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Parana » AIM Digital
Fecha: 02/06/2025 01:43
El invierno no debería ser sinónimo de enfermedad, sino una oportunidad para fortalecer el cuerpo y cultivar hábitos que nos acompañen todo el año. "Frente al cambio de estación, es clave prepararse de forma consciente para minimizar los riesgos y potenciar la salud integral. La intención: mantener una mente positiva para sostener un cuerpo fuerte", afirmó a AIM la licenciada en Nutrición Valentina Franchi. En diálogo con esta Agencia, la nutricionista señaló que "la transición entre estaciones implica una serie de adaptaciones físicas, metabólicas y emocionales. A medida que disminuyen las horas de luz, baja la temperatura y se intensifican las exigencias diarias, el cuerpo responde con mayor gasto energético, fatiga, alteraciones del estado de ánimo y una disminución en la capacidad inmunológica. Prepararse con antelación ayuda a minimizar estos efectos". Cómo fortalecer las defensas desde la alimentación "El invierno no es una excusa para enfermarse, es una oportunidad para fortalecerse", dijo Franchi, y se preguntó: "¿Por qué anticiparse al cambio estacional es tan importante?" Regulación biológica y salud física También detalló que "las estaciones modifican factores clave como la temperatura, la humedad y la exposición solar, lo cual repercute directamente en funciones como la inmunidad, el metabolismo y el sueño. Adaptar gradualmente los hábitos de alimentación, descanso y movimiento favorece una transición más armónica y previene desequilibrios". Prevención de desequilibrios emocionales Además aseguró que "cada estación tiene su energía particular: el invierno invita a la introspección, la primavera impulsa la expansión. Reconocer cómo estos ciclos afectan emocionalmente permite estar preparados, con herramientas concretas para transitar los cambios sin desbordes". Optimización de rutinas La profesional, que forma parte del área de Nutrición en Icarus Centro de Salud & Longevidad destacó que "ajustar horarios, espacios y actividades con previsión ayuda a sostener la constancia sin caer en la exigencia. La organización inteligente reduce el estrés y mejora la calidad de vida". 4. Refuerzo del sistema inmune Y detalló que "las transiciones estacionales generan vulnerabilidad inmunológica. Prepararse con antelación ayuda a prevenir infecciones, recaídas y procesos inflamatorios". Reconexión con los ciclos naturales También destacó que "vivir en sintonía con la naturaleza regula el sistema nervioso, favorece el descanso y potencia la sensación de coherencia interna. Impacto del invierno en la salud metabólica" - Disminuye la síntesis de vitamina D por menor exposición solar. - Aumenta el sedentarismo y la alimentación emocional. - Se eleva el riesgo de infecciones y se desregula la glucemia. Claves nutricionales para fortalecer el organismo - Priorizar alimentos antiinflamatorios: zanahoria, batata, hojas verdes, jengibre, cúrcuma y hierbas frescas. - Elegir verduras de estación: zapallo, espinaca, repollo, brócoli. - Incluir probióticos naturales: yogur, kéfir, fermentos caseros. - Planificar y cocinar en casa, con opciones saludables a mano. - Evitar ultraprocesados, azúcares y harinas refinadas. - Sostener una buena hidratación, incluso en días fríos. Mitos y realidades sobre el hambre estacional Franchi agregó que "las comidas calientes reconfortan sin necesidad de aumentar las calorías. Sopas, guisos, infusiones, y frutas cocidas son alternativas saludables. Mantener un fraccionamiento adecuado también es clave". Nutrientes esenciales para el invierno Y destacó que "los alimentos "de temporada" son aquellos que están en su mejor momento en cuanto a calidad nutricional y precio. Y son, por lo tanto, los más sabrosos, los más nutritivos y los más económicos. Las frutas y verduras de estación son alimentos que aportan de manera natural lo que otros traen de forma artificial. Aportan beneficios difíciles de conseguir en suplementos y productos". Alimentos picantes: ajo, jengibre, cebolla, rabanitos y la mostaza son alimentos beneficiosos para aliviar problemas respiratorios y para mantener el calor corporal. Aliáceos: cebolla, ajo y puerro; tienen propiedades mucoliticas y antisépticas. El aliento característico que brindan tiene un efecto antipasmodico y antibiótico que previene afecciones de las vías respiratorias. Vitamina C y antioxidantes: frutas y verduras de estación como Las coles (brócoli, repollo y coliflor); los vegetales verdes como la acelga, cítricos, kiwi, son esenciales para fortalecer el sistema inmune y combatir el estrés oxidativo. Vitamina D: necesaria para la absorción del calcio en nuestro organismo por la disminución de la luz solar. Su producción cutánea baja en invierno. Se deben sumar huevos, pescados, lácteos, alimentos fortificados y/o suplementación controlada. Vitamina A: imprescindible para mantener el buen estado de la piel y mucosas como la de los bronquios; reduciendo el riesgo a infecciones respiratorias Zinc: Indispensable para la inmunidad. Presente en carnes, huevos, semillas de calabaza y legumbres. Microbiota equilibrada: incorporar fermentados como kéfir, chucrut o kombucha, y fibras prebióticas como ajo, cebolla, puerro, avena y banana. Comidas calientes y digestivas: Optar por sopas, guisos livianos, cocciones lentas e infusiones. Aportan calor, reconfortan y optimizan la digestión. Menos azúcar, menos ultraprocesados: Reducir su consumo para evitar inflamación crónica y debilidad inmunológica. Hábitos saludables complementarios - Movimiento regular: caminatas, baile o ejercicios suaves. - Exposición a la luz natural y contacto con la naturaleza. - Gestión emocional: reconocer el hambre real vs emocional. - Buen descanso y rutina de sueño estable. Guía de acción semanal - Incorporar vegetales en al menos dos comidas diarias. - Beber entre seis y ocho vasos de agua o infusiones por día. - Planificar comidas saludables por adelantado. - Realizar al menos tres sesiones de movimiento corporal semanal. - Registrar emociones o nivel de estrés antes de comer. De la Redacción de AIM
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