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  • Ni una menos: 10 años de lucha contra la violencia de género

    Parana » Uno

    Fecha: 03/06/2025 12:52

    A 10 años del primer Ni una menos, un grito colectivo contra los femicidios, en la provincia mujeres y disidencias se movilizan por una sociedad más justa, más vivible para todos. En este marco, UNO conversó con Cristina Schwab, integrante de la Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Travestis, Trans y No Binaries de Paraná, para hacer un recorrido por la década de lucha, los derechos logrados y los que faltan. En la capital provincial la movilización es a las 16.30 desde Plaza 1° de Mayo a Casa de Gobierno. ni ina menos yanina vallesteros.jpg Una lucha colectiva. Foto: gentileza Yanina Vallesteros Contexto complejo —¿Cómo encuentra el décimo Ni una menos a las mujeres y disidencias de la provincia? —Hace diez años el Ni una menos fue un grito de hartazgo que abrió una puerta, que nos mostró a muchas, muchos, muches, que nuestras historias no eran eventos aislados o problemas individuales, sino resultado de un entramado, un sistema que nos afecta colectivamente. Una cosa cierta del primer Ni una menos es que para muchas y muches fue la primer salida a la calle, al encuentro con otras y otres: se condensó un sentido que también encontramos en el Nunca Más. Es decir, esta década de discusiones y conquistas y retrocesos se caminó siguiendo el camino de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo, de los organismos de Derechos Humanos, de las luchas contra la impunidad, de los más de 30 años de Encuentros donde hicimos músculo de discusión y construcción colectiva. Creo que encontramos un hilo histórico que nos guía y nos sostiene, la metáfora de la ola nos permite pensar esos avances y retrocesos. Hoy, a la vista del desguace y entendiendo que es la imposición de la pedagogía de la crueldad -como dice Rita Segato- el proceso civilizatorio que encarna este gobierno, que este aniversario nos encuentra preocupadas/es y ocupadas/es en organizarnos no solo frente a la agresión y la escalada de violencia, tanto discursiva como en los hechos concretos que estamos viendo en los últimos meses, sino a la fractura de los lazos comunitarios más esenciales. nosotras y nosotres de lo que hablamos, allá por 2016 -antes también- y acá por 2025 -y mañana también- es de hacer un mundo nuevo. —¿Cómo está siendo la realidad de las mujeres en la gestión de gobierno de Javier Milei? —Desde que asumió, el gobierno de Milei nos puso como enemigas y marcó una guerra discursiva, con insultos, acusaciones, y desmantelamiento concreto de todas las políticas que aliviaban las cuestiones más urgentes y que empezaban a trabajar las cuestiones de fondo que son el marco de las desigualdades y la violencia. El ataque a la ESI, a las identidades disidentes no es diferente al ataque misógino: la reivindicación de la ultraderecha que nos gobierna es el “retorno” a una manera de pensar que no estaba tan lejana quizás: que no valemos lo mismo, que lo binario es lo único que existe, y la negación de las diversidades -casi de toda indole- y la negación de las desigualdades. De hecho, al negarse a producir datos oficiales, el gobierno intenta negar hasta la existencia de los femicidios. Todas las tareas de cuidado están siendo tensadas al máximo, la emergencia en discapacidad nos toca, la emergencia en cultura nos toca, la emergencia en educación nos toca. Porque aunque lo intenten ocultar, lo que reveló la irrupción de los feminismos es que es un sistema patriarcal, capitalista y machista el que organiza todos los ámbitos de las vidas. Lo que nos afectan a nosotras y nosotres, nos afecta a “todos” también. ni una menos gentileza JULIANA FAGGI.jpg Por décimo año consecutivo, el país grita Ni una menos. Foto: gentileza Juliana Faggi Ni una menos: derechos conquistados y por conquistar —¿Qué avances se celebran este 3 de junio? —En 2015 aún faltaba ponerle su nombre verdadero a muchas de las violencias que vivimos . El caso emblemático es el de los femicidios, que todavía eran "crímenes pasionales". Debatimos, discutimos y construimos discursos que aportaron a la sociedad desde puntos de vista plurales y democráticos: por ejemplo, podemos nombrar a la Campaña por el derecho al Aborto legal seguro y gratuito y su articulación transversal que derivó en conseguir la ley, a las Redes de profesionales de todas las disciplinas que se configuraron para garantizar derechos, las exigencias de revisión de las prácticas dentro de las instituciones que derivó la creación de Protocolos de intervención en situaciones de violencia de género, la interpelación social sobre el Abuso Sexual en la Infancia -vinculado estrechamente con la la implementación real de la Educación Sexual Integral-, así como el reconocimiento del amparo legal, a través de la Ley Brisa, a las otras víctimas de los femicidas: los hijos e hijas que quedan huérfanos, la ley de cupo laboral trava trans; la Ley Micaela, que busca generar espacios de aprendizaje sobre las temáticas de genero en los ámbitos de trabajo del Estado. Esta enumeración, que no es exhaustiva, muestra cuánto aportamos a buscar justicia y no venganza: tomamos nuestros dolores más profundos, las muertes de nuestras compañeras asesinadas, las vidas precarias de las personas travestis-trans, las discriminaciones y maltratos y los transformamos en propuestas de enseñanza, en revisión permanente, en búsqueda de consenso y construcción de ideas superadoras desde lo colectivo, que no es sencillo pero sí resulta indispensable. Ojalá se haga carne y no solo remera lo que se popularizó con El Eternauta: nadie (nunca) se salva solo, sola, sole. —¿Qué pedidos/reclamos/derechos quedan por conquistar? —Una deuda importante es el acceso real a la vivienda, no solo para las mujeres que sufren violencia de género, sino como condición para organizar la vida toda. Sin un techo que abrigue, no se puede planificar una vida. Para las disidencias, que todavía hoy son rechazadas de sus casas no hay políticas de abrigo, al contrario. Desde el triple lesbicidio de Barracas, la emergencia habitacional -detonada por la derogación de la ley de alquileres- queda aún más de manifiesto en su cruce con la cuestión de género. Todo ese marco legal necesita encarnar en hechos, en acciones reales que transformen las vidas. El cumplimiento efectivo de estas leyes de avanzada no erradicaría, desde ya, las violencias pero cambiaría significativamente las condiciones de existencia de las personas. El acceso a un trabajo digno, en ambientes libres de violencia, sin recarga de tareas por el mismo salario, sin menosprecio de nuestras tareas u opiniones. La precarización laboral hace imposible planificar un presente en paz, mucho menos un futuro. Las jubilaciones indiscutidas para mujeres y disidencias que no pudieron hacer aportes es una gran deuda de la democracia_ hace falta poner en el centro las tareas de cuidados que son las que hacen -realmente sin estafas- mover al mundo. ni una menos juliana faggi julieta riera.jpg Movilización —¿Cuál es la consigna de la marcha en Paraná? ¿Por qué? —Este año conversamos mucho sobre bajo que consigna marchar, y decidimos tomar: 10 años de lucha, Fuera Fascismo, Fuera FMI porque entendemos que las declaraciones de Davos de febrero del Presidente marcaron una linea en la arena: nos estableció, a las mujeres -sobre todo a las feministas, pero a todas en general- y a las personas LGBTTNBQ+ como enemigas, el ataque disciplinador y violento a jubilados y jubiladas todos los miércoles, desproporcionado y horrible, el desmantelamiento de las redes de contención, la desfinanciación y estigmatización de la educación y la salud pública son caracteres fascistas que este gobierno no rechaza sino que reivindica y profundiza. El endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es parte de eso: entregar el país, ajustarlo, reprimir la movilización, a fin de hacer lo que ya se hizo muchas veces: rifar el país vía la timba financiera, estafando a la gente. La única minoría son los multimillonarios, que son quienes apoyan, sostienen y piden estas medidas. Pusimos este contexto presente bajo el paraguas de los diez años en la calle porque sabemos que los procesos culturales, políticos, sociales tienen que leerse en el marco histórico en el que se desarrollan. —¿Por qué es importante movilizarse? —Para marcar, a nuestra vez, una línea. Una que diga, como aquel junio, basta: ni un derecho menos, ni una piba menos, ni une pibe menos desaparecido buscando trabajo, como Tehuel. Basta de crueldad, de atacar a las personas con discapacidad, a los viejos y viejas, a las personas con cáncer o VIH. No hemos encontrado, como humanidad, creo yo, mejor manera de esperanzarnos que encontrándonos en un lugar abierto, siendo muchos y muchas y muches -cosa que siempre fuimos: diversos-, mirarnos a la cara, saber que lo que le pasa a cada une no “le pasa” sino que “nos pasa”, que eso tiene un nombre y no es el de la realidad individual, o las decisiones particulares. Cuando tengamos miedo, pensemos en las Abuelas, y salgamos, y busquémonos. Hay un proyecto de las cosas, y un proyecto de las personas. En la calle, estaremos las personas que queremos un mundo mejor. nos vemos ahí.

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