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  • La democracia corrompida, la organización estratégica y la hora de los pueblos

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 02/06/2025 09:14

    Por Luis Esterlizi (*) “Está en nuestro ánimo la absoluta conciencia del momento trascendental que vivimos. Si la historia de la humanidad es una limitada serie de instantes decisivos, no cabe duda de que gran parte de lo que en el futuro se decida a ser dependerá de los hechos que estamos presenciando. No puede existir a este respecto divorcio alguno entre el pensamiento y la acción, mientras la sociedad y el hombre se enfrentan con la crisis de valores más profunda acaso de cuantas su evolución ha registrado. Es posible que la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos contacto directo con las realidades de la vida de los pueblos.También es posible que el cultivo de las grandes verdades, la persecución infatigable de las razones últimas, hayan convertido una ciencia abstracta y docente por su naturaleza – en un virtuosismo técnico – con el consiguiente distanciamiento de las perspectivas en que el hombre suele desenvolverse. Acaso sobre el gran fondo filosófico que es la verdad haya prevalecido una cuestión de tendencias, ajenas al ansia de conocimiento a cuya satisfacción debería consagrarse toda fuerza creadora. En ausencia de tesis fundamentales defendidas con la perseverancia debida, surgen las pequeñas tesis, muy capaces de sembrar el desconcierto” – La Comunidad Organizada La democracia corrompida La sociedad argentina, plenamente consustanciada con su sentido organizativo y el proceso evolutivo alcanzado con valores y virtudes, muestra toda la capacidad intacta para emerger por sobre la demencia anarquista de la antipolítica, antes de que su estrategia destructiva nos convierta en una masa de ceros y haga de nuestra querida Patria la colonia próspera de las corporaciones financieras anglosajonas. Es menester recuperar nuestra finalidad y las normas porque están siendo subvertidas por el desplante autocrático de un anarquista de mercado que ha conseguido gracias a la deplorable clase política, todo el poder para hacer lo que está haciendo qué tiene que ver con la entrega ignominiosa de nuestros recursos estratégicos a sus mandantes que son las corporaciones financieras y organismos dependientes de EEUU. “Democracia’ es una palabra que proviene del griego y significa ‘gobierno del pueblo’. En una democracia, el poder de tomar decisiones fundamentales sobre el país o la comunidad que lo habita, no está en manos de una sola persona o un grupo pequeño, sino que pertenece a todos los ciudadanos” (definición general creada por inteligencia artificial). Por lo tanto, estamos convencidos de que al final del túnel no sólo no aparecerá la luz sino que Argentina será cubierta por la sombría intencionalidad de un colonialismo arcaico, que despoja al pueblo argentino del derecho de ser el hacedor esencial de una democracia al servicio de todos los argentinos. La campaña electoral de esta coaliciones especuladoras, con nula movilización social y poca concurrencia electoral, insiste con la tan gastada muletilla de montar la confrontación entre “zurdos” y “fachos”, entre izquierdas y derechas, entre kirchneristas y mileístas, etcétera, intentando -como siempre- una ficticia pelea por el poder pero con una clara intención de dividir al pueblo para mejor gobernar autocráticamente. Lo que Milei hace -detrás de su artificiosa y nefasta forma de concebir una economía anarquista- es montar un régimen para el latrocinio con la complicidad de corporaciones financieras ávidas de quedarse con los recursos estratégicos que poseemos los argentinos. Frente a este deplorable panorama político, económico y social que muy bien describe la existencia de una democracia corrompida, muchos argentinos pueden estar expectantes de que algo suceda para que nos ayude a superar esta crisis, cosa que no sucederá y, si sucediese, el pueblo debe tener consensuado y preparado un programa que ponga en movimiento los brazos para el trabajo. la inteligencia y capacidad nacional para el avance tecnológico y la fuerza empresarial para la producción industrial. Además, deberá exponer con total claridad una propuesta que revalorice el funcionamiento democrático fuertemente social y que tenga como meta política, recuperar la independencia, soberanía y libertad de Argentina. La organización estratégica Difícilmente exista en el mundo un país como el de los argentinos, que considere al sentido organizativo como parte medular de la evolución social. El pueblo sabe que la organización les otorga perennidad a sus emprendimientos o tareas, pero no a sus transitorias conducciones, ya que éstas deben vivir para la organización y no vivir de ellas. El comportamiento ético y moral de la dirigencia, es condición fundamental que ennoblece a la entidad que representa. Otro de los objetivos centrales de una organización, es poder constituirse como sujeto promotor de investigaciones, estudios, conferencias, capacitaciones y esencialmente ser parte de la concertación público- privada, etcétera, única posibilidad de intervenir en la toma de decisiones y en sus implementaciones. Desde el momento en que MiIei atacó por separado a las instituciones y organizaciones intermedias, comenzaron las movilizaciones como la clásica formalidad institucional de exponer disconformidad y rechazo, hecho que al anarco libertario poco y nada le importó. Muy por el contrario prosiguió avanzando con la quita de derechos e intereses sobre otros ámbitos, gracias al poder institucional que le otorgó “la casta”. “Entendemos como organización táctica a la que identifica el accionar de un sector determinado de la sociedad; y al conjunto de las acciones de todos los sectores organizados de la sociedad, como a la organización estratégica”. Hoy en Argentina se realizan los llamados “cabildos abiertos” en distintas partes del país convocando a todas las entidades intermedias. Es una señal de madurez ideológica y clara expresión de lo que significa pensar en un plan estratégico en defensa del trabajo, la producción, la educación, la salud , etcétera, del pueblo argentino. Por lo tanto, resulta trascendental la conformación de una estratégica nacional que enfrente la estrategia destructiva que implementa Milei, verdadero enemigo del espíritu organizativo de nuestra sociedad. La hora de los pueblos Sabiendo que nadie se puede realizar en una sociedad que no se realice, es primordial que el pueblo asuma la responsabilidad, por medio de los representantes de los distintos sectores, para consensuar y desarrollar una propuesta estratégica y común a los intereses nacionales, como parte del modelo argentino para el proyecto nacional, única manera de pasar del pensamiento estratégico a la acción. Estamos en los pormenores de un cambio de época, en el que los pueblos se convierten en el centro de las decisiones fundantes para salvar al mundo de las atrocidades de minorías retrógradas, envilecidas por el poder y la violencia, tratando de impedir la conformación de un nuevo poder mundial multipolar como clara expresión de un universalismo hermanado con la naturaleza, preservador del equilibrio y la armonía por medio del cuidado del medio ambiente, hoy amenazado por un materialismo exacerbado. En Argentina, las movilizaciones populares no han cesado como primera expresión del descontento social y continúan varias como la de todos los miércoles como fiel expresión de la lucha del pueblo argentino. Son las rondas de los ancianos y jubilados, aquellos a quienes el papa Francisco dijo que había que cuidar porque representan la memoria histórica de la lucha del pueblo. A casi todo el staff político que gobierna el país -con algunas excepciones- les cabe el adjetivo de “ignorante”, ya que no tienen la menor idea -o, en el mejor de los casos, disimulan- sobre cuál es la verdadera estrategia político, económica y social de Milei. Y en el peor de los casos quienes la conozcan son directamente traidores a la Patria. Un solo ejemplo: si se han dado cuenta del bastardeo que realiza Milei con la finalidad y las normas argentinas y lo siguen “bancando”, terminan siendo cómplices del cambalache actual. Conclusión El presidente Milei no es argentino ni gobierna como un argentino, resultando entendible que en esta democracia corrompida haya un “foráneo” gobernando a Argentina. Esto fue posible porque la verdadera causa que le facilitó el ascenso a dicho poder fueron la corrupción e inoperancia de los que gobernaron desde el golpe de 1976, hasta su asunción al cargo, salvo pocas excepciones. MIlei prometió destruir la casta y al Estado aunque hizo de ambos -desde el primer día de su gobierno- los instrumentos más idóneos para “bancarle” el cumplimiento de su mandato y el proyecto de sus mandantes que sin lugar a dudas, son las corporaciones de la especulación financiera y los llamados fondos buitres, pertenecientes al poder anglosajón. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

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