocarlo en un cerebro humano y asegurarse de que recibe las señales que debe recibir», afirma Justin Sánchez, investigador en neurotecnología de Battelle, una organización sin fines de lucro con sede en Ohio. Durante los últimos 20 años, un implante llamado «Utah array» ha sido el pilar de la investigación en BCI. Similar a un cepillo en miniatura con 100 electrodos en forma de espiga, ha permitido a personas con parálisis controlar brazos robóticos, mover el cursor de una computadora con el pensamiento y generar habla sintetizada. Sin embargo, este dispositivo requiere un pedestal externo en la parte superior del cráneo para conectarse a otros aparatos, además de que puede degradarse con el tiempo y dañar el tejido cerebral. Paradromics, Neuralink y otras compañías intentan superar estas limitaciones con materiales más duraderos, diseños menos invasivos y mayor número de electrodos para captar más datos. Matt Willsey, neurocirujano de la Universidad de Michigan que lideró el procedimiento, afirma que un mayor número de electrodos podría mejorar significativamente el rendimiento y la funcionalidad de las interfaces cerebro-computadora. Y para el futuro… Con el tiempo, Angle señala que la empresa planea estudiar la viabilidad de implantar hasta cuatro dispositivos en el cerebro, lo que permitiría una capacidad de registro aún mayor. Pero antes deben demostrar que un solo dispositivo Connexus es seguro en un estudio más prolongado. Eso será lo siguiente. «En realidad, se trata de una prueba para llevarlo todo al quirófano, definir el procedimiento de implantación, asegurarse de que funciona correctamente y de que se puede retirar. Es un buen ensayo general», explica Jennifer Collinger, investigadora en BCI de la Universidad de Pittsburgh.
Ver noticia original