05/06/2025 00:34
05/06/2025 00:34
05/06/2025 00:34
05/06/2025 00:34
05/06/2025 00:34
05/06/2025 00:33
05/06/2025 00:33
05/06/2025 00:33
05/06/2025 00:33
05/06/2025 00:33
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/06/2025 04:47
Comodoro Rivadavia era un caserío donde vivían medio centenar de familias. Allí se produjo el descubrimiento Era una incesante y larga búsqueda de agua, y de paso se exploraría el subsuelo. Eso ocurría a principios del siglo XX en ese caserío perdido llamado Comodoro Rivadavia, a donde habían llevado una máquina comprada en Alemania que superaba la perforación de 170 metros que habían hecho hasta el momento sin encontrar ni una gota. La sorpresa devino a los 540 metros. Primero fue el olor y luego ese líquido negro que comenzó a fluir. Era el 13 de diciembre de 1907 y el grupo conformado por Humberto Behin, José Fuchs, Gustavo Kunzel, Juan Martínez, Florentino Soto, Antonio Viegas, Joaquín Domínguez, José Barravoz, Pedro Gedhorn, Pedro Peresa y Francisco Ferrera, apenas salieron del asombro, corrieron a comunicar la buena nueva a la Dirección de Hidrología, Geología y Minas del Ministerio de Agricultura de la Nación. El descubrimiento abría un novedoso y por demás auspicioso panorama para el país y a la par el gobierno se enfrentó al desafío de proteger, a este valioso recurso, con un marco legal correspondiente. Hipólito Yrigoyen se preocupó por nacionalizar el recurso. Fue durante la gestión de su sucesor, Marcelo T. de Alvear, donde Mosconi llevaría adelante una brillante tarea El presidente José Figueroa Alcorta dictó al día siguiente un decreto de reserva petrolífera que abarcó cinco leguas kilométricas de radio alrededor del pozo, constituyendo así la reserva del Estado. Fue durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento que se había encomendado al ingeniero y mineralogista inglés Francisco Rickard, que había sido contratado por Bartolomé Mitre, un relevamiento minero en 8 mil kilómetros. Fue la primera referencia en las que se incluye la presencia de petróleo en el país. Y el primer debate sobre la cuestión del petróleo en el Congreso Nacional fue el 12 de julio de 1865 y la discusión versó sobre si se trataba de un descubrimiento, de un invento o de una industria. Por otro decreto del 24 de diciembre de 1910 se creó la Dirección General de Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia, para explotar lo que describieron como “los yacimientos más ricos y extensos del mundo”. Gasoducto de Campo Durán, Salta, por 1959. YPF presente en todo el país Ese nuevo organismo sería manejado por una comisión a cuyo frente estaba Luis Huergo, el primer ingeniero argentino recibido en el país, hecho que ocurrió en 1870. Huergo denunció en 1913 las maniobras de la Standard Oil para quedarse con el mercado estatal, mediante la obtención de concesiones en distintos puntos del país, y especialmente en el sur. El 23 de septiembre de 1919 el presidente Hipólito Yrigoyen, consciente del vacío legal en la materia, presentó al Congreso un proyecto “por la importancia progresiva que habían adquirido las explotaciones petrolíferas en general y las fiscales”, donde se fijaban normas técnicas, administrativas, económicas y comerciales relacionadas a la actividad petrolífera, abriendo la puerta a la iniciativa privada, pero bajo ciertas condiciones. El primer mandatario, con el propósito de jerarquizar la actividad, también envió otro proyecto tres días después para crear la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y declaraba de utilidad pública los instrumentos imprescindibles para la explotación del petróleo. “A fin de evitar que se repita lo ocurrido con el suelo fiscal y conservar los beneficios del petróleo para el pueblo de la República, es menester organizar un régimen legal que consulte las exigencias del interés de la Nación, poniendo en manos del Estado el dominio efectivo de los yacimientos petrolíferos y confiriéndole el monopolio de su explotación y comercialización”, sostenía el presidente. Ascendido a general, Enrique Mosconi, con estudios de ingeniería en la UBA, sentó las bases de una empresa petrolera de bandera nacional Pero lamentablemente, fue una constante en la relación entre Yrigoyen y el Congreso, el proyecto nunca fue tratado. El oficialismo estaba en minoría tanto en diputados como en senadores, y el sector conservador, que el propio mandatario identificaba como “El Régimen”, obstaculizó muchas de las iniciativas que llegaban de la Casa Rosada, empezando por el presupuesto y todo lo que venía detrás. El presidente radical le daba vital importancia a esa cuestión. La única oportunidad en que Hipólito Yrigoyen delegó el mando durante su primera presidencia fue en 1918 cuando visitó los pozos petroleros de Comodoro Rivadavia. No obstante, en julio de 1921 el gobierno volvió a la carga con esas cuestiones y nuevamente el Congreso lo ignoró. Por tal motivo el 3 de junio de 1922, a través de un decreto de ocho artículos –firmado por el presidente y por el correntino Eudoro Vargas Gómez, ministro de Agricultura- creó la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). La nueva dirección pasó a depender del Ministerio de Agricultura, quien tuvo a su cargo la fijación de precios de venta del petróleo fiscal y de sus derivados. Sus oficinas se establecieron en Paseo Colón 922. A partir de su descubrimiento, comenzaron las exploraciones y luego la extracción de petróleo en distintos puntos del país Yrigoyen finalizó su período sin lograr su objetivo de máxima respecto a YPF, que era su nacionalización. La Standard Oil no se quedó de brazos cruzados: desarrolló exploraciones en el norte y el gobernador de Salta se apuró a reservar para la provincia tierras para la explotación. Sobrevinieron demandas de la empresa extranjera. En octubre de ese año, Yrigoyen le pasó la banda presidencial a Marcelo Torcuato de Alvear, quien el 19 de ese mes designó, a propuesta del ministro de Agricultura Tomás Le Breton al coronel ingeniero Enrique Mosconi como director general de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Ese ingeniero militar de 45 años recibido en la Academia Técnica de Prusia y civil de la Universidad de Buenos Aires, hasta ese momento era director de Aeronáutica del Ejército. Ascendido a general en 1925 y con un presupuesto de ocho millones de pesos, desarrolló una inmensa tarea, ya que el primer informe que elaboró reflejó un enorme desorden en las cuentas de la Dirección y que su estado económico debía “clasificarse de muy malo sin el menor reparo”. Insistió en la autonomía de YPF respecto al ministerio de Agricultura. Promovió la construcción de la destilería de La Plata, inaugurada en diciembre de 1925 y fue su idea la creación de una flota de buques tanques. Su gestión llevó a incrementar la producción de 348.888 metros cúbicos en 1922 a 872.171 en 1929. En agosto de 1929 bajó el precio de la nafta, y obligó a las empresas extranjeras a hacer lo mismo. En 1927 hubo en la Cámara de Diputados nuevos debates por su nacionalización, impuestos en la agenda parlamentaria por los radicales. Mientras los conservadores se opusieron, los socialistas se pronunciaron por una explotación mixta. Triunfó el proyecto radical pero se empantanó en el Senado, donde no se dignaron a tratarlo. El golpe militar del 6 de septiembre de 1930 hizo el resto. Yrigoyen fue derrocado y como Mosconi se negó a colaborar con el gobierno de facto, el general Uriburu lo hizo nombrar en una ignota dirección del Ejército luego de haber estado en Italia en un viaje de estudios. Un ataque de hemiplejia lo terminó sacando de escena. Falleció el 4 de junio de 1940. Pasaría a la historia como el defensor de los intereses nacionales sobre ese líquido negro que, sin esperarlo, había comenzado a fluir en ese lejano caserío que se llamaba Comodoro Rivadavia.
Ver noticia original