Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Sobre golpes y marchas

    Concordia » Diario Junio

    Fecha: 01/06/2025 23:51

    El escritor Rocco Carbone, en su libro Lanzallamas: Milei y el fascismo psicotizante, dice que el doble vínculo —mecanismo que algunos movimientos de salud mental, como la antipsiquiatría y la teoría de la comunicación, adjudican como causa de las psicosis— es utilizado por el Gobierno para generar distorsiones perceptivas enloquecedoras. Por ejemplo, cuando Milei hablaba contra el adoctrinamiento en las escuelas, en un discurso lleno de “doctrina” en la institución educativa que lo vio dar sus primeros pasos, constituye un mensaje paradojal que afirma lo que niega y no permite cuestionamientos de las contradicciones. Del mismo modo, cuando denunciaba a Alberto Fernández por violencia de género a la par que negaba el femicidio y destruía todas las políticas de contención y apoyo a las víctimas. Creo que, además de esos mecanismos de producción de dislocamiento del sentido, estos golpes masivos, crueles y simultáneos a los trabajadores, a los jubilados, al arte y la cultura, a la educación y la salud, a los derechos humanos y discapacidades, etc., todos a la vez, apuntan al agotamiento psíquico, el estrés, la confusión y el abatimiento por la dificultad de procesar el exceso de información traumatizante, con el objetivo de paralizar cualquier reacción defensiva y de resistencia a esta barbarie planificada. El Hospital Garrahan, siempre orgullo de la salud pública, es atacado con saña y difamado. Los jubilados siguen padeciendo la represión estatal los miércoles, donde se verifica que el Estado policial sí se fortifica para apalear; allí “sí hay plata”, a costa del Estado social que repudian, como lo hizo el perverso funcionario del área de discapacidad que declaró que el Estado no tiene “la culpa si alguien tiene un hijo con discapacidad, del cual cada familia tiene que hacerse cargo”, para justificar el ajuste y los recortes en el área, en menoscabo de los derechos de las personas con discapacidad. Cosa que ya había dicho Milei en campaña, cuando le preguntaron sobre temas de salud mental tan sensibles como las políticas de prevención de las adicciones y el suicidio, y dijo que “quienes quieren drogarse o suicidarse que lo hagan, son libres, pero no a costa del Estado”. Al fin, ya había usado términos ligados a la discapacidad de un modo aberrante para “descalificar” opositores políticos, lamentablemente sin concitar en ese momento el repudio generalizado de la sociedad que cabría esperar, sobre todo —y el nazismo, con su Operación T4, es un ejemplo extremo— cuando se verifica el aserto freudiano de que, cuando “se comienza por ceder en las palabras, se termina cediendo en las cosas”. El proyecto de eliminación del Instituto Nacional del Teatro y de la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares), y el ataque violentísimo a figuras de la cultura ante cualquier crítica; la abolición por decreto del derecho a huelga; las políticas de desmantelamiento de derechos humanos, etc., etc., etc., etc.; y en el plano provincial la apropiación del IOSPER; y en el plano local la destrucción del trabajo de los recicladores de la zona sur y de la Escuela 55, como paradigma de la desidia y el desinterés concreto por el trabajo y la educación, entre muchos otros, encontraron —al igual que en los trabajadores de salud y discapacidad— reacciones y resistencias a través de marchas y manifestaciones de protesta, de carácter sectorial y dispersa en varios casos, pero que se orientan a la unidad necesaria para fortalecer las posibilidades de limitar la destrucción y el saqueo de la Patria. Así como el individualismo, la crueldad y el odio han sembrado las condiciones monstruosas que sufrimos actualmente, solo la solidaridad, la ternura y el amor podrán derrotarlas. Una verdadera sensibilidad que nos despoje del egoísmo, una solidaridad que lo excluya —es decir, que nos comprometa con todas las formas de sufrimiento a las que son sometidos sobre todo quienes tienen menos posibilidades de defenderse— es el núcleo de la solidaridad (blanco central que atacó la dictadura) que hay que defender para superar las condiciones de injusticia y desigualdad que desbordan de angustia social. No importa que alguna vez vaya a jubilarme, o pueda tener un ser querido gravemente enfermo o discapacitado: esa es una solidaridad que encubre un extremo egoísmo. Mi solidaridad con ellos debe emerger de una “ética del semejante” (Silvia Bleichmar), basada en la identificación con el otro que sufre, como un semejante, como un ser humano, como aquel prójimo que Jesús invitó a “amar como a uno mismo”, aunque a mí no me pase. Ese es el desafío.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por