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Parana » Informe Digital
Fecha: 02/06/2025 07:30
La actual política cambiaria en Argentina se asemeja más a un sistema totalitario que a una economía de libre mercado. La libertad se encuentra restringida por impuestos distorsivos, que actúan como agentes de succión del sector privado hacia el Estado, el cual sigue siendo depredador, a pesar de algunas iniciativas destinadas a reducir su tamaño. Si bien el liberalismo clásico ha mostrado ciertas mejoras, su presencia sigue siendo débil y mantiene viva una parte del intervencionismo. Esta corriente, que tiene sus raíces en el pensamiento de Adam Smith y se refleja en las ideas de autores como Tocqueville, Hayek y Popper, plantea una teoría moral, política y social que exige profundamente. Su esencia no radica en la exaltación del mercado, sino en la defensa del individuo como sujeto responsable y en la cautela frente a cualquier concentración de poder. El poder aún distribuye, con un criterio discrecional y autoritario, los ingresos a nivel nacional. Un caso especialmente patético es el de la actividad agrícola, donde la producción de granos sufre las consecuencias perversas del actual régimen cambiario. Es fundamental hacer una distinción entre dos tipos de cambio: el “nominal”, que refleja la relación actual entre el peso y el dólar, y el “real”. Este último se calcula multiplicando el tipo de cambio por la inflación de Estados Unidos y dividiendo el resultado por la inflación en Argentina, lo que nos da una idea sobre la capacidad de compra que ofrece. Cabe recordar que un aumento en el tipo de cambio real implica una depreciación del peso, es decir, una disminución del poder adquisitivo de la moneda nacional. Otro aspecto a considerar es el “tipo de cambio efectivo”. Es sorprendente la poca atención que se le presta y cómo la producción agrícola no toma en cuenta su evolución a lo largo de la historia, impidiendo una comparación adecuada con etapas anteriores. Cuando se menciona el “tipo de cambio efectivo”, se habla de la tasa que se aplica a los derechos de exportación, lo que resulta en una disminución del valor del dólar en el mercado local. Estos derechos vulneran el derecho a la igualdad (Art. 16 CN) y el derecho a la propiedad, y si bien no se imponen estrictamente sobre las exportaciones, sí recaen sobre la producción, ya que se aplican sobre el valor bruto de la exportación sin considerar los costos de producción y transacción, los cuales son alarmantemente altos. Nunca en la historia argentina el tipo de cambio “efectivo real” había sido tan desfavorable para el sector agrícola. Este tipo de cambio es determinado por el Gobierno, que es responsable de una política económica que favorece a ciertos sectores y a sí mismo, en detrimento de la producción agrícola, afectando el flujo normal de dinero a través de las respectivas cadenas. La rentabilidad del sector no depende únicamente de los precios internacionales. Aquellos que no tengan en cuenta el comportamiento del tipo de cambio efectivo real no lograrán entender plenamente los ingresos generados. El Gobierno ha dado pasos significativos hacia el liberalismo y el libre mercado, pero aún queda un largo camino por recorrer. Con una mirada algo oportunista, continúa postergando este avance en el área de la producción agrícola. El autor es director de Consultoría Agroeconómica.
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