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  • El árbol de olivo, de cultivo milenario a industria de alta tecnología

    Parana » El Once Digital

    Fecha: 02/06/2025 12:30

    El olivo es un árbol perenne, de baja altura, originario de Medio Oriente. Su cultivo se expandió por toda la cuenca mediterránea y, posteriormente, llegó a América de la mano de los europeos. En Argentina se encuentra el ejemplar vivo más antiguo del continente, con 400 años, declarado “Monumento Histórico Nacional”, ubicado en Aimogasta, La Rioja. Desde la década del 90, la olivicultura vive una transformación profunda: el recambio hacia sistemas superintensivos, con entre 1500 y 2000 plantas por hectárea, permitió mecanizar la cosecha de aceitunas destinadas a aceite, reducir la necesidad de mano de obra y hacer viable el negocio en términos económicos. Actualmente, el país cuenta con unas 80.000 hectáreas de olivares, que generan entre 300.000 y 360.000 toneladas de aceitunas por año. De esa producción, el 75% se destina a la elaboración de aceite y el 25% al consumo como aceituna de mesa. Tecnología y precisión al servicio del aceite En zonas olivícolas como Mendoza, la cosecha para aceite de oliva se realiza entre fines de abril y principios de junio. La mecanización permite reducir al mínimo el tiempo entre la recolección y el procesamiento, lo que impacta directamente en la calidad del aceite producido. La clave de los nuevos modelos de cultivo radica en adaptar las plantas a la maquinaria disponible. Se priorizan árboles de tamaño pequeño para que los equipos sean más económicos y manejables. “Tanto la poda como la cosecha de la aceituna con destino a la elaboración de aceite es por medio de contratistas. En tanto, en las variedades de conserva, se realiza manualmente”, explican desde el sector. Además de la mecanización, el riego por goteo se volvió fundamental para producir en zonas áridas o con desniveles. Este sistema permite no solo hidratar los olivares, sino también incorporar fertilizantes en el momento justo, optimizando recursos y rendimiento. Rentabilidad, inversión y sustentabilidad Hasta no hace mucho, el olivo era un cultivo para románticos del campo. Hoy, se convirtió en una inversión rentable y atractiva. Antes, con variedades tradicionales, había que esperar diez años para cosechar. Ahora, con variedades adaptadas, se puede recolectar a partir del tercer año. “La inversión es mayor pero el retorno se ve mucho antes”, afirman los productores. El resultado es una verdadera revolución agrícola que transformó un cultivo milenario en una industria moderna y competitiva, indica La Nacion. A nivel global, cada año se implantan unas 162.000 hectáreas nuevas de olivos, la mayoría bajo sistemas mecanizados, para abastecer una demanda creciente y exigente. En paralelo, en Argentina empieza a notarse un cambio en el consumo. Si bien el uso del aceite de oliva en los hogares crece lentamente, el cambio más visible está en la sofisticación de los paladares: “El mercado de aceite de oliva demanda diferenciar aceites por varietales, calidades, cantidad de polifenoles, momento de cosecha, etc.”. Agricultura de precisión y manejo digital En fincas con cultivo superintensivo como las de Mendoza, se aplica agricultura de precisión con imágenes satelitales para mejorar el manejo de las 800 hectáreas productivas. La producción está organizada en dos proyectos: Olivos I (256 hectáreas desde 2009) y Olivos II (576 hectáreas desde 2011). El manejo incluye relevamiento digital de las plantas mediante drones y cámaras en cuatriciclos. Con estas herramientas se puede estimar de forma temprana el volumen de cosecha, que este año alcanzará los 4 millones de kilos. Además, se desarrolló un software exclusivo para integrar datos clave del cultivo. La herramienta identifica aceitunas y hojas, evalúa el potencial productivo y permite planificar la fertilización de manera eficiente, apuntando a optimizar resultados y reducir el desperdicio. Fertilización inteligente y sostenibilidad El proceso de fertilización se apoya en análisis foliares regulares, que permiten monitorear el estado nutricional de las plantas y detectar necesidades a tiempo. También se utilizan sondas en el suelo a 60 centímetros de profundidad para medir los niveles de nutrientes disponibles. Con esta información, se ajusta con precisión la cantidad de fertilizantes que requiere cada lote, garantizando que cada planta reciba exactamente lo que necesita. Esta estrategia permite un uso más racional y sustentable de los recursos. “Venimos generando data histórica por quinto año consecutivo y trabajamos en el procesamiento de los datos para obtener mejores resultados, con decisiones productivas más precisas, con foco en la rentabilidad y sostenibilidad del negocio”, explican desde la finca ADBlick Olivos. Un mercado en expansión... y un contrabando en alza Mientras crece la industria formal, también aparecen situaciones irregulares. Días atrás, un camión con seis olivos adultos fue interceptado en Brasil, tras haber ingresado ilegalmente desde Misiones. El operativo se realizó en Santo Antonio Do Sudoeste, y reveló que los árboles -de hasta 30 años- tienen alto valor ornamental en el país vecino. “El grueso tronco confiere un mayor valor ornamental, por lo que se valoran en el paisajismo”, explicó Flávi Gizele Konig Brun, ingeniero forestal y profesor de la UTFPR. Cada ejemplar podría valer entre 4.000 y 100.000 reales, dependiendo del grosor del tronco. El conductor del camión no contaba con documentación ni supo precisar el origen de los árboles, que iban rumbo a San Pablo. Casos similares ya se habían registrado en territorio argentino, supo Elonce. El 15 de mayo, en un control vial en Entre Ríos, se incautaron otros seis olivos transportados sin papeles desde Mendoza hacia Misiones.

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