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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/06/2025 06:57
En el deporte, y en especial en el de alto rendimiento, la mente juega un rol tan importante como el entrenamiento diario (Imagen Ilustrativa Infobae) Quienes alguna vez hicimos deporte, o fuimos espectadores de grandes certámenes de diferentes disciplinas estamos acostumbrados a escuchar que “la mente le jugó una mala pasada”, “no pudo cerrar el partido”, “se quebró en el momento más importante”, “no estaba convencido del triunfo”, “no pudo recuperarse de un mal tanto o pasaje de la competencia”, etc. Del otro lado, existen casos en los que se habla de “mentalidad de hierro”, “hambre de gloria”. Equipos que perdiendo por goleada logran darlo vuelta, jugadores que están muy abajo en el marcador y a partir de un tanto se recuperan, atletas que, cuando ya parece que no les queda nada de ánimo o fuerza, sacan energía de donde no tienen y salen adelante. Es evidente, por tanto, pero también por todo esto vale recordar, que en el deporte, y en especial en el de alto rendimiento, la mente juega un rol tan importante como el entrenamiento diario, las horas y horas de repetir un ejercicio, saltar, pegarle a la pelotita o correr. “La mente juega un rol tan importante como el entrenamiento diario”. Miles de ejemplos exponen a jugadores que teniendo todas las aptitudes -técnica, físico, capacidad, energía, medios económicos- quedan a mitad de camino. En la vereda opuesta vemos a diario a deportistas que quizás no llaman tanto la atención por sus dotes, pero algo en su interior y regularidad les permite batir a los más elegantes. Primero sobrevivir, luego ganar (o no) De acuerdo, entonces: la mente juega un rol primordial. Pero, ¿cómo hacemos para que la mente juegue a nuestro favor?, ¿cómo se logra tener la cabeza de Rafael Nadal? Primero entendamos cuál es su rol y cómo funciona, y luego la manera en que nos puede guiar o no al éxito. Para empezar hablemos de los frenos que muchas personas, en este caso deportistas, se ponen a sí mismas. El más evidente, en este ámbito, es el miedo al éxito, que se traduce o ve reflejado, muchas veces, en escenarios que asustan: ¿qué pasará si soy famoso, si gano mucho dinero, si tengo que ausentarme de casa, si aparezco en los medios? Otro de los temas que suele aparecer es la fobia social, el miedo a los reflectores, a estar en la primera fila y que todos te estén mirando. Mucha gente prefiere tener un perfil bajo: rendir, jugar bien, eso sí, pero pasar desapercibido. Lo cierto es que para los deportistas de élite, en especial aquellos que se destacan, la exposición es inevitablemente fuerte. En algunos casos, allí, se da un choque de creencias o expectativas: el deportista quiere ser campeón pero, a la vez, vivir tranquilo. En esas situaciones, el pensamiento que esté más arraigado, el que más dolor produzca, es el que va a ganar: a la mente, como buen mecanismo manejado por el instinto, no le importa el éxito de la persona, sino su supervivencia. “A la mente, como buen mecanismo manejado por el instinto, no le importa el éxito de la persona, sino su supervivencia”. Si detecta esa exposición como algo riesgoso, va a evitar a toda costa que el deportista sobresalga, que llegue a ese estado de “peligro”. Aparecerán allí las lesiones, dolores estomacales, nervios extremos, errores no forzados, etc. Se va a encargar, durante los momentos de definiciones, de que dicho deportista no se suba al podio. La buena noticia es que eso se puede trabajar. Se puede corregir, identificando primero cuál es ese miedo, esa situación que se está buscando evitar. Cuándo, cómo y por qué se instaló. Y luego, se puede reprogramar el subconsciente, de manera de que la idea de ganar sea más potente que aquello que se quiere evitar, el lado B del estrellato. Dejar de rumiar Junto a lo que venimos exponiendo, existe también lo que se suele llamar La Red Neuronal por Defecto, algo que se activa cuando la mente divaga: pensamientos sobre el pasado, el futuro, dudas, miedos, recuerdos. Ese rumiar constante desgasta, desenfoca y puede ser el causante de bloqueos en momentos clave. “Ese rumiar constante desgasta, desenfoca y puede ser el causante de bloqueos en momentos clave”. Lo que se recomienda en esos casos es llevar la mente al presente. Técnicas para la atención plena, la respiración consciente y la visualización enfocada permiten que esa hiperactividad cerebral baje en su intensidad. En esa línea, cuando el deportista logra estar plenamente presente, la mente se ordena, el cuerpo se alinea y el rendimiento se potencia. La hipnosis es una de las técnicas más eficaces para calmar ese rum rum constante. Mediante sesiones personalizadas, se trabaja en desactivar pensamientos rumiantes, reforzar creencias positivas y preparar al cerebro para mantenerse enfocado bajo presión. Esas sesiones permiten, también, enfocarse en el pasado, el espacio donde se encuentran algunas de las razones del rumiar actual. A veces son los padres que proyectaron sus frustraciones en los hijos, o la sensación de inutilidad frente a un fracaso. Se trata de diferentes huellas que, por alguna razón, quedaron marcadas y se busca entender y borrar o aliviar. Justamente el trabajo es lograr, a través de diferentes técnicas, interrumpir ese patrón y desactivarlo. El hambre y la pasión Una de las principales variables que determinan quién gana y quién no es la confianza. Todos llegamos a este mundo precargados de confianza; sin embargo, existen sucesos que nos fueron marcando (desde el “pobrecito, no engancha la teta”, “es flaquito”, “tímido”, “le cuesta esto o aquello”), todo lo que otros adultos proyectaron en el niño que se lo terminó creyendo. El objetivo, por tanto, es iluminar y, luego, poder rever el momento y lugar donde se formaron esas creencias limitantes. Es, de alguna manera, como volver y darle ese confort o confianza que al niño le faltó, por mencionar solo uno de los casos posibles. Lógico que no todos podremos tener la confianza de Nadal o Ronaldo, dos ejemplos extremos de confianza y mente ganadora, pero sí muchos deportistas de élite que le dedican horas y horas a llegar a la plenitud técnica y física y que ven que el éxito está siempre un paso más allá, encontrarán que al poner en orden la mente, acallar el rumiar constante y saber a qué le están escapando, podrán alcanzar aquello por lo que vienen luchando día a día.
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